martes, 3 de marzo de 2015

CRÍTICA | LITTLE VOICE, de Mark Herman


El ruiseñor enjaulado
LITTLE VOICE, de Mark Herman
6 nominaciones al Bafta. Globo de oro al mejor actor de comedia/musical (Michael Caine). Candidata al Óscar a la mejor actriz secundaria (Brenda Blethyn)
Reino Unido, 1998. Dirección: Mark Herman Guión: Mark Herman, a partir de la obra teatral de Jim Cartwright Fotografía: Andy Collins Música: John Altman y VV. AA. Reparto: Brenda Blethyn, Michael Caine, Ewan McGregor, Jim Broadbent, Jane Horrocks, Annette Badland, Philip Jackson Género: Tragicomedia musical Duración: 95 min. Escena: Link Fecha de estreno en España: 16/04/1999
¿De qué va?: Desde la muerte de su padre, Little Voice se pasa todo el día encerrada en casa, cabizbaja, triste y obsesionada con su colección de vinilos. Un día, el novio de su madre escucha cantar a la chica y decide catapultarla al éxito. El primer paso: actuar en el bar musical más popular de la zona.


No parece que Little Voice haya dejado demasiada huella en el género musical que reivindicaba tan acertadamente a finales de los 90. Candidata a distintos Bafta y Globos de oro, la película lleva a la gran pantalla la obra teatral más recordada de Jim Cartwright, sirviéndose del gancho de la comedia británica de tono amable que lleva rindiendo en taquilla desde tiempos casi immemoriables. Es una lástima que no haya merecido ningún que otro intento por rescatarla del olvido, porque estamos ante un entretenimiento muy digno, la enésima versión de una cenicienta con complejo de patito feo y voz de diva cinematográfica. Little Voice alcanza sus mejores momentos cuando se apoya por completo en las interpretaciones de sus actores: Brenda Blethyn, absolutamente genial como madre de personalidad dictadora y efervescente; Michael Caine, excelente como dandi manipulador y showman cazatalentos venido a menos; Ewan McGregor, posterior al furor de Trainspotting, dando vida a un príncipe apocado que sustituye la carroza por una camioneta destartalada; y Jane Horrocks, una estrella de vidrio delicado que malgasta su don encerrada en un cuarto con fantasmas y vinilos antiguos. Al film le falta hondura y le sobra condescendencia, pero entra con toda justicia en la lista de ficciones simpáticas que tienen la rara virtud de alegrarnos la tarde con cada visionado. Cuento para audiencias adultas, con mucha magia, algún exceso de verborrea y un recital de hits 'oldies'. No llega a la altura del cabaret más refinado, pero es puro karaoke en vena. ¡Ah! Y ya que tenemos el micro en la mano, preguntamos: ¿por qué Blethyn no ganó el Óscar? 


Para soñadores irredentos.
Lo mejor: Brenda Blethyn.
Lo peor: En conjunto, es bastante previsible.

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