martes, 5 de mayo de 2015

CRÍTICA | TIEMPO SIN AIRE, de Samuel Martín Mateos y Andrés Luque Pérez


Cuando mirar hacia adelante es volver la vista atrás
TIEMPO SIN AIRE, de Samuel Martín Mateos y Andrés Luque Pérez
Festival de Málaga 2015: Sección oficial a concurso
España, 2015. Dirección: Samuel Martín Mateos y Andrés Luque Pérez Guión: Samuel Martín Mateos, Andrés Luque Pérez, Javier Echániz y Juan Antonio Gil Bengoa Fotografía: Juan Carlos Gómez Música: Xavier Font Reparto: Juana Acosta, Carmelo Gómez, Adriana Ugarte, Félix Gómez, Juan Pablo Shuk, Toni Acosta Género: Drama Duración: 105 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 30/04/2015
¿De qué va?: María es una enfermera viuda que vive en uno de los puntos calientes de la selva colombiana. Un día, un grupo de paramilitares matan a su hija tras abusar sexualmente de ella. Dispuesta a vengarse, María viaja con su hijo pequeño hasta Tenerife. Su objetivo: encontrar a Iván, la persona que acabó con la vida de su pequeña. En su búsqueda, su camino coincidirá con el de Gonzalo, un psicólogo apocado que sueña con dar un vuelco a su vida.


El cine de Martín Mateos y Luque Pérez puede gustar más o menos, pero no hay ninguna duda que destila oficio y convicción. Todo ello beneficia a una película tan irregular como Tiempo sin aire, la crónica de una enfermera colombiana que viaja hasta Santa Cruz de Tenerife para encontrar al asesino y violador de su hija. Juana Acosta, una actriz que pedía a gritos un papel protagonista, es la encargada de dotar de congoja y fiereza a un personaje que transita la frontera de lo moral e inmoral, pero que siempre actúa en consonancia con ese pasado terrible del que no puede desasirse. En esa lucha con forma de revancha irrumpe el personaje de Carmelo Gómez, un psicólogo infantil que ofrecerá a la protagonista la posibilidad de un presente y de un futuro ajeno al dolor y a la barbarie.


La base es interesante y la forma de abordarla es bastante efectiva, pero por desgracia el film diluye sus tesis en un metraje que se alarga de forma innecesaria, subrayando e insistiendo en detalles que quedan más que claros: el guión sobreexplica muchos puntos, elide otros que el espectador agradecería conocer con mayor detalle, y aún así el visionado discurre sin demasiados altibajos. Finalmente, los directores quieren hacer coincidir la historia de amor que se establece entre sus protagonistas con otra parecida, dispuesta casi a modo de reverso de una misma moneda: la relación entre una joven tinerfeña (Adriana Ugarte) y un mecenas de guerra (Félix Gómez), siendo de nuevo la figura femenina la encargada de portar la desdicha masculina y de ejecutar una simbólica venganza.


Sentimientos extremos, historias de gran dureza, viajes físicos y emocionales que no dejan indiferentes, un contexto sociopolítico reconocible y de gran actualidad... aunque, por desgracia, todo el mosaico de personajes y vivencias no termina de encajar de forma armoniosa. Ahora bien: los directores defienden la causa de su (anti)heroína y consiguen que nos sintamos implicados con su periplo. Tiempo sin aire, en definitiva, se salva porque, como promete su títulos, en sus fotogramas se palpa la tensión y la falta de oxígeno. Esperemos que en el caso de Martín Mateos y Luque Pérez se cumpla el dicho y a la tercera (película) sea la vencida.


Para recordar el conflicto de las FARC.
Lo mejor: Juana Acosta.
Lo peor: Le falta capacidad de síntesis.

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