jueves, 9 de junio de 2016

CRÍTICA | EL ÁRBOL DE LA VIDA (RAINTREE COUNTY), de Edward Dmytryk


EL ÁRBOL DE LA VIDA (RAINTREE COUNTY), de Edward Dmytryk
4 nominaciones al Óscar y 1 candidatura al Globo de oro
EE. UU., 1957. Dirección: Edward Dmytryk Guión: Millard Kaufman, a partir de la novela de Ross Lockbridge Jr. Fotografía: Robert Surtees Música: Johny Green Reparto: Montgomery Clift, Elizabeth Taylor, Eva Marie Saint, Nigel Patrick, Lee Marvin, Agnes Moorehead, Tom Drake, Rod Taylor, Walter Abel, Rhys Williams Género: Drama romántico Duración: 165 min. Tráiler: Link Elección de Javi Gosling
¿De qué va?: A punto de estallar la Guerra Civil Americana, John Wickliff, aspirante a profesor, decide dejar a su amor de juventud para irse a vivir al lado de Susanna, una mujer de pasado truculento y carácter inestable. La guerra arranca, la pareja regresa a Raintree County, el débil equilibrio de Susanna se resquebraja y los sucesos se precipitan hasta un desenlace dramático.


CRÍTICA RONNIE: El árbol de la vida es una sólida historia de amor y amistad que, salvando las distancias, recuerda vagamente a Lo que el viento se llevó. Esta obra del ucraniano Dmytryk está basada en la novela Raintree County del escritor Ross Lockridge Jr. Del inmejorable reparto sobresalen los protagonistas Elizabeth Taylor, Montgmery Clift, Eva Marie Sant y Nigel Patrick, quienes imponen un gran compromiso con sus interpretaciones, hablando en el trasfondo de la tolerancia humana. La latente vena dramática del film mantiene el interés en todo momento sobre todo gracias a las altas expectativas que provoca el ver la segunda colaboración de la pareja protagonista Taylor y Clift, quienes eran las estrellas del momento en aquel año de estreno. El largometraje peca en ocasiones de largo, pero compensa su duración con creces: además de sus actuaciones, cuenta con un diseño de producción fabuloso, el vestuario de época es impecable y tiene una fotografía bastante relevante. Tal vez no será Lo que el viento se llevó pero sí ofrece otra visión de la Guerra de Secesión de Norteamérica, un conflicto bastante significativo en la historia. ½

CRÍTICA XAVIER: La sombra de Lo que el viento se llevó es alargada. La MGM quiso repetir el éxito de su título más célebre con El árbol de la vida, una película que mezcla épica amorosa, melodrama, contexto bélico y thriller psicológico. El reto era enorme y Dmytryk, polémico por ser uno de los delatores de la Caza de brujas, no superó el examen con nota. Falló el guión, que no termina de explicar con claridad los traumas y los devenires de sus personajes. Falló el reparto (Clift, desubicado; Taylor, desaprovechada). Falló el montaje: la trama se intuye deslavazada, lenta en su primer tramo y precipitada en su resolución. Falló la previsión de rodaje: en pantalla no lucen los 5 millones de la época que costó levantar el proyecto. Y sobre todo, no le benefició la nómina de películas posteriores de corte similar que sí supieron ganarse un espacio en el imaginario colectivo (sin ir más lejos, Taylor protagonizó Gigante pocos meses después del título que nos ocupa). Sin embargo, El árbol de la vida ha sabido resarcirse de su desdicha en forma de "película maldita". Al fin y al cabo, sus 165 minutos nunca pesan, el pasado de Susanna nos regala grandes escenas (la visita a la casa destruida, por ejemplo) y su libreto, ripios aparte, tiene pasajes preciosos. Recomendada para arqueólogos del melodrama romántico. ★★★


