domingo, 10 de julio de 2016

CRÍTICA | TAKLUB (TAP), de Brillante Mendoza


 Tiempos difíciles
TAKLUB (TAP), de Brillante Mendoza
Festival de Cannes: Un Certain Regard. Festival de Gijón: Sección oficial. Món Filmat: Mejor película
Filipinas, 2015. Dirección: Brillante Mendoza Guión: Honee Alipio Música: Diwa de Leon Fotografía: Odyssey Flores  Reparto: Nora Aunor, Julio Diaz, Lou Veloso, Ruby Ruiz, Soliman Cruz, Romalito Mallari, Shine Santos, Aaron Rivera, Glenda Kennedy, John Rendez Género: Drama Duración: 95 min. Tráiler: Link
¿De qué va?: Los supervivientes del tifón Yolanda intentan recomponer sus vidas. Al incendiarse una de las casas situadas en una de las zonas más pobres de la ciudad, la propietaria de un restaurante inicia una campaña para recoger dinero para la familia afectada.


La carrera de Brillante Mendoza, a pesar de sus irregularidades, ha servido para visibilizar en los principales festivales del mundo una cinematografía tan exótica como la filipina. Tras Sapi (Possession), una de las películas más desafortunadas del cineasta, Mendoza regresa a la senda del cine mayúsculo con Taklub, un fresco originalísimo que describe el devenir en una urbe del país que ha sufrido las consecuencias de un tifón. En medio de barracones, objetos desperdigados, personajes al borde de la miseria y otras estampas terribles, Mendoza hace aflorar su lado más humanista para describir las distintas maneras de supervivencia que se imponen en mitad de la nada. La gran aportación de Taklub reside en su mirada a medio camino entre la ficción y el documental, una estrategia que dota de realismo a todas las subtramas que, con mayor o menor concierto, van sucediéndose en el barrio de infraviviendas que filma Mendoza. Taklub es una historia de lucha, de crítica social soterrana y de lírica serena, y por lo tanto una producción alejada de la tendencia miserabilista que Mendoza utilizó en títulos como Serbis o Kinatay. Por ello, la película, sin ser la aportación más impactante de su artífice, sí se impone como la más adulta. Mendoza no juzga a los personajes, tampoco cierra su travesía emocional, y a pesar de todo, tras su visionado, da la sensación de haber asistido a un fragmento de vida, aunque su historia discurra en un abismo constantemente azotado por las inclemencias metereológicas y la inoperancia de las autoridades locales. La crónica de un paisaje y unas gentes en proceso de reconstrucción que se queda grabada a fuego en la memoria.


Para reencontrarse con el "Mendoza" más "Brillante".
Lo mejor: La verdad que respiran sus imágenes.
Lo peor: Su dureza puede espantar a más de un espectador.

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