viernes, 27 de marzo de 2015

LISTA | 10 CLÁSICOS QUE ESTE 2015 CUMPLEN 25 AÑOS

El publicitario aniversario de Pretty Woman nos ha animado a elaborar una lista con las mejores película que este 2015 cumplen 25 años. Muchas de las presentes son títulos del año 1989 (así figura en su ficha de producción), pero llegaron a las carteleras españolas y europeas con cierto retraso (detalle, por otra parte, que sigue repitiéndose a día de hoy, ya que muchas de las citadas fueron obras surgidas de la temporada de premios 1989-1990). Algunas son hitos populares que eclipsaron la taquilla en su momento y que contaron con un apoyo mayoritario en sus ediciones en formato doméstico y sus emisiones televisivas. Otras son películas que han sobrevivido gracias al empeño de la crítica o a la revalorización de ciertos directores, que supieron configurar una carrera en constante ascenso. La lista admite múltiples cambios y ordenaciones: ¡que no haya enfados! Ponemos la flecha de la máquina del tiempo en el año 1990: ¡a disfrutar!


10. NACIDO EL 4 DE JULIO, de Oliver Stone
¿Quieres triunfar? Pues no ganes el Óscar. Dicho y hecho. Para la posteridad, Nacido el 4 de julio es una de las derrotas más sonadas de la historia del cine (o lo que es lo mismo: una victoria 'moral', que a la larga de más frutos). En su momento pesó el hecho de que Stone hubiese ganado el premio muy recientemente por Platoon (algo similar pasó en los 90 con Spielberg y el año en que Shakespeare fusiló, aunque a base de palabras-palabrería, al soldado Ryan), o bien por la simple razón de que Paseando a Miss Daisy era todo lo 'cuca', 'mona' y 'plana' que la Academia podía soñar. Los premios pasan, el cine queda y la memoria audiovisual sobre el conflicto en Vietnam no se escribiría igual sin la icónica imagen de Tom Cruise sentado en una silla de ruedas con barba de náufrago reinvidicativo. Cruise, por cierto, dio carpetazo a su imagen de 'yerno perfecto', cliché al que volvió a caer, salvo contadas ocasiones, por imposiciones industriales (ahora encarna otro ideal: el de 'action man' imparable, futuro protagonista de Los mercenarios 6). Ni Cruise ha vuelto a estar tan bien ni nunca ha estado tan cerca de llevarse el Óscar (tal vez, muy a la par con Magnolia): de haber ganado, ahora la historia del cine reciente se escribiría de otra manera (chi lo sa...). También, y a pesar de que Stone siguió dando guerra en los 90, la irrupción en esa década de nombres como Tarantino o Rodríguez impusieron unas modas de cine negro irreverente de la que Stone no participó (ahora la polvareda que levantó Asesinos natos parece cosa de niños): por eso, Nacido el 4 de julio es, simbólicamente, un film que marca un fin de época.


9. CUANDO HARRY ENCONTRÓ A SALLY, de Rob Reiner
Si pensamos en escenas emblemáticas de la última comedia estadounidense, es imposible no citar el orgasmo fingido de Ryan en la cafetería. A principios de década, Sally encontró a Harry, Ryan encontró el filón de la comedia palomitera (también encontró a Hanks, pero esa es otra historia...) y la crítica no le dio ascos a un género tan impopular como el humor con romance de por medio. Con el tiempo puede parecer que una única nominación al Óscar al mejor guión original fuera insuficiente (¿o acaso era mejor Cuatro bodas y un funeral, meganominada y archiolvidada?), pero parte del encanto de la película de Rob Reiner (por cierto, en ese momento en su etapa más productiva: encadenó ésta con Cuenta conmigo, La princesa prometida, Misery y Algunos hombres buenos) es que no ha sido una película especialmente citada, visionada o reivindicada. También hay que reconocerle su ligera irreverencia y su tono desenfadado, detalles que se echan de menos hoy en día (seguramente, a finales de los 80 - principios de los 90 resultaba más fácil poner en pantalla a una mujer libre y libertina, capaz de hacer sombra a los hombres de su entorno y de ponerse el mundo por montera que ahora). La mejor obra de Nora Ephron... y no la dirigió Ephron.