CRÍTICA ALBERTO: A pesar de las intenciones y valoraciones que atesora esta historia, la cual gracias a su suma de ingredientes y la intensidad del relato aspiraba a convertirse en un gran clásico, una serie de lastres acaban destronando a un film que sucumbe al mayor de los aburrimientos. No sólo hablamos de un guión insípido, que no sabe avanzar la trama y dar forma a sus personajes, sino también de una dirección absolutamente plana que palidece en cada asalto visual que maneja. Es triste apreciar que un diseño de producción tan rico y la imponente presencia de Taylor queden totalmente desnudas, sin respaldo, como únicos alicientes por los cuales mantenerse fijo a la pantalla, pues el resto de elementos y en esencia la columna vertebral de la cinta decae una y otra vez hasta la más pura insuficiencia. ★★

CRÍTICA ISIDRO: Raintree County, o El árbol de la vida (pero no la de Terrence Malick) o "Lo que el viento no tuvo cojones de llevarse" es el clásico melodrama sureño grandilocuente que tanto le flipaba hacer a Hollywood, con estrellas de renombre como Elizabeth Taylor o Montgomery Cliff, vestidos y decorados suntuosos y argumentos con chicha lastrados por una pomposidad puritanita que llega a ponerme de los nervios. Ese "bienquedismo" de los personajes, sus buenos modales, su cortesía, la voz de pito de las actrices, ¡arrgh! ¡Matadlos a todos! La película se ambienta durante la Guerra de Secesión en los Estados Unidos y al tito Monty le entra no sé qué perra por encontrar el árbol de la vida (llamado así porque a los distribuidores españoles les salió del ciruelo), está ahí ahí tonteando con la rubia y de pronto llega la Eli a liarla parda. La gracia de la película, en realidad, está en ver al Cliff aguantando los desvaríos de la Taylor, que hace de negrera loca, y tiene pespuntes en esta línea verdaderamente buenos, pero como hay que darle por cojones empaque de melodrama sureño grandilocuente, al final tira por la borda toda la enjundia que podía tener el asunto y nos tortura con dos horas y cuarenta minutos de desesperante corrección. Pero es efectiva. E incluso me atrevería a decir que maravillosa. Maravillosa para verla en 13 TV un domingo de verano a la una de la tarde. Ofréceme eso y cicuta y te pido que me la mezcles con ginebra. ¡Santo demonio! ★★


CRÍTICA KOSTI: Estar a la sombra de tan magna obra como es Lo que el viento se llevó no es tarea fácil, pero en el Hollywood de los 50 se ve que todo era posible. Muchos la tachan de intento fallido, y a primera vista parece que así fue. Lo cierto es que prefiero quedarme con la sensación que he recibido, y esa es la de una gran historia contada con bastante buen pulso (aunque con pequeños tramas irregulares aunque insignificantes) y con un reparto magnífico. Llama la atención su primer tercio, la juventud, la etapa en la que las decisiones que toman estos personajes costumbristas son decisivas para el resto de sus vidas, decisiones tomadas a trompicones que nos empujan a una trama cargada de gran dramatismo y algunos giros inesperados. En su segundo tercio, la madurez, alcanzamos a conocer la América dividida y la lacra de la esclavitud. La confrontación Norte-Sur marca a estos personajes atormentados que han dejado marchar a la razón, instaurándose una realidad que les golpea de frente y les deja sin aliento, al igual que el espectador, que se sumerge en una vorágines de acontecimientos que marchan con buen ritmo y sin pausa. Su último tercio es el que menos interés me ha despertado, aunque reconozco que el ritmo y la calidad se mantienen hasta su mismo final, bastante predecible, pero no por ello inaceptable. La hombría y el patriotismo se convierten en dos subtramas a las que se recurre mucho, pero con cierto grado de autocrítica, algo que se agradece. Y como su título índica, la carga poética y metafórica de este árbol de la vida está presente en todo momento, ya se hable del abolicionismo y el racismo, de las relaciones amorosas, de la locura hereditaria o de la velocidad de lo héroes. El caso es el magnífico retrato realizado por Dmytryk, para el que cuenta con un reparto de lujo, donde la química Taylor-Clift traspasa todo tipo de pantallas. No llega a estar a la altura de la obra que intenta emular, pero no es fallida ni se queda corta. ★★★★

NOTA MEDIA del JURADO: ★★★

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