miércoles, 21 de septiembre de 2016

CRÍTICA | FUEGO EN EL MAR, de Gianfranco Rosi


La vita è brutta
FUEGO EN EL MAR (FUOCOAMMARE), de Gianfranco Rosi
Festival de Berlín: Oso de Oro. Festival de San Sebastián: Sección Perlas. David di Donatello: 4 nominaciones
Italia, 2016. Dirección, guión y fotografía: Gianfranco Rosi Reparto: Pietro Bartolo, Samuele Caruana, Samuele Pucillo, Mattias Cucina, Maria Costa, Maria Signorello, Francesco Mannino, Giuseppe Fragapane, Francesco Paterna Género: Drama. Documental Duración: 105 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 14/10/2016
¿De qué va?: Desde la década de los 90, la isla de Lampedusa, la más meridional de Italia, recibe inmigrantes ilegales que se embarcan en alta mar en busca de un futuro mejor. En los últimos años, la afluencia de recién llegados ha llegado a puntos insostenibles. Esta es la historia de todos sus implicados.


Un pescador recuerda su vida viendo las fotografías que tiene colgadas en el camarote de su nave. Un submarinista se sumerge en las profundidades del mar en mitad de la noche. Un niño juega con un tiratichas y se divierte disparando al agua, como si su mano fuera el cañón de una metralleta. Un doctor se emociona al explicar las condiciones sanitarias en las que desembarcan los inmigrantes a la costa de Lampedusa. Y entre todos esos personajes, los recién llegados, aquellas personas que huyeron de sus países en busca de un futuro mejor a riesgo de perecer por el camino. La urgencia social de los refugiados y la problemática de los botes que recorren el Mediterráneo con el objetivo de pisar la tierra firme de la Vieja Europa recorren los fotogramas de Fuego en el mar, una película tan pertinente como actual. Como ya hiciera en Sacro Gra, su anterior largometraje, el cineasta Gianfranco Rosi captura la esencia de unas gentes y sus paisajes, concatenando con una medida arbitrariedad distintas escenas que funcionan como partes de un mosaico terrible. Libre de narradores externos, sin juicios ni prejuicios, Fuego en el mar es una cinta que, a pesar de atesorar cierta mirada poética, nunca llega a ficcionar la realidad, hasta el punto que el único sonido de fondo del film lo aportan las canciones sicilianas que suenan en una radio local. Un trabajo de imágenes potentes y cielos nublados que, a pesar de sus logros, acaba lastrado por una estructura poco o nada narrativa que resta impacto a su mensaje. De ahí que el Oso de oro que recogió Rosi sea más una defensa al cine "de compromiso" que una valoración de las cualidades cinematográficas de la película. Sin demasiado fuego pero con mucho mar, el documental cumple sobradamente el objetivo de concienciar a su audiencia sobre "el aquí" y "el ahora". Rosi nos dice que la tierra, como el mar, se mueve a cada instante, arrastrada por una marea de injusticias sociales. Fuego en el mar es, en definitiva, y a pesar de sus vacilaciones, el retrato de un mundo que hace aguas. 


Para ver las noticias de los telediarios desde otro prisma.
Lo mejor: El personaje del niño, el más terrenal de una película que habla del mar y de los hombres.
Lo peor: Abusa de los silencios.

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