Vivimos un tiempo en el que confundimos con demasiada facilidad los buenos discursos de las buenas intenciones. No discernimos la gente divertida de los simples graciosillos. Prestamos más atención a la palabrería que a la palabra en sí misma. Nuestras aportaciones no sólo tienen que ser certeras sino parecerlo. Se premia lo superficial: importa la musicalidad del poema, no su poder evocador. En la era de las redes sociales, lo que aparentamos ser es mucho más decisivo que lo que realmente somos, y uno se define tanto por lo que publica y comercializa en público como por lo que esconde o reduce a un círculo privado. En unos momentos de tal confusión parece que nos hemos quedado sin ídolos, héroes a los que admirar o asideros a los que agarrarse con fuerza. Hollywood está demasiado preocupado por generar películas y caras bonitas. Intentar convertirse en clásico moderno es demasiado impopular y pedante para una industria que valora lo efímero y lo económico. Aunque muchos acusen a George Clooney por su pasado televisivo, aunque resultaría fácil echarle en cara sus contribuciones benéficas y ecológicas mientras es el gancho publicitario de una marca como Nespresso, y aunque muchos no perdonen sus devaneos con el cine comercial, hay que reconocer que George Clooney es uno de los pocos artistas que conoce a la perfección su profesión. Dudar de su valía como actor o autor por su innegable porte y cara bonita sería una indecendia muy acorde con los valores actuales, pero también un juicio de lo más injusto. Clooney es uno de los pocos que sabe ir más allá, y tras Los idus de marzo no hay duda que es el creador más completo que desfila por las alfombras rojas. Clooney domina la acción, el tempo narrativo, el género; y para ello no reniega de la reflexión, del cine elaborado y meditado a pesar de su inicial comercialidad. Sólo Clooney puede ser figura insigne de nuestra sociedad de consumo y a la vez establecer duras críticas contra ese estatus y modus vivendi en sus películas. Para unos será contradictorio. Para mí es loable y sumamente lúcido. Los idus de marzo habla de todo ello.
Quizás el thriller más meticuloso y serio desde El escritor de Polanski, Los idus de marzo es un film de rabiosa actualidad que pone al descubierto el circo mediático de las elecciones norteamericanas, sus cabezas más visibles y los participantes que manejan los hilos desde las bambalinas. Habla del poder de seducción y de manipulación, de las relaciones entre prensa y política, desvela la persona (marido infiel) que se esconde detrás del personaje (un demócrata intachable). Todo ello surge a partir de la evolución del personaje de Ryan Gosling, un joven idealista que conocerá la otra cara de la moneda y cuyo desencanto acabará transformándolo como persona. El in crescendo de la trama no podria estar más medido. Sus actores no pueden estar más sobrios y certeros. El guión siempre atina en el blanco y da con la frase perfecta en cada momento. Y el mensaje terrorífico de Los idus de marzo crece hasta estallar ante nuestras narices. Puede que el film no sea un clásico inmediato, pero las manos que la han moldeado sí lo son. George Clooney como actor, guionista y director ha dado con su nuevo trabajo un golpe de autoridad y una bofetada a los que creen que la intelectualidad no puede combinarse con cierta frivolidad. Si Los idus de marzo estuviese firmada por un director de la Europa Occidental nadie discutiría su maestría. No se dejen engañar: Clooney es un clásico vivo, y su Los idus de marzo es lo más inteligente del último cine estadounidense. Júzguenla sin prejuicios. Por muchos motivos, y no sólo los estrictamente cinematográficos, este político oscuro que encarna Clooney merece nuestro voto electoral y de confianza. Los Oscar, que en su momento olvidaron un film de la solidez de Leones y corderos, no deberían dejar a Los idus de marzo fuera de la lista de nominadas.
Nota: 8
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Tiene una pinta esplendida y estoy totalmente de acuerdo en la reflexion sobre Clooney. Es un clasico moderno como director, con una enorme capacidad critica que ademas domina amplia gama de registros como actor. El numero de momentos notables es ya tan grande que no deberia caber ninguna duda. Saludos.
ResponderEliminarAnoche la volví a ver, realmente me dejó impresionado. Una película enorme. Creo que lo más destacable de THE IDES OF MARCH, sobre el resto de las cuestiones que son en general muy buenas, es el humor. Nunca forzado, siempre se cava su lugar en las situaciones más insólitas.
ResponderEliminarClooney se está convirtiendo en uno de los artistas más completos, ciertamente, de los Estados Unidos. Aunque me gustaría verlo filmar algo menos clásico, sólo para ver cómo se desenvuelve.
Gran reflexión la tuya, y me da mucho, muchísimo placer ver que menciones a LEONES POR CORDEROS. A mí me pareció un peliculón, y cuando vi que desapareció de las listas de nominados y premiados, me quise morir. Redford hizo lo suyo allá, y Clooney lo hace nuevamente acá, tras su bombazo en BUENAS NOCHES, BUENA SUERTE, que es una obra maestra de primerísima categoría.
Saludos.