8. SOLO EN CASA, de Chris Columbus
En un mismo año, como da fe esta lista, Joe Pesci interpretó a un mafioso y a la lectura pródica de dicho gángster. La vertiente humorística siempre tiene mayor recorrido, y tal vez por eso Solo en casa (peliculita con suerte... ¡pero peliculita al fin y al cabo!) ha conseguido aguantar veinticinco navidades siendo la risa (que no el hazmerreír) de abuelos, padres e hijos. Una de sus claves reside en desmontar la idea de Navidad ideal y familiar que el cine lleva vendiéndonos desde tiempos inmemoriales: por primera vez podemos hacer lo que nos da la gana, comer guarradas sin remordimientos y pasar de los villancicos, los primos lejanos y el vecino con la zambomba. Todo ello, claro está, en apariencia, porque Solo en casa es más yanki y bienintencionada que la bandera de estrellas y barras. Eso es precisamente lo que nos gusta de ella: la contradicción que encierra, su perfecta estructura de 'placer culpable'. No hay nada que funcione mejor a nivel cómico que ver a alguien caerse por las escaleras o dándose mamporros imposibles (los clásicos del cine mudo ya lo sabían, y ahora la moda se ha vulgarizado en forma de vídeos de whatssap y programas de zapping). También nos encanta saber que Macaulay Culkin ha tenido un 'mal crecer', por decirlo suavemente (formaría, junto a Joel Osment, Lohan y compañía, un particular muestrario de niños malditos). Es lo que tiene Solo en casa: despierta todo tipo de instintos y humores. ¡Ah! Y las partes que siguieron al film del 1990, mejor ni mencionarlas.


7. MUERTE ENTRE LAS FLORES, de Joel Coen 
Los Coen se confirmaron con Muerte entre las flores como los renovadores del cine negro estadounidense. Si Sangre fácil los puso en la picota mediática a mitad de los 80, Muerte entre los flores los situaba como referentes indiscutibles. Tras ésta, Barton Fink, Fargo y siguientes demostraron que lo suyo no era flor de un día. Todavía ahora Muerte entre las flores es la película más depurada de sus autores, un film de aliento atemporal que podría llevar la firma de Coppola y coetáneos. Junto a L.A. Confidential, Seven y Sospechosos habituales, la película de cine negro más importante de los 90, con el permiso de realizadores afines, especialmente productivos en dicha década, como De Palma, Cronenberg, Tarantino, Scorsese o Altman. Una de las obras más inclasificables de la larga filmografía de los Coen: parte del pulso que demostraron aquí lo reproducieron, en una época y en un espacio claramente diferentes, en la oscarizada No es país para viejos. En su momento no llamó demasiado la atención (presencia casi nula en la órbita de galardones y festivales que ahora mima a los Coen), pero el ascenso meteórico de este 'monstruo de dos cabezas' (palabras de Javier Bardem) ha conseguido que las flores sigan vivas veinticinco años después.


6. ¡ÁTAME!, de Pedro Almodóvar
En el 1990 Banderas y Abril eran los actores del momento (ella tuvo tropocientas nominaciones al Goya en una década), Almodóvar seguía al borde del éxito de Mujeres al borde de un ataque de nervios y la crítica empezaba a responder con mayor entusiasmo ante las películas del manchego (hasta que Kika deshizo el hechizo). Situada estratégicamente entre la irreverencia de los 80 y el refinamiento posterior de Todo sobre mi madre, ¡Átame! no sólo es la mejor película de Almodóvar de los 90 (la década más irregular del director), sino que marcó un antes y un después a todos los niveles en el cine español (el film se vió en Berlín y fue el primer título en beneficiarse de la popularidad internacional de su artífice). Dos anécdotas (el varapalo goyesco, la misma noche que ¡Ay, Carmela! arrasó con todo, entendido como el primer capítulo de las relaciones punzantes entre Almodóvar y la Academia; y la polémica fútil que levantó el film en Estados Unidos por su contenido sexual, con preestreno con regalo de consoladores 'submarinos' a las presentes) apenas han empañado el honor de un film que, como su canción final, ha 'resistido' muy bien el paso del tiempo. Si quieren que les rapte un loco tan atractivo como Banderas, o si quieren dar una nueva vuelta de tuerca a la actriz sumisa en pleno Síndrome de Estocolmo, el dvd de ¡Átame! colma los fetiches y los deseos de todos.


