jueves, 9 de octubre de 2014

SITGES 2014 | DÍA 6 | Annabelle, Asmodexia, La French (The Connection), The Double, A Hard Day, Aux yeux des vivants

The Double, de Richard Ayoade (Reino Unido, 2013). Sección oficial a concurso.
Sitges camina hacia su recta final con un menú de sesiones tan intenso como inabarcable. Intentar ver todas las películas, o como mínimo una cifra razonable, de la Sección Oficial y paralelas es un reto del todo imposible. En el blog hablamos a continuación de los visionados de la jornada, con especial atención al mediático aterrizaje de la muñeca diabólica Annabelle, que llega a las salas este mismo viernes. El día ha estado centrado por dos grandes apuesta francesas, una poco o nada relacionada con el perfil sitgense, y otra vinculada por entero a las temáticas y los tonos que frecuenta el festival. Como siempre, os dejamos una breve nota de todas las cintas. Eso sí: nos reservamos nuestro comentario de The Double, película que podría darle el premio de interpretación masculina a Jesse Eisenberg (quien escribe necesita digerirla y verla otra vez para poder armar un párrafo mínimamente coherente sobre la cinta).

Annabelle, de John Leonetti (EE. UU., 2014). Sección oficial Fantàstic Especials.
1. MUÑECA MAINSTREAM. El año pasado Sitges preestrenó Insidious 2, y este 2014 el lanzamiento más inminente que ha acogido la capital del cine de terror ha sido Annabelle, curiosamente también vinculada a James Wan, ya que el film explora la figura de la muñeca diabólica que ya pudimos ver en los primeros minutos de Expediente Warren. Wan produce la cinta, y la dirección corre a cargo de John R. Leonetti, firmante de obras tan poco destacables como El efecto mariposa 2. El bombo era enorme, la expectación era considerable, y tal vez por eso la película ha decepcionado hasta el punto de ser la primera proyección en el Auditori que se ha cerrado con un sonoro abucheo. La película no engaña a nadie, ya que recurre a los mismos trucos y tópicos para convocar a la audiencia juvenil a las salas, pero también carece de ritmo e incluso cae en la comedia involuntaria (no hay nada más ridículo que querer hacer un film de terror serio y que el público responda con risas, no de nerviosismo, sino de vergüenza). El film explica los extraños sucesos que afectan a un matrimonio que espera su primera hija desde el momento en que la muñeca del título entra en la casa familiar. Aunque Annabelle es, a priori, el gran atractivo de la cinta, la película nunca llega a explotar la terrorífica imagen de la muñeca: se acumulan hechos rocambolescos que suceden sin motivo aparente, y los contados planos de la muñeca sirven de mero contexto o justificación del mal. Únicamente puede contarse una escena mínimamente lograda: el momento en que una niña irrumpe en el pasillo de la casa, y al cruzar la puerta de la habitación del bebé se transforma en una mujer armada con un cuchillo. Por lo demás, una cinta muy convencional, con unos molestísimos trucos de sonido y un guion de lo más endeble. Será suficiente, eso sí, para hacer caja durante la temporada anterior y posterior a Halloween.

La French (The Connection), de Cédric Jimenez (Francia, 2014). Sección oficial Fantàstic Òrbita.
2. NARCOTRÁFICO EN MARSELLA. Gran parte del thriller francés está influído por la narrativa tanto de los clásicos como de los autores más populares del cine norteamericano: de hecho, Gilles Lelouche, uno de los protagonistas de La French (The Connection), se ha convertido gracias a obras como Mea culpa, Cuenta atrás o El secreto de Anthony Zimmer en el tipo duro por excelencia de la acción gala. A diferencia de todas las citadas, La French (The Connection) es una película más estilizada, con estética retro y una historia de narcos y policías bastante cercana a las epopeyas de Scorsese o Scott. La comparación es en sí un halago para el largometraje de Cédric Jimenez, pero no exageramos: La French (The Connection) es un thriller recio que no se desploma en ningún momento (sobrepasa ampliamente las dos horas de metraje), bien escrito, notablemente interpretado y con una factura técnica irreprochable. La película combina el devenir de un magistrado en plena lucha contra el narcotráfico (Dujardin) con el tinglado de trapicheos varios que comanda Gaetan Zampa (Lellouche), un nuevo rico sin escrúpulos. Jimenez opta por una trama clásica, sin exagerar ni coreografiar las escenas de acción, dejando espacio a la descripción de personajes y profundizando en el contexto social y cultural de los hechos, nada que ver con las obras de corte más visceral y aparatoso de Fred Cavayé. Una propuesta tan interesante que perfectamente se hubiese podido exhibir en San Sebastián o Valladolid: al fin y al cabo, el único detalle que justifica su inclusión en la parrilla de Sitges son sus contados titubeos con el cine violento de ambientación mafiosa. A Contracorriente ha adquirido los derechos de la cinta para distribuirla en España: ojalá la podamos ver en salas en poco tiempo.

