miércoles, 4 de noviembre de 2015

CRÍTICA | ANOMALISA, de Charlie Kaufman


Anomalía artística
ANOMALISA, de Charlie Kaufman y Duke Johnson
Festival de Venecia: Gran Premio del Jurado. Festival de San Sebastián: Perlas de otros perlas. Festival de Sitges: Mejor película, sección Noves Visions One
EE. UU. 2015. Dirección: Charlie Kaufman y Duke Johnson Guión: Charlie Kaufman y Dan Harmon Música: Carter Burwell Reparto: Animación Género: Tragicomedia animada. Stop Motion Duración: 90 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 26/02/2016
¿De qué va?: Un motivador profesional prepara la que será su próxima conferencia. Hospedado en un hotel, aburrido y cansado de su trabajo, el hombre intentará encontrar refugio en una antigua pareja y una admiradora suya. 


Anomalisa, el nuevo trabajo de Charlie Kaufman, se alzó con el Gran Premio del Jurado del Festival de Venecia, un galardón más mediático y meritorio de lo habitual si tenemos en cuenta que estamos ante una película de animación (con presencia en circuitos de la primera división cinematográfica que casi nunca contemplan las obras de ese género-formato). Por ello, la proyección del film en San Sebastián y Sitges estuvo acompañada de una enorme expectación, y también por ese motivo su paso por los dos certámenes españoles terminó con una pequeña desilusión entre los presentes. Anomalisa contiene toda la trascendencia y transgresión del Kaufman de (la fallida) Synecdoque, New York y del guión de (la fantástica) Adaptation: El ladrón de orquídeas, aunque en esta ocasión su discurso queda enmarcado en una apuesta de imágenes en stop motion, cuya traslación a la gran pantalla ha corrido a cargo del especialista Duke Johnson. 


Las formas cambian, pero no las temáticas que siempre han estado presentes en los fotogramas de Kaufman. Anomalisa vuelve a incidir en los intrincados mundos de la creación y describe el convulso mundo interior de un escritor de libros de autoayuda que, al escuchar las tribulaciones de la gente que le rodea, ha olvidado revestir a su propia existencia de la teoría que recita de forma tan convencida en sus conferencias. La inconsistencia y el desencanto vital que atormenta al personaje se hacen más evidentes cuando el protagonista se hospeda en un hotel y se ve obligado a preparar la charla que impartirá al día siguiente, un detalle que le llevará a iniciar un viaje abstracto en busca de la satisfacción inmediata (el encuentro sexual con una de sus admiradoras) para, con suerte, alterar el ritmo de los acontecimientos y llegar a un bienestar a largo plazo (el atisbo de una vida en pareja).


De Anomalisa destacaremos dos cuestiones que demuestran su contradictoria estructura (y con ella, la valoración poco satisfactoria de sus imágenes). En primer lugar, sorprende que Kaufman, a pesar de servirse de un envoltorio animado que se presta a todo tipo de juegos cromáticos, saltos temporales y experimentaciones narrativas, responda de forma timorata, circunscribiendo la odisea de su personaje a un único espacio (el hotel) y limitando al máximo el poder abstracto de sus fotogramas (una cuestión que el director sólo da rienda suelta en el último tramo del relato). Y en segundo lugar, al apostar por una historia aparentemente ordenada en cuanto a ideas y a cronología, cuesta encajar los desmanes que afectan a la segunda parte de la ficción, como si el film fuera incapaz de gestionar su flujo de ideas.


En resumen, Anomalisa es un film que tarda demasiado en decidir qué historia quiere o puede contar: de ahí que su metraje resulte excesivo y al mismo tiempo un tanto pobre. Puede que todo ello quede mitigado con un segundo visionado, incluso no descartamos la posibilidad de que Anomalisa tenga más solidez y concierto de lo apuntado aquí, pero no deja de ser curioso que Kaufman se haya mostrado un tanto torpe con su apuesta animada, más si cabe en un momento en que directores ajenos a la animación han entregado obras muy sólidas (puede pensarse en el Fantástico Sr. Fox de Wes Anderson entre otras). Vaya, que Charlie Kaufman, a pesar de su innegable personalidad, no ha sabido consagrarse como autor a pesar del prometedor libreto de Adaptation. Digan lo que digan los miembros del jurado veneciano y los cronistas convencidos (que los hay, y muchos). Eso sí: Anomalisa es una anomalía artística en toda regla, y como tal dará mucho juego entre la comunidad cinéfila.


Para amantes de las rarezas en stop motion.
Lo mejor: Discurre fuera de todos los márgenes.
 Lo peor: Más que apasionar, confunde.

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