Satoshi Kon alertaba en su genial serie de trece episodios Paranoia Agent de la animalización de los estudiantes japoneses. A la mente también nos viene Battle Royale, el gran funny game de jóvenes listos para matar. Confessions suma y sigue en esa constante de cine de terror social, con unas imágenes estilizadas, con una narrativa tan fragmentada como los cómics manga. En Confessions, más que lo que se cuenta, importa quién lo cuenta: la mirada, los personajes que, en conjunto o aislados del resto, narran su particular vivencia y aportan información a una amalgama de odio, venganza y redención. Aún así, a Confessions le puede un gran defecto: nunca supera el monólogo inicial de la profesora, y a partir de aquí la cinta se limita a complicar, alargar y en esencia aguar la potente premisa inicial. Intrincada, alambicada, de corazón sádico y alma inquieta, Confessions interesa más por sus atributos visuales que por las reflexiones que pueda subyacer, algo que Kon nunca hubiera hecho. Al final la hipérbole es exagerada, irreal; y la película acaba hinchada, envenenada de su propio sadismo. Nuevamente, sorprende que una propuesta claramente pequeña, más apropiada para festivales especializados, haya llegado a quedarse a un paso de la nominación al Oscar. Confessions divertirá a los espectadores que prefieran el espectáculo a la ética (muchas veces formo parte de ese grupo: sólo desde esta perspectiva puede disfrutarse de las imágenes de, por ejemplo, Quentin Tarantino), a cambio de que sepan perdonar los vaivenes, la teatralidad de unas confesiones surrealistas (si no, basta recordar el excelente plano en ralentí de la piscina para reconciliarse con toda la película). Aunque hay momentos que caen por su propio peso (cinematográfico): el excelente speech (cuidado que se avecina un spoiler de los gordos) en el que la profesora confiesa haber infectado el desayuno de dos estudiantes con sangre portadora del virus del Sida. Vaya, que es una bestialidad... ¿Nadie deseó matar a un compañero de clase o pegar una bofetada a un profesor? Pues eso.
Nota: 6'5
El trailer es una maravilla, y la verdad muero por ver ésta película, ya la he leído por varias lados y a algunos no les ha gustado pero lo indiscutible es que es trasgresora y original de esas que producen polarizaciones, algo que me quita el sueño y espero conseguir a toda costa, no quiero dejarla pasar, espero y tenga suerte. Gracias por la reseña, una motivación más de que tengo que toparme con ella. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Bueno, no me siento tan sola después de tanta maravilla con la que la han adulado. A mí personalmente no me gustó, creo que quedó más que claro cuando la reseñé jejeje. Muy buen artículo!
ResponderEliminarla vi ayer y me aburrió soberanamente.
ResponderEliminarHay una parte que queda a medias: ¿qué sucede con ese profesor suplente que es acusado falsamente de provocar la locura que induce a matar a su madre a uno de los asesinos?
y otras que son realemente frikis: cuesta creer que exista tanto asesino junto en una misma clase; que una clase guarde silencio sobre el asesinato y la supuesta transmisión del VIH a través de la leche. Cuesta creer que un alumno cuelgue en su blog su intención de hacer una masacre y nadie llame a la policía. Cuesta creer que un cúmulo de casualidades permita a la profesora conseguir su venganza, idéntica en los dos homicidas.
Saludos. Mariagirl