HÉROES (HEROIS), de Pau Freixas
Hay un género cinematográfico, que en el fondo es un subgénero de otras tantas etiquetas, bastante olvidado. Cuesta realizar un cine blanco cuando parece que una 'trama' necesita un aliciente que, equivocadamente, llamamos 'conflicto'. Más difícil es lograr un cine infantil que no caiga en lo tontorrón y que apele al niño que todos llevamos dentro. Antes existían esas cintas de corte familiar y fantástico, películas domingueras que sólo aspiraban a entretener al personal (loable objetivo). Ahora en cambio la industria ya no da cabida a estas propuestas, quizás porque los pequeños de ahora crecen mucho más rápido y pierden más pronto esa ingenuidad vital que también tiene su correlato en sus gustos cinéfilos. Herois es, por lo tanto, una película necesaria, una propuesta curiosísima dentro del cada vez más heterogéneo cine español del 2010. Y dual, como su trama, dividida en dos tiempos narrativos bien definidos: su episodio veraniego reivindica la simbología ochentera y la ingenuidad de una sociedad que se situaba entre la postguerra y la definitiva cristalización de las rutinas de consumo (aparecen los carteles de películas como Los Goonies o La historia interminable, música acorde y un pantano que, al inundar el campo donde juegan los niños protagonistas, se convierte en su esplendoroso final en una metáfora de lo perdido y lo recordado, el elemento de transición y también el de unión); y en su segunda trama, el film cuenta desde el presente la deshumanización de una sociedad dedicada a 'producir' y 'trabajar', aunque sin renunciar a un tono fabulesco coherente con la ligereza, pero también con la inteligencia, de todo el conjunto. Desde las dos miradas, siempre complementarias, Herois se disfruta como una curiosidad, un tipo de cine patrio que en la década sólo se ha atrevido a hacer el mismísimo Antonio Mercero (con resultados desiguales, eso sí: se nota que tanto ésta como Planta 4ª han sido escritas por Albert Espinosa, rey de lo empalagoso). Aunque hay un problema de base: la melancolía siempre suele terminar en anacronismo, y vale recordar que nuestros niños actores no siempre dan la talla. En definitiva, Herois resulta más atractiva desde la distancia (en otro término muy relacionado con la película: desde el recuerdo) que durante la proyección, porque no siempre funcionan los diálogos entre los niños y porque la propuesta, casi sin querer, cae en ciertas ñoñerías. Herois es al final una oda a esos pequeños grandes héroes, una película desarrollada fuera del concierto cinematográfico contemporáneo que se merece toda nuestra estima. Sorprende que una película que se intuye muy personal venga rubricada por Pau Freixas, el que fuera director de la muy insustancial Cámara Oscura. Ello demuestra que no hay nada como volver a nuestra infancia para volverse tierno y cambiar de estilo. Una cinta agradable que no tardará en tener defensores acérrimos. Nota: 6'5
Hay un género cinematográfico, que en el fondo es un subgénero de otras tantas etiquetas, bastante olvidado. Cuesta realizar un cine blanco cuando parece que una 'trama' necesita un aliciente que, equivocadamente, llamamos 'conflicto'. Más difícil es lograr un cine infantil que no caiga en lo tontorrón y que apele al niño que todos llevamos dentro. Antes existían esas cintas de corte familiar y fantástico, películas domingueras que sólo aspiraban a entretener al personal (loable objetivo). Ahora en cambio la industria ya no da cabida a estas propuestas, quizás porque los pequeños de ahora crecen mucho más rápido y pierden más pronto esa ingenuidad vital que también tiene su correlato en sus gustos cinéfilos. Herois es, por lo tanto, una película necesaria, una propuesta curiosísima dentro del cada vez más heterogéneo cine español del 2010. Y dual, como su trama, dividida en dos tiempos narrativos bien definidos: su episodio veraniego reivindica la simbología ochentera y la ingenuidad de una sociedad que se situaba entre la postguerra y la definitiva cristalización de las rutinas de consumo (aparecen los carteles de películas como Los Goonies o La historia interminable, música acorde y un pantano que, al inundar el campo donde juegan los