5. MI PIE IZQUIERDO, de Jim Sheridan
Con el Óscar todavía reciente de Eddie Redmayne por La teoría del todo, resulta especialmente recurrente volver a Mi pie izquierdo, para muchos la mejor interpretación y exposición cinematográfica sobre la discapacidad (también la mejor obra de Sheridan, aunque muchos defenderán En el nombre del padre o The Boxer, todas ellas con Day-Lewis al mando). Day-Lewis, el actor más intenso que haya parido madre (superando a los clásicos, vivos o muertos, que se quiera: ahí están sus tres Óscar a mejor actor protagonista, marca de libro Guinness), se puso a medio planeta en el bolsillo gracias al artista irlandés Christy Brown. Pudo haber pasado como un biopic más, pudo haber caído en el limbo de los títulos de 'tufo' académico (ahí está Paseando a Miss Daisy, cadáver y Óscar del 90), e incluso pudo haber sido maldecida como el principio de un tipo de drama cuestionable (¿cuántos actores han intentado en los últimos 25 años ganar la estatuilla con un personaje de características similares?), pero Mi pie izquierdo se levantó con el pie bueno y nunca dio su extremidad a torcer (valga el chiste). En lo personal, ha quedado un poco anticuada, y aún así es de esas antigüedades dignas de figurar en el mejor de los museos. ¿Quieren saber lo que vale un peine, qué significa ser actor y cómo se cuenta, sin ñoñerías ni subrayados, una historia que es puro drama? Ahora, en las mejores estanterías cinéfilas.


4. DELITOS Y FALTAS, de Woody Allen
Allen lleva tanto tiempo con el reloj en hora (con película al año... y esperemos que por muchos más) y nosotros llevamos tanto tiempo siendo fieles al maestro neoyorkino que ya hemos perdido la noción de la realidad y de la ficción. Hay tantas buenas películas en la lista que cada uno tendrá su particular 'top' con las mejores creaciones de Allen, pero hay títulos que invitan al consenso. Delitos y faltas es una de ellas, y sólo por eso figura, junto a Annie Hall, Manhattan y Hannah y sus hermanas, en el podio de oro (quien escribe incluye Match Point, más reciente pero de arquitectura perfecta). Puede decirse incluso que el film fue el último gran estreno de Allen, aunque Balas sobre Broadway gustase muchísimo cuatro años después. La imagen de un Allen que a día de hoy parece imposible: sobrio, elegante, certero, crítico, ácido... Un film de dilemas morales, grandes diálogos y momentos de puro goce. El poso bergmaniano es evidente, pero al mismo tiempo es una película de interiores, de esencia norteamericana (por eso resulta más compacta que Otra mujer, por citar sólo un ejemplo). Un clásico de 25 años que, como los mejores vinos, gana cuerpo y sabor con el paso del tiempo. De nuevo, Allen y el tiempo...


3. EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS, de Peter Weir
Si echamos mano de hemeroteca nos daremos cuenta que El club de los poetas muertos no fue una película especialmente taquillera en su momento, tampoco tuvo críticas muy entusiastas (nadie la citó a la hora de configurar las clásicas listas de los mejores estrenos de su año) ni pudo beneficiarse de la gloria del Óscar (paradójicamente, nadie se acuerda que sí ganó el Bafta: aunque cueste creerlo, hace 25 años los premios del cine británico 'molaban'). Con todo, tal vez porque Williams tuvo un periodo especialmente productivo a finales-principios de esa década (El rey pescador, Despertares, Good morning, Vietnam), porque los miembros del 'club' tuvieron una carrera en constante crescendo (Ethan Hawke fue el gran beneficiado) o porque sus retransmisiones televisivas fueron muy sonadas (repetidas y de enorme seguimiento), la película de Peter Weir ha llegado hasta nuestros días como clásico (casi) indiscutible. ¿Que El show de Truman nos parece la mejor obra de Weir? Cierto. Pero al capitán nadie le quita lo que es del capitán. Más si cabe tras el triste fallecimiento de Williams: todos, en mayor o menor medida, nos sentimos sus alumnos (ni LOMCE ni puñetas: ¡el suyo sí era un buen método de enseñanza!).


