sábado, 29 de noviembre de 2014

CRÍTICA | HERMOSA JUVENTUD, de Jaime Rosales


Juventud, divino tesoro
HERMOSA JUVENTUD, de Jaime Rosales
Festival de Cannes 2014: Sección Un Certain Regard
España, 2014. Dirección y guion: Jaime Rosales Música: Juan Gómez-Acebo Fotografía: Pau Esteve Birba Reparto: Ingrid García-Jonsson, Carlos Rodríguez, Inma Nieto, Juanma Calderón, Fernando Barona, Miguel Guardiola Género: Drama social. Docudrama Duración: 95 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 16/05/2014
¿De qué va?: Natalia y Carlos viven en el extrarradio de Madrid. Se quieren y comparten mucho tiempo juntos, pero ni estudian ni trabajan, viven en casa de sus padres y la crisis económica les ha castigado con fuerza. Las cosas se complican cuando Natalia se queda en cinta y ambos deciden seguir adelante con el embarazo. De pronto, las presiones sociales y familiares, la madurez obligada y las escasas esperanzas de trabajo hacen que Natalia se plantee marchar a Alemania para labrarse un futuro mejor.


Jaime Rosales es el director español que más ha contribuido, tanto en ideas como en resultados, al criticado cine social. Para exponer brevemente sus aportaciones, basta con recordar sus diferentes pero complementarias propuestas, de la polivisión o pantalla partida de La soledad al estilo distanciado y mudo de Tiro en la cabeza, de la estilización en blanco y negro de Sueño y silencio al relato intimista con ecos a Kieslowski de Las horas del día. Y a esa lista hay que sumar Hermosa juventud, una nueva vuelta de tuerca a una fórmula que aquí aparece depurada al máximo, desprovista de artificios. En esta ocasión, Rosales consigue aquello que los franceses llaman 'tranche de vie'. Parece que la realidad se ha colado en el cine de Rosales, y no al revés. El director, en otras palabras, desaparece, y de esta forma demuestra estar más presente que nunca. Un logro que confirma a Rosales como una de las voces más importantes de la vanguardia cinematográfica del último cine europeo.


Hermosa juventud nos cuenta la rutina fragmentada de una pareja de veinteañeros que no sabe cómo reconducir sus vidas. Existencias tocadas por el desencanto, ahogadas por la crisis y con unos comportamientos propios de la modernidad: la tecnología, como sucedía en la reciente 10.000 Km, se impone como vehículo de expresión, detalle que Rosales utiliza para dinamizar la película y abrirla a infinidad de ventanas (la escena de la agresión, tomada desde la cámara de un smartphone, es la más representantiva de todo ello). Una crónica de nuestros tiempos que podría considerarse una actualización de esa 'España negra' que tan bien filmaron Berlanga y Ferreri en los 60, así como la ola quinqui de los 80 (y que, a nuestro pesar, sigue coleando). Una película con la vitalidad, la energía y la inocencia de la juventud, pero también con la incertidumbre y las pulsiones propias de la edad. Una obra crítica, precisamente porque obvia la crítica. También una obra política, aunque inteligentemente evita cualquier referencia a la deriva política de nuestro país. Una de las mejores películas de Rosales. El director barcelonés va camino de filmar su 'obra maestra definitiva': esperemos que para ese entonces los seleccionadores del Festival de Cannes estén atentos y promuevan a Rosales en esa Sección oficial donde siempre mereció participar.


Para convertir las estadísticas de los telediarios en rostros muy cercanos.
Lo mejor: La fuerza de Ingrid García-Jonsson, revelación del año. Los diálogos, tocados por una verdad que pocas veces logran los guiones tradicionales.
Lo peor: A veces uno desearía que el film se centrase en algunos personajes secundarios o episodios concretos (por ejemplo, el incidente en la estación y sus posteriores consecuencias).

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