PELÍCULAS INTERNACIONALES DE LOS ÓSCAR | EN TIERRA DE NADIE (NO MAN'S LAND), de Danis Tanovic (Bosnia y Herzegovina)

EN TIERRA DE NADIE (NO MAN'S LAND, NICIJA ZEMLJA)

Bosnia y Herzegovina, 2001. Dirección: Danis Tanovic Guion: Danis Tanovic Música: Danis Tanovic Fotografía: Walther Van Den Ende Reparto: Branko Djuric, Rene Bitorajac, Filip Sovagovic, Katrin Cartlidge, Simon Callow, Serge-Henri Valcke, Georges Siatidis Género: Tragicomedia bélica Duración: 90 min. Tráiler: Link 

¿De qué va?: Guerra de Bosnia, 1993. Dos soldados de bandos distintos, un bosnio y un serbio, se encuentran atrapados entre las líneas enemigas, en tierra de nadie. Un sargento de los cascos azules de las Naciones Unidas se dispone a ayudarlos, contraviniendo las órdenes de sus superiores. Los medios de comunicación no tardan en convertir el asunto en un show mediático de carácter internacional. Mientras la tensión bélica crece y la prensa espera pacientemente nuevas noticias, los dos soldados intentarán por todos los medios salir con vida de tal situación. (FILMAFFINITY)

En tierra de nadie pasará a la historia por ser la película que le quitó el Óscar a Amélie. Sin el apoyo popular del filme de Jean-Pierre Jeunet, pero con el contexto sociopolítico a su favor (estábamos en pleno shock posterior al 11-S), la Academia se posicionó del lado de esta crónica bélica con pequeños destellos de comedia, si bien su tono es predominantemente dramático. En una trinchera perdida de una tierra todavía más perdida, entre las lindes bosnias y serbias, tres hombres piden el alto al fuego para que los cascos azules puedan desactivar una bomba. La convivencia de los personajes es un polvorín, tanto como las caras que se van acercando a ese surco de polvo. El escenario, siguiendo los principios del teatro del absurdo, se va llenando de gente, aunque nadie parece querer o poder solucionar el verdadero conflicto que allí se dirime. Tanovic convierte la guerra en estado mental y espacio físico para, a la postre, transformar la historia en cuento ditirámbico sobre la inoperancia de todos: los generales dictan órdenes sin tener muy claro el alcance de sus mandatos, a los soldados les da pereza apretar el gatillo, a la prensa solo le preocupa subir los índices de audiencia y los mediadores internacionales carecen de potestad para poner paz entre tanta discordia. Todo lo dicho, pese a su interés, tendría relevancia fílmica si Tanovic apostara realmente por la risa blanca o el sarcasmo negro, o si su mirada fuese más sutil, dejando que la trama hablase por sí misma sin necesidad de subrayar qué debe pensar o sentir el espectador en todo momento. Lamentablemente, En tierra de nadie cede a la brocha gorda, tal vez porque el material que tenía entre manos era tan explosivo que Tanovic, debido a su inexperiencia (estamos hablando de una ópera prima), prefirió dejar clara su equidistancia para no recibir sanciones y, de rebote, ganar aplausos. La jugada salió muy bien parada (se hizo con el Globo de oro, recibió trofeos en Cannes y San Sebastián, etc.), lo que no quita que En tierra de nadie sea una película interesante a la que el Óscar le sigue viniendo un poco grande.