A favor: Fatih Akin realiza un giro inesperado a su carrera cinematográfica con Soul Kitchen, una cinta de tono agridulce que convida a la sonrisa y abre nuevos frentes en la filmografía del director, en esta ocasión más cercanas a la sonrisa cotidiana y a la comedia de enredos. Soul Kitchen contiene el exotismo, la mezcla de culturas y sabores característica del director turco-germano. Si Contra la pared era una historia de amour fou en un contexto de desenfreno, machismo y racismo, Soul Kitchen evita toda gravedad y nos regala el devenir de unos personajes caricaturescos que se lían y cuecen a modo de sopa jugosa. Y si Al otro lado ofrecía una nueva vuelta de tuerca a las tramas cruzadas cinemotagráficas, Soul Kitchen desentona al ser lineal, más fácil y liviana, la enésima demostración de que todos sufrimos y amamos las mismas cosas y siguiendo los mismos patrones en cualquier parte del planeta (Soul Kitchen también es una historia de fronteras pero de espíritu más joven: aquí el nexo de unión es la web cam de unos enamorados peculiares). Akin muta de piel: el gag visual (el protagonista y su dolor de espalda) y el chiste elegante (el cocinero borrachín regala alguno de los mejores momentos del potaje) se suman al estilo Akin, una fórmula singular, vitamínica y bastante reconfortante que refleja a modo de sátira la Europa en crisis que han heredado la juventud que ahora oscila entre los veinticinco y los cuarenta años (la generación que conoce Akin). El nombre del bar no podía ser más acertado: cocina y cine para el alma.
En contra: Aún así, Soul Kitchen adolece de un guión un tanto inestable. Los actores defienden a la perfección sus personajes, pero éstos siempre son esquemas y clichés que ya hemos comido en otras películas (el plato también adolece de refritos). Soul Kitchen no conserva la magia de sus antecesoras, funciona a medio gas, su conclusión es bastante previsible y difícilmente tendrá la incidencia de aquellas películas de las que hereda su esencia y gusto (algo que no justifica el premio que la propuesta optuvo en el pasado Festival de Venecia). Akin quiere alegrarnos durante hora y media sin cocer nada memorable. En definitiva, Soul Kitchen sólo funciona de entremés ligero, la obra menor que augura otras con más enjundia, el traspié inevitable (necesario) que todo autor precisa para cambiar (en el mejor caso mejorar, aumentar en texturas e ingredientes el menú que en su día sorprendió a crítica y público).
Aun no la veo, pero he leído posturas similares. No obstante creo que como bien dices es quizá la obra menor que necesita para el salto tan radical que significa el drama y la comedia, nada fácil seguramente. Vamos a ver... Akin es un director que me gusta asique seguro la veré.
ResponderEliminarSaludos.
Aun no la veo, pero le tengo unas ganas increiblessssss. Lo siento Xavier no he leído tu critica, vi la calificación y me dio un bajón increíble, El director me fascina y si debo desilusionarme sera con las imágenes y no con tus palabras. Feliz semana amigo.
ResponderEliminarDe él únicamente vi al otro lado y no me deslumbró. Esta creo que me va a gustar más.
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