lunes, 12 de octubre de 2015

SITGES 2015 | DÍA 3 | Vulcania, Baskin, Love & Peace, The Hallow, The Visit, El cadáver de Anna Fritz


Sitges sigue con su oferta de cine y pringue. Encadenar las sesiones del festival es como subirse al tren de la bruja con paradas a la ciencia ficción española (Vulcania), la casquería turca, el surrealismo nipón y el documental nórdico. Sólo en Sitges puedes ver a una tortuga gigante en mitad de las calles de Tokio (Love & Peace), un monstruo arrancando los ojos de un hombre amordazado (Baskin), un cadáver que vuelve a la vida tras una violación (El cadáver de Anna Fritz) o un científico loco fabulando sobre la llegada a la Tierra de una nave alienígena (The Visit). Temáticas y películas muy variadas que no tenemos tiempo de digerir, pero que el público engulle con mucha pasión. Es más: cuanto más pringosa o exagerada es la escena, más sube el aplaudímetro. Os dejamos unas breves notas de todo lo visto en esta jornada dominical. 

Love & Peace, la nueva locura de Sion Sono.

Oliver Stone ha dado hoy en la Sala Tramuntana una clase magistral muy esperada: había espectadores que hacían cola... ¡dos horas antes del evento! No hemos visto al oscarizado director de Nacido el 4 de julio, pero sí hemos podido fotografiar a Sion Sono, otro de los homenajeados de esta edición. Ninguna película de Sono se ha proyectado en los cines españoles, por lo que Sitges ha sido durante muchos años el gran trampolín de su cine entre nosotros. Elevado a los altares de la cinefilia más extravagante, Sion Sono es un autor personal, entre aniñado y desquiciado. El japonés presenta tres películas este año (otra de sus señas es su prolijidad), y de nuevo no parece que ninguna tenga la más mínima posibilidad de encontrar amparo en los circuitos comerciales habituales. Nosotros hemos podido visionar Love & Peace, la inenarrable historia de un chico que se convierte en ídolo musical mientras su mascota vive en un mundo subterráneo repleto de bestias fantásticas. Sono hace del ridículo, el sinsentido y la incoherencia narrativa un sello único e intrasferible, algo que tiene sus riesgos pero también su mérito. Reservada única y exclusivamente para fans, seguidores, incondicionales y simpatizantes de Sono. Y si no conocéis los mundos paranoicos del director, Love & Peace es una buena obra para empezar a descubrirlo, ya que se trata de su film más tierno y colorista.

Vulcania, de José Skarf. Representante española de la sección oficial.

Teníamos ganas de saber qué podía depararnos Vulcania, producción entre España y Suecia que dirige José Skarf, y hoy a primerísima hora de la mañana hemos resuelto el misterio. El film tiene atmósfera, buenas interpretaciones y la loable intención de ofrecer un producto poco o nada frecuente en el cine español. El film gana enteros cuando prescinde de los diálogos y prefiere insinuar el drama y el miedo que habita en todos los personajes. La premisa es más interesante que el guión, y no le hubiera venido nada mal un mayor sentido del espectáculo (aunque imaginamos que ello se debe al medido presupuesto con el que han contado sus responsables). En resumen, una película interesante, con momentos de gran intensidad y un reparto de Goya (Wagener y García Millán especialmente), que muchos han comparado con El bosque de M. N. Shyamalan. Le deseamos mucha suerte en su inminente lanzamiento en cines.

Terror en mitad del bosque. The Hallow, de Corin Hardy, a concurso.

En El bosque, las criaturas que habitaban en mitad de la naturaleza resultaban ser una farsa (a estas alturas no hacemos spoiler, ¿verdad?). En la irlandesa The Hallow, en cambio, los monstruos que habitan entre árboles y maleza son una realidad muy terrorífica. Un matrimonio y su bebé se trasladan en mitad de un paraje virgen con la intención de luchar por la preservación de la zona. La naturaleza se rebela ante los planes de los humanos, y lo hace sumiendo a los pobres protagonistas en un tour de force de carreras, gritos, sustos, chapuzones, rasguños y jugarretas de todo tipo. La cinta de Corin Hardy no da tregua y ofrece a los espectadores un show agreste y gótico difícil de rechazar. El gran trabajo de maquillaje y fotografía, así como las interpretaciones de sus actores principales, podrían tener su espacio en el palmarés. 

El documental favorito de Mulder: The Visit, de Michael Madsen

Volviendo a Shyamalan, vale la pena recordar que el director ya jugó con la posible existencia de vida extraterrestre en la notable Señales. The Visit, documental de Michael Madsen, retoma esa idea y la transforma en un documental que, a pesar de partir de una hipótesis casi cómica (¿qué sucedería si existiera vida en el espacio?), opta por un enfoque científico, construido a partir de testimonios versados en distintas materias. Por fortuna, The Visit sabe abastecerse de fotogramas misteriosos, casi todos con escenas cotidianas ralentizadas y excelentemente musicalizadas, que dotan al metraje de una entidad casi mágica. Madsen habla de un posible contacto entre humanos y alienígenas, pero su obra interesa más cuando se centra en aspectos más tangibles como, por ejemplo, su discurso sobre las conquistas y los cambios de civilizaciones. A ratos le perjudica la gran cantidad de testimonios que reúne, casi siempre se toma demasiado en serio a sí misma y hay momentos en los que parece que la narración se desintegrará cual nave perdida en el espacio... y a pesar de los pesares, su mezcla de visiones e intenciones dan como resultado una película diferente. Sorprende, que ya es mucho. Sin olvidar sus títulos de crédito al son del Space Oditty de David Bowie, clásico de los 60 que gran parte de los presentes hemos coreado al salir de la sala. Acabará emitiéndose en algún canal temático de la pequeña pantalla, pero tiene su encanto.

Mutilaciones y otros dolores. La sangrienta Baskin, en sección competitiva.

Shyamalan no nos sirve de referencia para hablar del visionado más sanguinario del festival, una sesión de pornogore que nos ha cerrado el estómago coincidiendo con la hora de la comida (los programadores de Sitges son unos cachondos mentales). Creo que nunca antes había tenido ocasión de enfrentarme a una película turca de terror, y tras presenciar Baskin no sé si tendré suficiente entereza como para ver otra cinta de género de ese país. Unos policías corruptos visitan un infierno abstracto para ser torturados por unas criaturas entre diabólicas y graciosas. Por momentos su humor negro entretiene (el diálogo inicial hace un guiño al Barça y a los catalanes que la platea ha aplaudido muchísimo), pero al final sólo queda la sensación de que nada tiene demasiado sentido. El director acaba con todas las existencias de sangre falsa y prótesis grotescas: la sutileza brilla por su ausencia. Para decirnos que la policía merece un castigo severo por su falta de escrúpulos no hacía falta tanta paranoia onírica y vísceras, aunque dudo incluso que Baskin tenga el más mínimo trasfondo social. De esas películas que sólo se pueden y deben ver en Sitges. ¿Abrirá una moda sitgense de 'turcotortura'? Esperemos que no.

Una muerta muy viva. El cadáver de Anna Fritz, a concurso.

Y si la inclusión en sección oficial de una película tan radical como Baskin ya sería suficiente para causar una nueva polémica similar a la de A Serbian Film hace ahora un lustro, mañana en Sitges se proyectará Love, la película porno de Gaspar Noe en 3D que fue vetada en los cines franceses. ¡Como para dormirse en la butaca! Ya se sabe: el menú del Festival de Sitges no está hecho para mojigatos. En Cinoscar & Rarities nos va la marcha: mañana os traeremos más reseñas desde la capital del cine fantástico.

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