Asmodexia, de Marc Carrete (España, 2014). Sección oficial Fantàstics Especials.
3. MANIFESTACIONES DIABÓLICAS EN BARCELONA. Asmodexia es de esas películas fallidas que dan cierta pena. Marc Carrete, que ha dirigido el film con capital privado, traslada las constantes de las historias de posesiones infernales y sectas religiosas a un espacio tan cercano como Barcelona y alrededores. Por parte de Carrete hay una plena voluntad por recrear y recrearse en los tópicos del género (rostros desencajados en primer plano, filmación de exorcismos, música atronadora que subraya los efectos de los momentos clímax), y desde el primer segundo queda claro que Asmodexia ni quiere trascender ni ofrece gato por liebre: su único objetivo es entretener al espectador. La lástima es que todo el castillo de naipes se desploma con una facilidad asombrosa: el guion no hay por donde cogerlo, algunas interpretaciones son hilarantes y la trama se enreda hasta apostar por la vía más inverosímil. Ejemplo, en definitiva, de buenas intenciones mal canalizadas, o de una cinefilia desbordante acompañada de poco oficio. La sensación en la sala es que el film quiere resultar tan intenso que acaba rozando la comedia de estar por casa (de nuevo sucede lo que comentábamos en relación a Annabelle: no hay mayor síntoma de fracaso que suscitar risas involuntarias en escenas que deberían ser completamente graves). Asmodexia es catalana, en Sitges jugaba en casa... pero mucho nos tememos que nada ni nadie la podrá salvar de la quema.

A Hard Day, de Kim Seong-hun (Corea del sur, 2014). Sección oficial Fantàstic Òrbita
4. NUEVA RACIÓN DE THRILLER COREANO. En Sitges uno viaja de Marsella a Barcelona y de Barcelona a Seúl con una facilidad pasmosa. Sólo en Sitges podemos ver productos como A Hard Day, o lo que es lo mismo, cintas de acción de ojos rasgados que casi nunca llegan a España pero que a muchos nos fascinan por su capacidad de hacer reír a la audiencia mientras en pantalla se está ejecutando la mayor de las carnicerías (una paradoja que sólo pueden entender los habituales del certamen). La acción coreana es de todo menos comedida, y A Hard Day es un nuevo ejemplo de ello. La trama cuenta la historia de un agente de policía que atropella a un hombre mientras se dirige al funeral de su madre. El protagonista inicia un periplo divertidísimo para tapar el 'asesinato', pero al final Hitchcock se encuentra con Chan-Wook, una trama abre otra de dimensiones más grandes, y lo que parecía una historia de procesos internos acaba mutando en una intrincada investigación que destapa las actividades de un policía corrupto de la capital. A Hard Day funciona en todo momento: a pesar de sus múltiples giros y de su tendencia al multigénero, la historia resulta encantadora precisamente por su capacidad de romper esquemas. De hecho, el tramo final, con la lucha encarnizada entre el héroe y su némesis (a porrazo limpio o mediante explosiones, machetazos y disparos: en el cóctel hay espacio para todo menos a las medias tintas), es de una fisicidad y de un sentido del espectáculo tan imponente que acaba convenciendo hasta a los más escépticos. Puede que el film nunca se vea más allá de Sitges, y bien pensado esa es la clave del éxito tanto del festival como de films como el de Seong-hum: son tan reconocibles para un público occidental por sus vinculaciones con el género violento y al mismo tiempo tan diferentes a lo que se estrena en salas que su consumo en las jornadas festivaleras es ya una tradición que reúne a no pocos fieles en Sitges. Un thriller que se sitúa en las antípodas de la propuesta francesa, pero que resulta igualmente disfrutable.

Aux yeux des vivants, de J. Maury y A. Bustillo (Francia, 2014). Sección oficial a concurso.
5. EL CUARTO IMPACTO DE MAURY Y BUSTILLO. Algunos autores se pasean por Sitges como Pedro por su casa: ese es el caso de los franceses J. Maury y A. Bustillo, que desde que presentaran A l'intérieur en el festival se han convertido en los nombres clave de la renovación del horror con acento francés (obras como Martyrs, Alta tensión o Frontière(s) también participaron en la década anterior de este nuevo cine capaz de aunar la crítica social con el terror más extremo, muy cercano a la casquería sin censuras). Todo este fenómeno ha tenido poca repercusión en los circuitos comerciales habituales, por lo que únicamente un público tan versado y apasionado como el de Sitges es capaz de disfrutar y de valorar como se merece una obra como Aux yeux des vivants. La película es en esencia una metáfora retorcida y macabra del peso que tienen nuestras familias a la hora de configurarnos como seres humanos (curiosamente, una temática coetánea a la de la austriaca Goodnight Mommy): la cinta arranca con una madre acuchillando a su bebé, y todo ello tiene se amplía quince años después, cuando tres chavales de familias desestructuradas descubren el habitáculo donde se esconden los supervivientes de ese terrible accidente. Maury y Bustillo tienen la capacidad de mezclar el humor escatológico con la violencia más descarnada, pero también se defienden con una sutileza temática poco frecuente en el terror actual (para quien quiera detenerse en detalles más profundos, el film tiene una lectura social y política bastante evocadora). La película por momentos parece conectada al cine juvenil estadounidense de los 80, y cuando el horror gana espacio se vuelve a imponer el potente sello de sus autores (planos muy cerrados, persecuciones de final impredecible, una recreación entre enferma y poética de las torturas del 'malo', etc.). Para el blog, una de las mejores obras que aspiran a premio en Sitges.

No hay comentarios:

Publicar un comentario