niños protagonistas, se convierte en su esplendoroso final en una metáfora de lo perdido y lo recordado, el elemento de transición y también el de unión); y en su segunda trama, el film cuenta desde el presente la deshumanización de una sociedad dedicada a 'producir' y 'trabajar', aunque sin renunciar a un tono fabulesco coherente con la ligereza, pero también con la inteligencia, de todo el conjunto. Desde las dos miradas, siempre complementarias, Herois se disfruta como una curiosidad, un tipo de cine patrio que en la década sólo se ha atrevido a hacer el mismísimo Antonio Mercero (con resultados desiguales, eso sí: se nota que tanto ésta como Planta 4ª han sido escritas por Albert Espinosa, rey de lo empalagoso). Aunque hay un problema de base: la melancolía siempre suele terminar en anacronismo, y vale recordar que nuestros niños actores no siempre dan la talla. En definitiva, Herois resulta más atractiva desde la distancia (en otro término muy relacionado con la película: desde el recuerdo) que durante la proyección, porque no siempre funcionan los diálogos entre los niños y porque la propuesta, casi sin querer, cae en ciertas ñoñerías. Herois es al final una oda a esos pequeños grandes héroes, una película desarrollada fuera del concierto cinematográfico contemporáneo que se merece toda nuestra estima. Sorprende que una película que se intuye muy personal venga rubricada por Pau Freixas, el que fuera director de la muy insustancial Cámara Oscura. Ello demuestra que no hay nada como volver a nuestra infancia para volverse tierno y cambiar de estilo. Una cinta agradable que no tardará en tener defensores acérrimos. Nota: 6'5
INGRID, de Eduard Cortés
Después de que La Uno y La 2 emitieran La vida de nadie y Otros días vendrán, creí oportuno rescatar la nueva obra del catalán Eduard Cortés: Ingrid. Una cinta que los cronistas de Sitges 2009 vapulearon casi al unísono. No es, como se dijo hace un año, una película heterodoxa. Tampoco lo ha sido su casting: la actriz protagonista, una Elena Serrano en busca del Goya a artista revelación, fue la elegida del director tras verla en myspace. Ingrid es la Caótica Ana del 2010. O lo más parecido a un David Lynch local. La primera mitad es la historia de una artista joven que enamora a su vecino, un cuarentón recién separado que seguirá los pasos de Ingrid. La segunda mitad, más onírica, rompe con cualquier lógica y la complejidad del personaje se traduce en unas imágenes oscurísimas que, todo hay que decirlo, no tienen demasiado sentido. Si fuera un cuadro, diríamos que Ingrid es 'abstracta'. Si fuera una comida, sería una receta moderna de diseño que no llena ni medio plato (ni sacia el apetito). Pero es una película, de ese tipo de películas que van de raras y que simplemente se quedan en excéntricas. Pero quien escribe, como el personaje que interpreta Eduard Farelo, se sintió atraido en todo momento por el misterio (vacuo, pero misterio al fin y al cabo) que envuelve el conjunto. Incluso cuando a la película, coloquialmente, 'se le va la pinza', me quedo medio hipnotizado con unas imágenes cuidadas, la mayoría redondeadas con una selección musical de nivel (incluso Russian Red realiza un cameo). El caos de Ingrid es también el de Eduard Cortés, que tras el telefilm El payaso y el Führer parece empeñado en situar su nombre fuera de los márgenes de la convención. De todo queda en la memoria momentos de hipnosis, arte callejero, alcohol y oscuridad. Y las ganas de preguntarle al director qué quiso decirnos con tal despropósito. Nota: 6
Me apetece mucho Héroes, han hablado tan bien ella que me han entrado muchas ganas. Una vuelta a la infancia nunca viene mal. Desearte feliz fiestas y unos buenos días con los tuyos. Un abrazo.
ResponderEliminarEmilio Luna
El Antepenúltimo Mohicano.
Héroes es muy bonita, la he visto en catalán, porque la daban en la tele y esta preciosa, la recomiendo y no le pondría un seis y pico, para mi gusto un 8, además no la considero empalagosa, y los dialogos esan muy bien, aparte, los niños lo hacen muy bien,quienes más me han gustado han sido Mireia Vilapuig y Ferran Rull, pero todos estan geniales =)
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