miércoles, 1 de junio de 2016

CRÍTICA | OLD BOY, de Park Chan-Wook


OLDBOY (OLD BOY, OLDEUBOI), de Park Chan-Wook
Gran premio del jurado del Festival de Cannes. Mejor película del Festival de Sitges
Corea del sur, 2003. Dirección: Park Chan-Wook Guión: Park Chan-Wook, Hwang Jo-yoon y Im Joon-hyung, a partir del cómic de Nobuaki Minegishi Fotografía: Chung Chung-hoon Música: Cho Young-wuk Reparto: Choi Min-sik, Yu Ji-tae, Kang Hye-jeong, Ji Dae-han, Oh Dal-su, Kim Byeong-ok, Lee Seung-Shin, Yun Jin-seo Género: Thriller Duración: 120 min. Tráiler: Link Elección de Marcos Curto
¿De qué va?: Min-sik Choi es secuestrado y encerrado en una habitación de pocos metros cuadrados. Dispone de televisión, algo de comida y mucho tiempo para pensar quién ha orquestrado su tortura. Quince años después, Choi es liberado, y sus ansias de venganza son incontenibles.


CRÍTICA KOSTI: Park Chan Wook es uno de los exponentes más destacados del cine coreano de los últimos años. Su peculiar estilo mezclando géneros y haciendo lo que le da la regalada gana hacen de sus películas experiencias únicas. Obviamente Old Boy no es la excepción, y encuentra en su clímax final un espectáculo cargado de sadismo. Angustia. Es el primer sentimiento que despierta Old boy. El agobio entre cuatro paredes durante lo que parecen años, y una imagen colorida que acecha al protagonista. Una pequeña cama nos sirve de centro neurálgico, pero la locura no respeta ni los lugares de descanso. Es entonces cuando la incertidumbre llena esa pequeña habitación. Confusión. La misma que siente el protagonista al hallarse en un mundo muy distinto al que abandonó en su momento. Esa confusión se traslada al espectador desde el primer destello, desde el momento en el que nacen la ganas de venganza. Lo más curioso es que esa venganza no es, ni mucho menos, el eje central de la película. Eso lo encontramos en el caos organizado y coreografiado por su director. Locura es lo que obtenemos al adentrarnos en su final, un baño de acción caótica, una escena tan bien rodada que hasta parece irreal. Al final Old Boy resulta un relato mágico con más aciertos que errores, y muy destinada a un público exigente. ★★★½

CRÍTICA RONNIE: Old Boy es un ejercicio completamente brutal y visceral. Su comienzo puede desconcertar, la paranoia que plantea puede producir una exasperación inmediata. Ese sentimiento lo vivimos junto al protagonista en encuadres que encajan perfectamente en la historia. La violenta venganza es la que vuelve interesante a la propia cinta y alza este trabajo de Park Chan-Wook a obra maestra de los últimos años. La cinta demuestra con creces que para realizar un buen guión no es necesario un gran presupuesto: una idea original, bien labrada y articulada trasciende las barreras políticas, culturales e ideológicas de los países. Por eso se decidió hace poco realizar un remake de esta misma, eso sí con resultados completamente diferentes (teniendo en cuenta la falta de creatividad en estos días, sobre todo en Hollywood). Reconozco que la dejaba siempre en mis pendientes y hoy gracias al Festival la he posicionado como una de las mejor películas de su época. Cine imprescindible. Una excelente historia retorcida como pocas, un melodrama psicológico que tira más a ser una obra maestra que solo un pasatiempo soez. ★★★★½


CRÍTICA XAVIER: Tenía ganas de volver a ver Old Boy y comprobar hasta qué punto le había afectado o beneficiado el paso del tiempo. A pesar de ser un film de estreno reciente (Cannes y Sitges 2004 se rindieron a sus pies), la banda de film de culto siempre pesa y, a la larga, puede ser un arma de doble filo. Tras un segundo visionado, no cabe duda: Park Chan-Wook merece todos los elogios del mundo. Viéndola, todo me resulta tan retorcido y extremo que por momentos me pregunto si se podría contar lo mismo con mayor concisión y menos florituras. A Old Boy, pese a esto, no le perjudican sus desmanes porque sabe perder los estribos y al mismo tiempo no dejar de poner los pies en el suelo. Su historia es tan cruda como el pulpo que el protagonista come a lo bruto, sin aderezos ni anestesias, en una escena clave del film. Y formalmente, la cinta tiene una colección de recursos que la convierten en uno de los ejercicios más atrevidos del cine contemporáneo. En definitiva, un hito del séptimo arte, surgido del boom que vivió el cine asiático hace una década (¿os acordáis de las maravillas que no hace tanto estrenaban Ki-Duk, Kar-Wai, Chang-Dong, Yimou o Ming-Liang?) y destinada a superar cualquier moda. Dentro de diez años, espero reescribir esta reseña y decir que Old Boy es una obra maestra.

CRÍTICA ALBERTO: Cuando uno empieza a viajar en esta aventura de Park Chan-Wook le invaden las inquietudes del desconcierto, pues, sin saber a qué asistimos, admirados una intensidad penetrante que se advierte en lo que se dice y en lo que no, en la mirada de un excelso Choi Min-Sik y en las sutilezas visuales y sonoras de una atmósfera absolutamente penetrante. Pero lo mejor viene después, cuando ya armamos todas las piezas tras ese final apabullante, y desciframos las dimensiones de un film capaz de equilibrar con acierto su forma y su contenido. Tal es así que el poso perdura días después por su capacidad admirable de construir metáforas sobre la crisis de nuestras existencia. El realizador coreano, absolutamente respaldado por un eficiente equipo técnico, vertebra en esta epopeya un excelente ejercicio de estilo, a la par que una obra que perdura por sus interesantes connotaciones. ★★★★½


CRÍTICA ISIDRO: Las películas sobre venganza pueden constituirse casi como un género propio, sobre todo aquellas que se yerguen como un producto profundamente estético. Son esas películas de acción con un protagonista cegado de odio que está metido en una espiral de violencia física y desmembramientos hasta el final. En 2003 vieron la luz dos de los grandes exponentes del cine de venganza, obras de culto con un buen puñado de seguidores: Old Boy de Chan-Wook y Kill Bill de Tarantino. Y me hace gracia porque tienen mucho en común más allá de la violencia descarnada: ambas películas son ejercicios de estilo para disfrute de sus creadores, cuentan con una narración que juega con los giros de guión y las sorpresas, y las dos tienen un "malo porculero" con aura filosófica que siente una extraña relación amor-odio por su víctima y añade una nota reflexiva al conjunto. Old Boy cuenta además con un plus de misoginia y esperpento coreano (eso que cultiva con tanta elegancia Bong Joon-ho) que la hacen una propuesta más radical que su hermana americana, aunque en este caso hace que no me involucre demasiado con lo que cuenta. Pero en definitiva es un disfrute visceral. Muy chula. ★★★½


NOTA MEDIA del JURADO: ★★★★ 

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