Cuando se acaba la paciencia
RELATOS SALVAJES, de Damián Szifrón
Cannes 2014: Sección oficial. San Sebastián 2014: Sección Perlas
Sitges 2014: Proyección especial. Candidata argentina a los Óscar 2015
Sitges 2014: Proyección especial. Candidata argentina a los Óscar 2015
Argentina, 2014. Dirección y guion: Damián Szifrón Fotografía: Javier Juliá Música: Gustavo Santaolalla Reparto: Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Rita Cortese, Darío Grandinetti, Érica Rivas, María Onetto, Diego Gentile, Osmar Núñez Género: Thriller. Comedia dramática Duración: 120 min. Estreno en España: 17/10/2014 Tráiler: Link
¿De qué va?: Distintos personajes pierden el control en situaciones extremas. Un conductor en plena locura, una cocinera con ansias de venganza, una novia que descubre un terrible secreto en mitad del convite, un funcionario pasado de vueltas, un ricachón que urde un plan para tapar las fechorías de su hijo y los pasajeros de un avión protagonizan seis relatos reconocibles y al mismo tiempo difíciles de creer.
Alguien dijo que si España seguía adelante en plena crisis era por la solidaridad de los españoles, una formalidad más para no ir al meollo de la cuestión: quienes nos gobiernan desatienden demasiado a la ligera a la ciudadanía, una manera como cualquier otra de ahogar al personal sin poner, al menos en teoría, ni un dedo en la soga. Pero quien pronunció esa frase no tuvo en cuenta que en momentos extremos es muy fácil y al mismo tiempo muy lícito perder la paciencia. Si no nos dejan quejarnos, al menos tenemos derecho a patalear. Y cuando las leyes no se cumplen, es comprensible que algunos se tomen la justicia por sus manos. De eso habla Relatos salvajes, y en su interior contiene una radiografía grotesca a la par que real de ese estado de histeria colectiva que se ha instalado en nuestras casas, en muestras calles, en nuestras vidas. Pero el film de Szifrón no es un film de denuncia, tampoco una invitación a la anarquía, ni tan siquiera es una película que se sirva de tan amoral premisa para encadenar desmadres sin ton ni son. Relatos salvajes cuenta lo que sucede cuando uno está tan pasado de rosca que no tiene miedo a perder nada, a meter la pata, a cruzar la frontera de lo políticamente incorrecto. Una ilustración de que 'para lo que me queda en el convento, me cago dentro... ¡y de qué manera!'. O un gran mosaico de hombres y mujeres en pleno ataque de nervios, al puro estilo Almodóvar, pero más 'destroyer'.
Hablamos de España, pero en Argentina también se cuecen habas. Relatos salvajes surge como respuesta a tanta presión, a tanto desencanto. Es también una cristalización de ese cine suramericano que no deja de dar que hablar en muchos festivales: pocas películas como la de Szifron se atreven a jugar con la comedia negra, el thriller, el drama social e incluso el terror nupcial (nada que ver con Rec 3) sin despeinarse. Y viendo su impresionante éxito en salas, se ha convertido, además, en ese hit popular que ha permitido una sana catarsis entre los espectadores chés, algo parecido a lo que logró Ocho apellidos vascos con la España de los tópicos y los enfrentamientos nacionales - nacionalistas. Un humor tan oscuro que a algunos les helará la sonrisa. Pero a pesar de sus excesos, aunque pueda herir algunas sensibilidades, Relatos salvajes es un film que resulta cotidiano en su perversidad, plausible en su inconmesurable chifladura. Szifrón deforma los modelos, pero identificamos el fondo y la forma de sus siluetas. Esperemos que tras ver la película nadie se anime a pasar a la acción. ¿O tal vez lo deseamos?
Para descargar adrenalina en tiempos de vacas flacas.
Lo mejor: Se estrena en el momento justo y necesario.
Lo peor: La historia del padre que tapa el asesinato del hijo es más amoral que divertida.
Es buenísima y me pareció interesante cómo tratan cada historia. La actuación de Leonardo Sbaraglia fue de lo que más me gustó de esta película, y por cierto, ahora protagoniza la serie nueva de HBO "El Hipnotizador".
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