La gran estafa americana
THE GRIFTERS (LOS TIMADORES)
4 nominaciones a los Óscar. Independent Spirit a la mejor película y actriz
EE. UU., 1990. Dirección: Stephen Frears Guion: Donald E. Westlake, a partir de la novela homónima de Jim Thompson Música: Elmer Bernstein Fotografía: Oliver Stapleton Reparto: Anjelica Huston, Annette Bening, John Cusack, Pat Hingle, Henry Jones, J.T. Walsh, Charles Napier, Stephen Tobolowsky, Gailard Sartain Género: Thriller. Comedia dramática Duración: 115 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 15/03/1991¿De qué va?: Un hombre se debate entre su madre y su amante. Entre los tres se construye un triángulo de seducción, estafas, crimen, apuestas y juego.
Producida por Martin Scorsese y dirigida por Stephen Frears poco después de su célebre Las amistades peligrosas, The Grifters (Los timadores) indaga en la figura del delincuente de poca monta que se gana la vida orquestando hurtos de distinto calado y que, subrepticiamente, ha conseguido formar parte de la ética y la estética del llamado "país de las oportunidades". Tras presentar a sus personajes con una pantalla partida en tres partes, el guión confluye los destinos de sus tres protagonistas, todos arribistas pero con formas de operar muy diferentes, en una trama un tanto teatral, de diálogos arrojadizos y una violencia seca. La excelencia de su elenco eleva una cinta que por momentos se intuye un tanto hermética, aunque se agradece que Frears juegue con la cronología de los hechos y suma al espectador en un laberinto de apariencias que no se resuelve hasta el último fotograma. Lástima que Frears no sepa darle a The Grifters (Los timadores) la intensidad y sobre todo la densidad que merece la historia, justamente aquello que logró, también mediante resortes teatrales, en la citada Las amistades peligrosas. El conjunto tiene empaque e incluso irradia negrura y simpatía en muchos momentos gracias respectivamente a la hierática aportación de Anjelica Huston y al trabajo pizpireta de Annette Bening, pero no consigue levantar emociones o reflexiones de largo recorrido tras su shakespeariana, atropellada y seguramente inevitable resolución. Parte de ello se debe a que Frears prefiere contar un relato de tensiones maternofiliales y dejar fuera de plano aspectos propios del género noir como todo lo concerniente al mafioso Bobo Justus, negándole a la película parte de su encanto. Queda, eso sí, el atractivo de una intriga bien hilada, con derivas cómicas que siguen entreteniendo casi treinta años después de su estreno en nuestro país.
Para espectadores adictos al cine de robos, atracos y trileros.
Lo mejor: La escena de Lilly y Bobo en el hotel.
Lo peor: John Cusack a duras penas cumple entre tanta buena actriz.
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