Cinoscar & Rarities: CRÍTICA CSF: M, EL VAMPIRO DE DÜSSELDORF, de Fritz Lang

M, EL VAMPIRO DE DÜSSELDORF (M), de Fritz Lang

Largometraje nº 4. Cinoscar Summer Festival 2014: Sección oficial a concurso

Alemania, 1931. Dirección: Fritz Lang Guion: Thea von Harbou y Fritz Lang Duración: 110 min. Género: Drama social. Intriga. Fotografía: Fritz Arno Wagner Música: Edvuard Grieg Reparto: Peter Lorre, Otto Wernicke, Theo Lingen, Theodor Loos, Georg John, Inge Landgrut, Ellen Widman, Gustav Gründgens
Elección y presentación de Jose Luis Ayala Ramírez: "Tras la película de culto Metrópolis, Lang creó la que sería su mejor película de su etapa alemana con M, una película de enormes capacidades, en el uso de interiores, el uso de sombras, en la fotografia, en el guion lleno de dilemas morales dirigidos al espectador. Una película compleja, de interpretaciones que dejarían escuela. Remata la faena un Pete Lorre soberbio. Una joya fantástica del expresionismo alemán".

¿De qué va?: La ciudad está atemorizada por los crímenes de un asesino de niñas. La policía empieza una ardua investigación y cualquier persona que pasea por la calle con un niño es en seguida el centro de las sospechas y de los comentarios de todo el mundo. Las tensiones sociales aumentan: mientras la policía sigue con sus estrictas redadas, los grupos callejeros y criminales se organizan para conseguir atrapar al asesino y ganar la recompensa económica que han establecido las autoridades.

Palmarés: Presente en el Top 10 de mejores películas de habla no inglesa del año 1933 elaborado por la National Board of Review.

Reseña Xavier: En un principio, Lang tituló su film M, un asesino entre nosotros. Sin saberlo, o tal vez de forma consciente, Lang exponía en su primer film sonoro los mecanismos sociales que permetirían años después el éxito de la ideología nazi en Alemania. Y con independencia de los ojos y del contexto en el que veamos la película, M supone una descripción de los mecanismos del mal. El mal que encarna el asesino M y que planea durante la primera parte de la película a modo de sombra proyectada en las calles de una ciudad ordinaria. El mal que finalmente encarna todo el pueblo en una redada demencial y un juicio popular de carácter profético. El mal que anida en todos nosotros y que se desata de forma azarosa, porque los humanos somos incapaces de controlar nuestras flaquezas: M se confiesa como un enfermo, y de pronto sentimos empatía por el mal... y nos da miedo... y nos sentimos víctimas y verdugos de todo el proceso mental y social que describe con mano maestra Fritz Lang (el estilo documental de la película lo asemeja a un antropólogo, trascendiendo la clásica tarea del cineasta). Por todo ello, M, el vampiro de Düsseldorf, visto en el 2014, se asemeja a un film 'de tesis', a un estudio de cotejo sociológico y filosófico. En el otro lado de la balanza, el actor Peter Lorre pone emoción a una obra fría que habla de la frialdad de nuestra especie. En esa unión entre el 'cuerpo' y el 'alma', el film termina por destacar en el primer apartado: estamos ante una obra de difícil visionado y ardua digestión que no ofrece ningún asidero. Queda la idea, la sensación de estar ante un film que se adelantó a su tiempo y que describe todos los tiempos presentes y futuros: de hecho, su visionado en plena era de crisis económica, recortes laborales, pérdida de dignidad y manipulación mediática abre el film a interpretaciones riquísimas. El cine suele ser la exposición de una historia: M remite a la Historia en mayúsculas. Una ilustración de cómo somos y hasta dónde somos capaces de llegar. Si los pensadores de la Roma y la Grecia antigua hubiesen tenido a su disposición una cámara, seguramente habrían rodado obras como M, capaces de educar a la plebe mediante la exposición impúdica de los motivos y de las repercusiones de nuestros actos. Porque M es pensamiento hecho película: nada que ver con el cine actual que convierte la figura del 'asesino en serie' en excusa de espectáculos dudosos.

Reseña Mayra: Me he vuelto una asidua del cine clásico: de ahí que visionar cintas como la que nos ocupa me resulta muy disfrutable. M, el vampiro de Düsseldorf es el relato de un suceso que conmociona una ciudad: la desaparición y muerte de niños, y la cacería de la policía en busca del asesino. Lang desarrolla la adaptación de esta trama con mucha solidez, haciendo buen uso de la cámara incluso en las escenas fuera de campo donde hasta las sombras sugieren sobre el villano de esta historia. La trama y la atmosfera que se respiran en M, el vampiro de Düsseldorf están repletas de intriga, hasta dar con un desenlace apabullante. El interesante guion, la buena puesta en escena y fotografía, y la destacable interpretación de Peter Lorre, hacen de éste un film imprescindible.

VALORACIÓN DE LA CRÍTICA

El horror de un rostro: eso es lo que queda tras el visionado de M. La Alemania de principios de los años 30 se hace visible y palpable. Retrato de una sociedad enferma y decadente. Roger Ebert, RogerEbert.com

No hay ningún misterio sobre la identidad del criminal. El asesino funciona como espectáculo repelente, y ahí se concentra el fervor de una idea sorprendente e inteligente. Y al final, gracias a la talentosa dirección de Lang, lo más importante del film queda a la imaginación del espectador. Redacción, The New York Times

Una oscura y perturbadora cinta de terror que se manifiesta en forma de una figura fantasmagórica. La penúltima obra maestra de Lang, acabada el mismo año del ascenso nazi. Chris Cabin, Slant Magazine

Memorable y curiosa. Deja en shock todacía ahora. Franca y a la vez ambigüa. Retrata la incerteza de unos tiempos difíciles. Sobre los comportamientos humanos y sus depravaciones. Damian Cannon, Film U-Net

Nota Filmaffinity: 8'3 - Nota IMDB: 8'5 - Nota Rottentomatoes: 9'75