martes, 9 de septiembre de 2014

CRÍTICA | SACRO GRA, de Gianfranco Rosi


Microvidas romanas
SACRO GRA, de Gianfranco Rosi
Italia, 2013 Dirección, guion y fotografía: Gianfranco Rosi Género: Documental Duración: 95 min. Tráiler: Link Estreno en España: 19/09/2014
¿De qué va?: Un noble que alquila su gran mansión para rodajes y eventos de todo tipo. Dos prostitutas que viven en una caravana aparcada en la cuneta de una carretera. Un hombre que pesca anguilas. Otro que se dedica a registrar sonidos. Los vecinos de un bloque de pisos. La rutina de un hombre que trabaja de noche en una ambulancia. Vidas sin aparente conexión que tienen lugar en Sacro Gra, un tejido de autopistas con forma de anillo que rodea la ciudad de Roma. Amanece y anochece, pero el Sacro Gra siempre está despierto.
Palmarés: León de oro del Festival de Venecia 2013. Giraldillo de plata del Festival de Sevilla. Golden Ciak Award al mejor sonido.


Gianfranco Rosi tiene el mérito de haber convertido en materia prima, diamante en bruto, la vida aparentemente poco cinematográfica del extrarradio romano, poniendo la cámara a escasos metros de los personajes y retratando sin guion de por medio el día a día de unos seres extraños a la par que reconocibles. Allá donde otros ficcionarían para presentar un contexto (la carretera de silueta circular que rodea la capital italiana), Rosi responde con un ejercicio de cinéma verité, sin más adorno que el mirar, hablar y respirar de sus personajes. Rosi consigue un instante en distintas microvidas ajenas, con un toque neorrealista, y a la vez con el espíritu experimental de la nouvelle vague. Sacro Gra funciona como suma de momentos y de matices, como si el espectador fuese un ave que observa a sus presas desde lo alto. Rosi no ha inventado la fórmula, tampoco ha brindado el documental más radical y novedoso de la temporada (de ahí que el León de oro conseguido en Venecia sepa a exageración patriotera), pero logra un loable documento del extrarradio como extensión y expresión de la vida y la mentalidad de la Roma del siglo XXI. Convence, sobre todo, porque inspira verdad. Y cuando un cineasta consigue que nos creamos lo que vemos en pantalla, prende la magia del mejor cine. Lo celebramos.


Para comprobar que las mejores historias tienen lugar a escasos metros de nosotros.
Lo mejor: Sus personajes resultan adorables.
Lo peor: La fórmula a veces resulta un tanto tediosa.

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