2. UNO DE LOS NUESTROS, de Martin Scorsese 
Curiosa coincidencia: en la terna por el Óscar pelearon dos película con la mafia como telón de fondo y dirigidas por dos compañeros de profesión y amigos. Uno de los nuestros compartió temporada de premios con El padrino: Parte 3, pero el capricho de las fechas de estreno quiso que la tercera entrega de los Corleone llegara a los cines españoles a inicios de 1991 (decisión salomónica: una fue declarada la mejor película del 1990, y la otra, del año siguiente). En los Óscar, los lobos de Costner se impusieron a todos los gangsters de la lista, pero las anécdotas se quedan en los anuarios, la cinefilia es sabia y la película de nuestro querido 'Marty' ha aguantado muchísimo mejor el examen del tiempo. Ni Ford Coppola terminó teniendo la carrera brillante que prometía en los 70 ni Martin Scorsese ha contado con el apoyo unánime de la crítica, pero ambos están destinados a ser clásicos del cine (ya lo son en vida, de hecho). Incluso los más críticos con Scorsese tendrán que reconocer que Uno de los nuestros es una de las obras más sólidas de su artífice, una película que se codea con los clásicos del género y que ha conseguido dejar huella y ser fuente de múltiples citas. La crítica en bloque se rindió a sus pies y sigue rindiéndole pleitesía en el 2015.


1. PRETTY WOMAN, de Garry Marshall
La leyenda de Pretty Woman no es cosa de un día. Roberts tuvo a finales del 89 y principios del 90 unos meses especialmente brillantes: había sido una de las protagonistas de la temporada de premios gracias a su papel secundario en Magnolias de acero. En marzo de 1990 llenó las salas norteamericanas con Pretty Woman, convirtiéndose en novia de América y revitalizando la carrera de Gere. En otoño llegó a España y el fenómeno se repitió. Los Óscar se acordaron nuevamente de Roberts, pero la estatuílla tendría que esperar diez años más hasta la irrupción de Erin Brockovich. Y mientras Roberts se convertía en icono de una época, de un cine popular y de un modelo de industria, los pases televisivos del film no pararon de cotizar al alza (contar los shares y el número de emisiones nos llevaría horas). Versión moderna de La Cenicienta, todavía imbatible como ejemplo de película romántica con las diferencias y los prejuicios sociales como telón de fondo. Su mérito: imponerse como referente de su género para varias distintas generaciones de espectadores. Ni el propio Marshall, que nunca ha podido superar la sombra de Pretty Woman (su carrera podría definirse como un intento constante y fallido por repetir el pelotazo de ésta), podía imaginarse tanto revuelo. No es la mejor película de la lista, pero sí es la más deseada, la niña bonita, el buque insignia de la promoción del 90.


Otras películas emblemáticas que están de aniversario:
Paseando a Miss Daisy (el drama perfecto para el académico medio)
Los fabulosos Baker Boys (el mejor trabajo de Michelle Pfeiffer)
La sirenita (la primera actualización de los clásicos Disney: le siguieron otras...)
Tiempos de gloria (el despegue de Denzel Washington)
¡Ay, Carmela! (el Saura del consenso)
La guerra de los Rose (simpática pero matona)
Magnolias de acero (el drama perfecto para el académico medio, parte 2)
Drugstore Cowboy (Van Sant y Dillon, iconos underground)
Valmont (siempre ensombrecida por Las amistades peligrosas)
El tiempo de los gitanos (Kusturica, moda festivalera de los 90)
Los sueños de Akira Kurosawa (el genio nipón, en la recta final de su carrera)
Enrique V (una de las películas más sólidas de Kenneth Branagh)
Ariel (Kaurismäki en su etapa más productiva)
Ghost: más allá del amor (quintaesencia del romance de mediatarde)

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