sábado, 9 de septiembre de 2017

CRÍTICA | LA TORMENTA DE HIELO, de Ang Lee


Los cuatro fantásticos
LA TORMENTA DE HIELO
Festival de Cannes: Mejor guión. Bafta y nominación al Globo de oro a la mejor actriz secundaria
EE. UU., 1997. Dirección: Ang Lee Guión: James Schamus, a partir de la novela Rick Moody Música: Mychael Danna Fotografía: Frederick Elmes Reparto: Kevin Kline, Joan Allen, Sigourney Weaver, Christina Ricci, Tobey Maguire, Elijah Wood, Henry Czerny, Adam Hann-Byrd, David Krumholtz, Jamey Sheridan, Katie Holmes, Michael Cumpsty, Kate Burton, William Cain, Colleen Camp, Larry Pine, Daniel McDonald Género: Drama Duración: 110 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 16/01/1998
¿De qué va?: Connecticut, 1973. Una familia aparentemente normal, coincidiendo con la víspera del Día de Acción de Gracias, vivirá distintos acontecimientos que alterarán su devenir por completo. Mientras, la ciudad se prepara para una tormenta heladora.


Tras Sentido y sensibilidad, Hollywood volvió a recurrir al taiwanés Ang Lee para dotar de humanidad a La tormenta de hielo, paradójicamente la muy norteamericana crónica de un clan burgués durante los años 70. Su acercamiento, menos cínico y seguramente menos impactante que el realizado por Sam Mendes a posteriori en American Beauty, sigue resultando dos décadas después de su concepción una muestra de la economía narrativa de Lee. El director consigue que su historia vaya ganando en intensidad con el paso de los fotogramas, todo ello a partir de unos personajes, padres e hijos, que se comportan como cohetes sin órbita, de trayectorias paralelas pero nunca obvias, como esos bólidos que el más pequeño del reparto juega a explotar en el jardín de su casa, o como esas viñetas fantásticas que lee Tobey Maguire en el tren helado. La tormenta del título trastoca el devenir de esos cuerpos ofreciendo a todo el elenco una catarsis casi mística: el azar se cobra una víctima, pero también brinda al patriarca que encarna Kevin Kline la posibilidad de desahogarse en uno de los finales más abruptos, también más hermosos, de toda la década de los 90. En conjunto, Lee sabe capturar la rabia silenciosa, la crispación política, la efervescencia sexual y el desencanto vital de una época y de una familia que, salvando las distancias, podría ser la nuestra. El guión de James Schamus, la música de Mychael Danna, la fotografía de Frederick Elmes y el trabajo de todos los intérpretes contribuyen de manera decisiva a que la película resulte bella en su austeridad, sin esteticismos ni volantazos. Y ya que citábamos la ópera prima de Sam Mendes, es importante evidenciar que La tormenta de hielo, pese a ser una producción de 1997, está claramente emparentada con la cosecha de 1999, y por lo tanto con la desazón existencial de "cambio de milenio" que destilaban títulos como Inocencia interrumpida, Magnolia, La milla verde, El club de la lucha, El sexto sentido, Cómo ser John Malkovich y etcétera. Más méritos si cabe para un Lee que, mucho antes de conquistar el Óscar, ya daba muestras de su maestría.


Para espectadores necesitados de terapia matrimonial.
Lo mejor: Su tono, entre el drama implacable y el cuento adolescente.
Lo peor: En su primer tramo puede resultar un poco introvertida.


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