jueves, 11 de enero de 2018

LISTA | LAS MEJORES ACTRICES ESPAÑOLAS DE 2017

En Cinoscar & Rarities hacemos balance del cine español del 2017 con distintas listas. Hoy os ofrecemos un Top 10 personal de mejores interpretaciones femeninas del curso. 


10. BLANCA SUÁREZ, por El bar
Aunque a los cinéfilos nos cueste entender la influencia popular de nombres como Suárez, no especialmente dotados para el cine, hay que reconocer que De la Iglesia siempre sabe sacar lo mejor de ella. En El bar sobrevive, en sentido literal y figurado, representando la esencia de su artífice: primero, pija y despreocupada; luego, asustadiza en apuros; y al final, action woman de instintos criminales. Tantos palos no pueden ser casualidad. Ojalá Suárez deje los spots televisivos, sus labores de chica del cable y otras sandeces mediáticas para brindarnos "su papel de Goya". Va, sin duda, por el buen camino.




9. LAIA MARULL, por Brava
Si Marull fuera británica, habría que escribir su nombre antecedido de un apelativo de prestigio como "sir" o parecidos. Laia Marull es muy grande (y, hasta que Natalia de Molina diga lo contrario, la única ganadora de los 3 goyas posibles en cuanto a interpretación femenina). En Brava está tan fiera como siempre. O mejor: contenida, superada por las circunstancias, poseedora de una amalgama de sentimientos que interioriza con maestría. Lástima que la memoria nos lleve a su trabajo en Te doy mis ojos, claramente conectado con la ficción de Aguilar, superior en todos los sentidos. Sea como sea, Marull siempre transmite una verdad inconmesurable. También destacamos su intervención en Llueven vacas, con otro personaje víctima de los malos tratos. ¡Pero qué bien sufre Marull en la gran pantalla!


8. SANDRA ESCACENA, por Verónica
Dice Paco Plaza que para dar con la actriz de Verónica realizó un casting exhaustivo, pero que Sandra Escacena estuvo casi desde el primer día en la lista de favoritas. Vista la película, no nos extraña. Escacena aporta su desgadez, su figura desgarbada, su voz a medio volumen y su atractivo noventero a un personaje que promete ser icono de la ficción patria. El uniforme de instituto, los brackets, Héroes del Silencio, el anuncio de Centella y los trucos de Plaza ayudan, pero habría que estar poseído por el mismísimo diablo (Boyero para los amigos) para no darse cuenta que Escacena tiene madera de actriz. Deseamos que este debut tan arrollador no condicione para mal su carrera. ¡Ah! Y a partir de ahora, mejor sustituir la ouija por... el candy crush, por ejemplo.


7. LOLA DUEÑAS, por No sé decir adiós
Antes los actores "hacían las Américas". Ahora basta con cruzar la frontera y plantarse en Francia. Auspiciada por el prestigio de ser "chica Almodóvar", sus dos Goyas en la maleta y el antecedente de Victoria Abril y Rossy de Palma, muchos pensábamos que Dueñas nunca volvería a esta parte de la península. Bendito error. No sabe decirnos adiós, y nosotros se lo agradecemos. Una de las secundarias del año en, tal vez, la película del curso más relevante en el plano interpretativo. A la espera de verla en Zama, parece que la actriz seguirá jugando a los dobles sentidos con los títulos de sus películas: su nuevo estreno se llamará 7 raons per fugir (7 razones para huir). Directores y productores de España: no dejen escapar el talento de la gran Lola Dueñas.


6. ADELFA CALVO, por El autor
En San Sebastián, muchos tuvimos que hacer mucha memoria para recordar dónde habíamos visto a Adelfa Calvo. En verdad, su actividad se limitaba a intervenciones bastante anecdóticas, con una carrera televisiva sólida. Por suerte, El autor la ha convertido en una de las referencias del año, con un personaje-bombón que brilla en todas sus vertientes patéticas y serias. Puede resultar indecente considerarla la novel del año, aunque en el fondo, a pesar de los pesares, lo sea (con el permiso de Bruna Cusí). Seguro que esa vecina amante de los tapetes y los hits de la Pantoja disfrutaría de este éxito inesperado con mucho humor.


