viernes, 8 de julio de 2016

CRÍTICA | JULIE, de Alba González de Molina


Saber de lo que se huye e ignorar lo que se busca
JULIE, de Alba González de Molina
Biznaga de Plata a la mejor actriz secundaria del Festival de Málaga. Sección a concurso Món Filmat
España, 2016. Dirección y guión: Alba González de Molina Fotografía: Álvaro Sanz Música: Belén Álvarez Doreste Reparto: Marine Discazeaux, Silvia Maya, Rikar Gil, Juan Martín Gravina, Emilio Línder, Mario Miñano, Javier Tolosa, Daniel Martín, Irene Ferradas Género: Drama Duración: 105 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: Por determinar
¿De qué va?: Julie, una francesa afincada en Madrid, decide marcharse y dejar atrás su vida pasada. Su destino se cruzará con los habitantes de un pueblo perdido en medio de la naturaleza. Aunque su estancia no será fácil, y a pesar de que la chica no deja que los demás conozcan sus intimidades, Julie pronto echa raíces.


Rodada con 120.000 euros en una ecoaldea real del Bierzo, actores sin apenas experiencia en el medio cinematográfico y un equipo reducido de jóvenes debutantes, Julie, la ópera prima de la canaria Alba González de Molina, está destinada a ser una de las propuestas más curiosas de la temporada. La película narra el exilio voluntario de Julie, una chica francesa que llega por accidente a una comunidad rural regida por unas normas singulares. La directora filma los silencios, las dudas y el dolor de su personaje, hasta el punto de sumir al espectador en una tupida red de interrogantes que estallan en una resolución que se intuye dolorosa pero inevitable. Por parte de De Molina puede intuirse un posicionamiento esquivo, pero en verdad su artífice filma "desde dentro" y "con distancia" porque respeta a su protagonista, y con ella a todos los habitantes de una comuna de principios idealistas que se cuestionan y reformulan en todo momento. Con todo, y aún alabando los riesgos de su equipo, uno sale de la proyección de Julie con la sensación de no conocer a los personajes, o al menos intuyendo que los traumas que perseguían a Julie no justificaban del todo su huida. La película quiere ser tan introspectiva que olvida trazar a sus criaturas con algún atisbo de humanidad, un hecho que beneficia al personaje de Victoria (Silvia Maya), el mejor escrito y sin duda el mejor interpretado de toda la función. Además, es de ley señalar que De Molina pasa de puntillas por temas tan interesantes como la conexión con la naturaleza, los métodos de enseñanza alternativos, la libertad sexual, la maternidad o la eterna pugna entre sociedad e individuo, como si la directora, en un ejercicio de identificación casi juvenil, se centrara únicamente en la subjetividad ensimismada de su heroína. En resumen, estamos ante una película que abre nuevos frente expresivos en nuestro cine, aunque de ella se echa en falta una mirada más madura capaz de abarcar toda la complejidad de la propuesta. Con sus aciertos y sus carencias, de entre todos los misterios que atesora Julie se impone una certeza: Alba González de Molina tiene un gran futuro por delante.


Para amantes de las películas con personajes escapistas en plena naturaleza (Hacia rutas salvajes, Wild, Gerry y similares).
Lo mejor: Silvia Maya, justamente premiada en Málaga. A pesar de los medios con los que ha sido concebida, es muy sólida a nivel técnico.
Lo peor: Sin resultar trivial, le falta abordar con más convicción todos los subtemas que presenta.

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