martes, 21 de junio de 2016

CORTOMETRAJE | VALIDATION, de Kurt Kuenne

VALIDATION, de Kurt Kuenne
EE. UU., 2007. Comedia romántica, 16 min. ¿De qué va?: La alegría del empleado de un aparcamiento se topará con la mala leche de una funcionaria amargada. 

CRÍTICA XAVIER: ¿No dan un poco de rabia esos individuos que sonríen por cualquier cosa? Poco importa que les estés hablando de terrorismo yihadista, de la teoría de la relatividad o de la última gala de Supervivientes: ellos irradian positividad en todo momento. El protagonista de Validation forma parte de esa enervante clase de personas. Y, para colmo, es zalamero. Pero, ¡sorpresa!, se hace querer. Aunque en su tramo final el corto cae en el romance convencional, valoro que Kurt Kuenne se marque un "Juan Palomo" al dirigir, escribir, musicalizar y encargarse de la fotografía del corto. Original reflexión sobre la necesidad de ver el vaso medio lleno para no herir a los demás y, sobre todo, a uno mismo. ¡A sonreir se ha dicho, a pesar de los pesares! Como cantaba Jamala, la ganadora de Eurovisión 2016: "¡Smile, amigos!" ½

CRÍTICA RONNIE: Si tienes un día triste, probablemente querrás echarle el ojo a esta producción, un relato ameno y optimista que refleja una sociedad necesitada del reconocimiento entre congéneres, esa validación que se espera como recompensa a un esfuerzo personal. El ser humano tiende por costumbre a hacerse laberintos mentales de cosas tan sencillas y, en vez de crear, optamos por destruir ideales con el constante odio y amargura que ello conyeva, nos convertimos en máquinas de negatividad intoxicando todo a nuestro alrededor. Pero aún así, en el punto más oscuro de esa pesadumbrez, un simple gesto, por ejemplo un sonrisa, puede ayudarnos a calmar el día.

CRÍTICA ISIDRO: En Validation, un David Bisbal aún más "flipao" que el original se dedica a resaltar las cualidades de cuantos se acercan a validar su tique del párking al ritmo frenético del chasquido de dedos. Hace sonreír a todo quisqui y les hace creer que un mundo mejor es posible hasta que se topa con una funcionaria amargada de la vida que no está dispuesta a seguirle el rollo. Vale, el corto es majo, sus 15 minutos se pasan volando gracias a un ritmazo envidiable y te deja una sensación de buen rollo que se agradece, pero el final alcanza tan altas cuotas de ñoñería que acabas vomitando arcoíris y purpurina sobre el portátil. Pero bueno, los arcoíris saben menos rancios que los jugos gástricos.

CRÍTICA ALBERTO: Aunque su escasez de recursos a veces evidencia ciertas torpezas expresivas, estamos ante un claro ejemplo de que con muy poco se puede decir mucho. Desde su sencillez, este cortometraje aprovecha sus posibilidades y en forma de metáfora se convierte en una recriminación del despojo de humanidad que sufrimos todos los días. Su astucia y su claro mensaje rompen cualquier tipo de barrera técnica y llegan directos a nuestra conciencia y nuestras emociones. Una historia que merece ser contada y que gracias al hábil ejercicio de la honestidad resurge como una notable obra para el recuerdo. ½




NOTA MEDIA DEL JURADO: ★★★½
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