5. MARIAN ÁLVAREZ, por Morir
Cuando recogió el Goya por La herida, Álvarez confesó que no tenía proyectos a la vista. Gracia Querejeta puso remedio a esa injusticia y escribió su nombre de nuevo en la terna de nominadas por Felices 140. Con todo, ha tenido que ser otra vez Fernando Franco el que la devolviera a una primera división que nunca tuvo que abandonar. En Morir nos regala un personaje durísimo. Simbólicamente, estamos ante la continuación de lo visto en la ópera prima de su realizador, y Álvarez demuestra que será su musa en cualquier contexto, aunque sea a costa de lidiar con personajes la mar de ingratos. Mejor eso que verla desaprovechada en la irregular El príncipe y la doncella.


4. BELÉN CUESTA, por La llamada
Más que "llamada", habría que hablar de "tsunami". Belén Cuesta se reveló con 8 apellidos catalanes, en 2016 no dejó de trabajar, y ahora su monja amante de Presuntos Implicados la llevará camino directo al paraíso (en términos terrenales, al Goya). Para el imaginario tuitero-teen-pop, Cuesta seguirá muchos años vistiendo el hábito, buscando el prefijo del Vaticano y asistiendo a adolescentes descarriadas. Su "cuesta" ha llegado a un cenit que será difícil de superar, aunque nada nos gustaría más que los directores de la capital siguieran llamando a su puerta. Aunque ya se sabe: "Madrid parece muy moderna, pero no es moderna".


3. MARIBEL VERDÚ, por Abracadabra
Verdú es posiblemente la única actriz que podría dar vida a los 9 personajes citados en este ranking. Ahora bien: ¿quién sino ella podría dar credibilidad, drama y humor a la Carmen de Abracadabra, un ser tan peripatético, sufridor, choni inocentona y víctima de un sistema que al final, hipnosis mediante, envía "a tomar por..."? Sí, señores: Verdú es "la actriz", y visto lo visto Berger es "su director". Sólo el hecho de que dos actrices hayan firmado este año lo que podría llamarse "el papel de sus vidas" nos obliga a relegarla a una tercera plaza. Pero Verdú merece una lista para ella sola. Lo mejor de todo es que 2018 volverá a ser su año con las cintas de Querejeta y Segura. Y 2019. Y 2020. Y nosotros, contentísimos.


2. NÚRIA PRIMS, por Incerta glòria
Núria Prims no firmaba una película desde 2009. Lo suyo ha sido una rentrée a lo grande, con esa Carlana enlutada que ya forma parte de nuestro imaginario cinéfilo. Villaronga se confirma como "salvador" de grandes actrices (la última fue Nora Navas). El Gaudí le espera, en 2018 la veremos en La vida lliure, y más adelante deseamos que Prims siga ante las cámaras. Nunca es tarde si la dicha (o la película) es buena. ¿Os imagináis su papel en manos de otra actriz? Difícilmente. La "generación del Kronen" sigue en pie de guerra.


1. NATHALIE POZA, por No sé decir adiós
Quien escribe nunca fue entusiasta del trabajo de Poza. Sus tres anteriores nominaciones al Goya fueron cuestionables, resultado más de los avatares de las temporadas de premios que de un verdadero trabajo interpretativo. Nada mejor que visionar No sé decir adiós para espantar todas las dudas y tragarse unas cuantas palabras. Cualquier aspirante a intérprete que quiera saber cómo dar vida a una mujer alcohólica, desapegada de su familia y de existencia más bien disoluta debería estudiar cada mueca, tono, mirada y gesto de Poza. Un recital a la altura de muy pocas. Si en asuntos goyescos "a la cuarta no va la vencida", nosotros le concedemos nuestra medalla de oro. Perdón y todos nuestros respetos, querida Nathalie.

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