miércoles, 20 de junio de 2018

CRÍTICA | GRANNY'S DANCING ON THE TABLE, de Hanna Sköld


GRANNY'S DANCING ON THE TABLE
Festival de San Sebastián: Nuevos directores. Festival de Toronto: Sección oficial
Suecia, 2015. Dirección y guión: Hanna Sköld Música: Giorgio Giampà Fotografía: Ita Zbroniec-Zajt Reparto: Blanca Engström, Lennart Jähkel, Karin Bertling Género: Drama. Animación para adultos Duración: 85 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 22/06/2018
¿De qué va?: Eini, una joven de 13 años, ha crecido confinada en una zona rural sin contacto con la sociedad. Por deseo de su padre mentalmente insano, su infancia no ha sido típica y es prisionera de una vida insoportable en total aislamiento. La chica tiene que afrontar su entrada en la adolescencia y todas las alteraciones que la acercan irremediablemente hacia la vida adulta inmersa en una rutina doméstica llena de autoritarismo y represión. Para soportar esa atmósfera en la que le ha tocado sobrevivir, Eini se agarra a la historia de su abuela, a quien apenas conoció pero de la que adopta la rebeldía y la energía vital necesarias para enfrentarse a la realidad (Sinopsis: Cocodrila Films).



El sello Cocodrila Films estrena este viernes Granny's Dancing on the Table, un punzante relato de represión, aislamiento y violencia doméstica en plena Suecia rural. Aunque la película tuvo sus primeras proyecciones en 2015, su lanzamiento en España no podría ser más pertinente: la espera le permite sumarse a la ola de empoderamiento femenino que está experimentando el séptimo arte en los últimos meses, con el movimiento Me Too como punta de lanza mediática. Curiosamente, Suecia lleva largo tiempo aplicando políticas paritarias en el ámbito audiovisual, y la cinta que nos ocupa, así como la carrera de su directora, es un reflejo de todo ello. La voz de Sköld es joven, fresca, contestataria, capaz de construir un discurso muy férreo pese a contar con un presupuesto que se intuye reducido. Todo aporta en este cuento que mezcla animación y acción real, una historia de estética críptica y corazón tierno que nos invita a cuestionarnos las relaciones de poder, la herencia machista y el dolor que, con mínimas variaciones, se va transmitiendo de generación en generación, como si el epicentro de Europa, incluso aquella que se asienta sobre el supuesto bienestar, todavía viviera a la sombra de las grandes guerras y miserias del siglo pasado. El discurso puede sonar familiar, pero Granny's Dancing on the Table se distancia de cualquier película que pueda recordar la comunidad cinéfila con un uso de la stop motion súmamente delicado, de una belleza elegiaca, inteligente al mostrar la mayor de las barbaridades sin caer en el morbo o la violencia explícita. En resumen, hay que agradecer que una joya como Granny's Dancing on the Table, única en su especie y de rabiosa actualidad, trascienda las habituales secciones de los certámenes cinematográficos hasta llegar a nuestras carteleras. Si tenéis ocasión, que no os asuste la premisa: el film de Hanna Sköld es una de las propuestas más destacadas de este verano. Aplaudimos el riesgo de Cocodrila Films: ¡mucha suerte, compañeros!


Para ver la violencia doméstica desde otras perspectivas.
Lo mejor: Su apuesta en stop motion.
Lo peor: Haber tenido que esperar tanto para descubrirla 
(aunque nunca es tarde si la dicha, y la película, es buena).



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