De Madrid a la Tierra Media
EL CORAZÓN DEL GUERRERO, de Daniel Monzón (España, 2000)
¿De qué va?: Ramón es un adolescente obsesionado con un juego de rol. En la ficción del tablero, Ramón es Beldar, un guerrero que huye de una orden de hechiceros malvados. Para hacer frente a los miembros de la secta, Beldar solo cuenta con la ayuda de la intrépida Sonya, una despampanante amazonas. En la vida real, Sonya es Sonia, una prostituta que coincide con Ramón en el metro y en los autobuses de la ciudad. Ramón acabará perdiendo de vista dónde empieza y acaba la ficción: mientras los medios de comunicación transmiten sus ataques a un partido político en plena campaña electoral, Ramón da tumbos por Madrid creyéndose el Elegido, mientras que las criaturas fantásticas del universo paralelo del juego tendrán su correlato con personas no menos singulares de la realidad de la capital.
Palmarés: Mejor película internacional en el Fant-Asia Film Festival. Mejores efectos especiales del Festival Fantasporto. Mejor película del Amsterdam Fantastic Film Festival; y gracias a ese reconocimiento, nominación al prestigioso Grand Prize of European Fantasy Film, reconocimiento que ganó la francesa Thomas est amoureux y al que también aspiraba la española El arte de morir de Álvaro Fernández Armero.
El dato: Ópera prima de Daniel Monzón, posteriormente galardonado con el Goya por Celda 211: en ese momento, Monzón trabajaba como crítico cinematográfico para la revista Fotogramas. El film dispuso de un presupuesto de 500 millones de pesetas, una cifra elevada que la convirtió en la producción más ambiciosa del cine español de la temporada junto a Faust: la venganza está en la sangre. Pese a que el film contó con efectos especiales pioneros en el cine español, no consiguió candidatura al Goya en dicho apartado: la cinta tan solo fue distinguida con dos nominaciones (director novel y diseño de producción). Se estrenó el 21 de enero del 2000, en plena temporada de premios, el mismo día que Sleepy Hollow y una semana después del fenómeno El sexto sentido, algo que le restó visibilidad en su paso por los cines pese a que su lanzamiento fue más que ambicioso: 220 copias. En ella intervienen rostros posteriormente populares gracias a la televisión como Arturo Valls y Adriá Collado, además de actores como Luis Tosar, Rubén Ochandiano y Antonio de la Torre, que en el film cuentan con una única escena. Neus Asensi y Javier Aller repitieron con Monzón en la posterior El robo más grande jamás contado.
Reseña: El cine español adolece en muchas ocasiones de falta de medios, y en otras se muestra pobre en originalidad y en riesgo. Hay casos en que ambos factores se dan cita con éxito, y de esa coincidencia nacen películas tan rabiosamente singulares, populares, inclasificables y polémicas como El corazón del guerrero, bautizo por todo lo alto del que terminaría siendo uno de los cineastas clave del último cine local. Monzón pone todo su oficio y cinefilia en una partida de rol a dos tiempos y a caballo entre dos dimensiones, una chifladura cargada de excesos que no tiene nada que envidiar al Jean-Pierre Jeunet o al Terry Gilliam más flipado. El film irradia energía y delirio, desborda frescura por los cuatro costados, y todavía ahora sigue fascinando su condición de chiste a lo grande de abierta orientación friki. Un film de alma inocente, con citas a El señor de los anillos y Expediente X, con una base del mejor cine yanki de aventuras, y con una resolución tan lógica como desangelada: Monzón no pierde de vista la noción del espacio-tiempo, algo que termina traduciéndose en un tratamiento amable a la par que crítico de su inocente y desquiciado (anti)héroe. Los más reacios difícilmente sabrán valorar la capacidad de Monzón por orquestrar escenas tan tensas y difíciles de ejecutar como la persecución en el metro, momento que solo podrían rodar genios con tendencia a la autobroma como Fesser o De la Iglesia. Y en paralelo, los que veneran el film como pieza de culto empatizarán con el protagonista por su pertenencia a la nueva generación de adolescentes paridos en pleno estallido de lo audiovisual. Le faltarán muchos tornillos, pero el hecho de que genere tantas filias como tirrias dice muchísimo de ella. Tras su montaje esquizoide, se esconde un mensaje tan tierno como implacable: bendita locura.
Esta película ha sido criticada salvajemente por muchos "frikis" que se hacen llamar jugadores de rol.El motivo es que,según ellos, hace creer que los jugadores de rol se pueden volver locos fácilmente,y para ellos es un tópico ofensivo. Yo también soy friki,pero este film no me ofende,al contrario,lo tengo original en vhs y tengo ganas de verlo de nuevo.
ResponderEliminarVale que,en la realidad,son muy pocos los jugadores de rol que se vuelven majaras,pero en el fondo son tan idiotas como los que disfrutan yendo al fútbol, cazando en el monte,o como los que prefieren cualquier otra afición.O quizá los roleros sean aún peores,porque mi novia no es friki y es muchísimo mejor persona que ciertas chicas frikis que conocí.
Feliz Navidad!