Después del parón que dió la serie a principios de año, me di cuenta que no tenía ninguna necesidad de saber cómo terminaba Flashforward, esa serie que había sido gestada y posteriormente vendida como la sucesora (ahora sabemos que fallida) de Perdidos. Dejé en el limbo seriéfilo a toda esa tropa de gente desmemoriada que un buen día se desmayó y pudo atisbar algunos segundos de un futuro cercano. ¿Y por qué dejarlos en la estacada, en el olvido, en la incomprensión? Porque ni la acción ni sus personajes resultaron ser tan brillantes y prometedores como se intuía en ese excelente (calibrado al detalle, escrito y reescrito) capítulo piloto (la silueta negra en el estadio de futbol conectaba con Expediente X, el principio de un enigma absorbente). Cuatro hizo un esfuerzo por emitirla en horario competente y con pocos días de diferencia respecto al continente americano. Unos demasiado y otros demasiado poco: la trama de Flashforward sólo tiene tirón para una única temporada (parece que el factor tiempo no admite tantas licencias como ocurre con los vecinos isleños) y las comparaciones con series de prestigio la noquearon mucho antes de su estreno. A Flashforward le pierde el 'copiar y pegar': es el paradigma del estudiante aplicado que, aún sacando buena nota, siempre gira la cabeza para ver qué han puesto sus compañeros seriéfilos en el examen. Si Perdidos no se parecía a nada, ¿por qué los guionistas estadounidenses no entienden que deben escribir cosas diferentes, incluso opuestas, para alcanzar otro éxito de nivel? Flasforward es su primera víctima (bueno, dejémoslo en la segunda tras Heroes; ¡uy!, es la tercera después de Jericho).
SI NO PIENSO EN PERDIDOS...:
Pero dejemos de lado la serie de J. J. Abrams y compañía. Intentemos (di)simular que Joseph Fiennes no quiere imitar a Matthew Fox y que Sonya Walger no es un espejismo de Evangeline Lily. Los primeros capítulos son un refrito de Anatomía de Grey (ese médico que iba a suicidarse), CSI (esa chica que despertaba sabiendo que alguien la ahogaría meses después), Prison Break (un presidiario nazi que asegura tener información sobre el vahído colectivo), El ala oeste de la Casablanca (aparición del mismísimo presidente)... Incluso hay una investigadora que sueña con la imagen de su primer bebé, pero hemos prometido no desenterrar el extraño caso de las embarazadas en la isla del Pacífico. ¡Qué difícil! ¿Cómo evitar la comparación si en el show aparecen Penny y Charlie en una especie de referencia directa, de guiño al desnudo? Incluso parece que Flashforward abraza una idea de interculturalidad, multiconexión y megaapocalipsis ya vista en los náufragos lostianos. En definitiva: no puedo no pensar en Perdidos (donde hubo un oso polar ahora hay un canguro). Cambio de tercio.
SI PIENSO EN OTRAS COSAS:
Más allá de toda coincidencia entre las series tratadas, existe un mismo tiempo histórico y televisivo, unas inquietudes parejas por contar problemáticas similares. En un mundo globalizado y grandioso, el ser humano empequeñece y reconforta pensar que los problemas de un policía en Nueva York son perfectamente equiparables a los de una camarera de Hong Kong. La duda planea sobre nosotros: vivimos obviando las grietas, incidentes o decisiones erróneas que podrían dar al traste con todo lo conseguido (véase: una familia, un hogar, una estabilidad laboral). Hay algo peor que ser infiel, que morir: pensar que uno será infiel a alguien que quiere, pensar que su muerte está fijada y que el ciclo natural se ha roto por completo. Flashforward es una colección de personajes tarados inmersos en situaciones más o menos delirantes, pero siempre con la intención de encarnar la soledad planetaria, la apatía e histeria colectiva en un contexto fantastique heredado de la literatura clásica. Tras el 11-S todo parece casual y los humanos (los guionistas) quieren dominar el tiempo: queremos ver lo que pasó para entender lo que está pasando y vislumbrar un porvenir más esperanzador, la máxima del hombre tecnológico que juega a ser Dios (aquí lo es el personaje de Dominic Monaghan, quien se atribuye la autoría de los segundos en hipnosis; también la red de policías que idea una página web para entender lo ocurrido). Flashforward es una serie actual: como tal habla de cuestiones que atañen al aquí y al ahora; y como serie moderna, no comenta nada que no digan más alto y con mayor convicción otras series del nuevo milenio. Un flash, porque fue rápida, limpia e inocua. El intento valdrá la pena si el libreto de Flashforward sirve de borrador para momentos televisivos más sesudos.
Completamente de acuerdo con tu reseña. El piloto me gustó mucho pero mi interés fue disminuyendo a la par que la credibilidad de un Joseph Fiennes totalmente perdido, y que conste que no lo digo con segundas xD
ResponderEliminarLa dejé aparcada con el parón y aunque es cierto que si no la sigo dormiré igualmente tranquilo voy a retormarla para ver al menos cómo acaba, he leído por ahí que al final mejoró.
Saludos!
Para bien o para mal no he visto Perdidos, por lo que no puedo hacer ningún tipo de comparación, pero por sí sola la 1ª parte ha sido muy aburrida y lo único interesante eran los últimos segundos en los que aparecía el cliffhanger que hacía que 1 semana después volviera a verla.
ResponderEliminarComo Blanch veré la 2ª parte para ver cómo acaba, aunque tampoco tendría problemas para conciliar el sueño si no lo hiciera.
Saludos!!!!!!
Pues no la vi!!! asique leí el artículo por arriba. Muchos me la recomendaron asique puede ser que la empiece entonces.
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarComo la mayoria acá la empece a ver y la abandone luego de cinco o seis capitulo, y no creo que la retome, mi interes por ella fue cayendo capitulo a capitulo.
Para mí, un intento desesperado por crear un exito, obviamente no logrado.
Saludos,
fue triste esta serie, capitulos realmente malisimos como aquel donde se pasan sustentando el presupuesto para la investigacion!!!!!!!!!! enfriaron todo mi entusiasmo por la serie
ResponderEliminarDemasiadas pretenciones, al final se pone mejor, pero ya habian fracasado...