lunes, 15 de enero de 2018

CRÍTICA | LADY BIRD, de Greta Gerwig


Lamentos en Sacramento
LADY BIRD
8 nominaciones a los Critics Choice, 4 a los Globos de oro e Independent Spirit, y 3 a los SAG
EE. UU., 2017. Dirección y guión: Greta Gerwig Música: Jon Brion y VV. AA. Fotografía: Sam Levy Reparto: Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Lucas Hedges, John Karna, Beanie Feldstein, Tracy Letts, Timothée Chalamet, Danielle Macdonald, Bayne Gibby, Victor Wolf, Monique Edwards, Shaelan O'Connor, Marielle Scott, Ithamar Enriquez, Christina Offley, Odeya Rush, Kathryn Newton, Jake McDorman, Lois Smith, Andy Buckley, Daniel Zovatto, Laura Marano, Kristen Cloke, Stephen Henderson Género: Comedia dramática Duración: 95 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 23/02/2017
¿De qué va?: Una adolescente de 17 años se traslada con su madre a California para completar su último curso de instituto. Ambas tienen un carácter muy fuerte y sus peleas son constantes. En el colegio, la joven se hace llamar Lady Bird y a lo largo del semestre tendrá dos mejores amigas, dos novios y muchas dudas sobre su futuro.


Greta Gerwig lleva más de una década paseando su condición de fetiche del indie norteamericano. De ese periodo cabe intuirle un bagaje autoral e interpretativo, sin menospreciar cierto gancho comercial, que ahora se manifiesta en Lady Bird, y el resultado, como no podía ser de otra manera, es una comedia que toca todos los resortes para convertirse en la moda del nuevo año, galardones incluidos. Por desgracia, ni la película es digna de tal mención ni Gerwig, en sentido estricto, hizo méritos en los últimos años para convertirse en el símbolo tragicómico de determinada cinefilia. Lady Bird ofrece una visión histérica y repetida de la adolescencia, con chistes de brocha gorda, personajes desdibujados, situaciones que nunca terminan de concretarse y un tramo final que roza el sentimentalismo más prototípico. Y lo que es peor: cuesta entender que Gerwig, apelando a su aura de modernidad, plasme en sus fotogramas una visión tan monolítica de la religión, la familia, la pérdida de la virginidad, la homosexualidad, la amistad, las diferencias de clases y otras cuestiones que, por el carácter "semiautobiográfico" del relato, deberían inspirar verdad por todos los poros. Quien escribe sólo detectó furia, resentimiento y un uso del arte, también del pseudónimo que da título al film, como parapeto para esconder, simple y llanamente, un carácter inmaduro. Una lástima, porque Saoirse Ronan mejora con el paso de los años, porque Laurie Metcalf tenía una ocasión de oro para demostrar la gran intérprete que siempre fue y porque todo su reparto merecía más y mejores líneas de guión. Si Gerwig es un fiel reflejo de este alter ego apodado Lady Bird, mejor imitar a la protagonista y bajarse del coche con la mayor celeridad posible. Pero no nos pertoca hacer psicologismos. Mejor considerar Lady Bird como una repetición no demasiado atinada del cine indie "de fórmula". Porque Sacramento no parece un lugar tan terrible para vivir, ¿verdad?


Para teenagers con tendencia a la queja.
Lo mejor: Metcalf y las escenas al volante.
Lo peor: La frivolidad con la que se acerca a sus distintas problemáticas.


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