lunes, 5 de julio de 2010

HÁBLAME DE LA LLUVIA (PARLEZ-MOI DE LA PLUIE) 7 / 10

Agnès Jaoui sigue fiel a un cine comprometido y de diálogos agudos, el mismo que la hizo célebre como actriz, guionista y realizadora de esa joya llamado Para todos los gustos. En Háblame de la lluvia vuelve a contar con Jean-Pierre Bacri, su partenaire en esta aventura rural y guionista del conjunto. Jaoui se impone de forma definitiva como una autora con un estilo y discurso propio, un sello basado en la elaboración preciosista de cada guión. Jaoui mima la palabra con tal de que sus historias no sean ni comedias ni dramas, y que, para colmo, conecten con una gramática de ficción comprometida, capaz de tocar temas de eterna actualidad como las divergencias entre el campo y la ciudad, las injusticias sociales o el (mal)trato de la mujer en pleno siglo XXI. Los carcas dirán que es cine engañoso, de izquierdas, sensacionalista y facilón; lejos de esto, Háblame de la lluvia (eso sí, la peor entrega si pensamos en los tres largometrajes de la realizadora) es una interesantísima exploración de la familia, la amistad y las relaciones de poder y paridad que se establecen entre los seres humanos. Así pues, los personajes de Háblame de la lluvia se juntan durante 10 días clave para satirizar y poner sobre la mesa los claroscuros de una mujer que, un año después de perder a su madre, decide entrar en política con un discurso feminista bastante provocativo. Y mientras Bacri y Debbouze la entrevistan para un documental sobre mujeres importantes, la sonrisa se mezcla con la mueca: Háblame de la lluvia es, a ratos, tan bella como ver llover, nostálgica y cristalina, pausada y alegre. Aunque al final de esta excursión, el espectador sabe que la película no deja huella, algo que sí sucedía con Para todos los gustos y Como una imagen.



Quizás uno de los fallos de Háblame de la lluvia es querer abarcar mucho e incidir en poco. Vemos a Tati y a Truffaut, la nostalgia del Assayas de Las horas del verano y los diálogos punzantes de Chabrol en una no siempre armónica combinación. A Háblame de la lluvia le sobra ímpetu y le falta corazón, seguramente porque trata y analiza a sus seres como piezas de un discurso mayor, no como verdaderas personas. No es un cine prepotente, pero así lo considerarán muchos. Fallos a parte, es una hora y media de cine placentero, suficientemente interesante para garantizar un buen debate, coloquio o conversación sobre temas muy diversos. Sólo fíjense en un detalle: una película como Háblame de la lluvia sería imposible en España sin levantar cierto polvo. Háblame de la lluvia, en definitiva, no es ni tan ingenua ni tan inocua: es una ficción interesante que salva sus escollos con sobrado arte. Que quieren que les diga: este blog es admirador de Jaoui y una película como esta no puede ni debe pasar desapercibida (como, lamentablemente, ocurrió en su paso por las salas españolas). Que nos hable de la lluvia y de lo que quiera porque Jaoui siempre es sinónimo de calidad. Cine recatado y afilado, el mismo que ahora parece en peligro de extinción.

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