TANTA AGUA, de Ana Guevara y Leticia Jorge (Uruguay, 2012)
Festival de San Sebastián 2013: Sección Horizontes Latinos
¿De qué va?: Alberto ha planeado unos días de vacaciones con sus hijos, a los que no ve desde hace mucho tiempo. Por desgracia, esos días de relax y familia se ven truncados por el mal tiempo. Alberto ha alquilado un apartamento cerca del campo, pero la posibilidad de hacer turismo por los alrededores o de bañarse en la piscina se trunca por la metereología. Obligados a permanecer encerrados en el piso, sin televisión y con pocas cosas a su alcance para entretenerse, los niños reaccionan de formas diferentes ante la curiosa situación. El pequeño sólo quiere jugar, pero la mayor, en plena adolescencia, desea hacer amigos y conocer algún chico.
Palmarés: Gran Premio del Jurado y galardón al mejor guion del Festival de Miami. Premio Norteado en Donosti 2012 y presente en el BAFICI bonaerense del 2013. Premio al mejor actor para Néstor Guzzini en el Festival de Lima.
El dato: El film se estrenó en Montevideo el 10 de mayo de 2013. El año 2012, cuando el film estaba en post producción, la película ganó el Premio Norteado del Festival de San Sebastián 2012: el reconocimiento, dentro del apartado Cine en construcción, apoyó el film con 5.000 dólares, una dotación económica que permitió finalizar la película. El largometraje, coproducción con México, pudo verse en el Festival de Berlín dentro de la sección panorama, y volvió al Festival de San Sebastián 2013, ya terminada, como parte de la sección Horizontes Latinos.
Reseña: Tanta agua es la descripción de unos personajes que no pueden cumplir sus deseos. La ópera prima de Guevara y Jorge está dotada de un estilo distante a la par que familiar: sentimos la claustrofobia y la extrañeza de sus personajes, nos identificamos con ellos y asistimos a las pequeñas proezas de sus vidas. Tanta agua es un relato de crecimiento, una peculiar crónica familiar y un drama con gotas de comedia negra, mezcla interesantísima. No llega al nivel de, por ejemplo, el primer cine de Lucrecia Martel, pero es una película enteramente estimable, hecha con oficio y contada con mucho cariño. Sólo necesita de la ayuda y de la complicidad del espectador: unos se sentirán excluídos de esta peculiar familia, pero otros seguro que revivirán vacaciones pasadas o sentirán en su piel la frustración de la edad del pavo, o el miedo del padre ante unos hijos que, al crecer en la distancia, son casi unos extraños. El agua al final actúa como metáfora, y si al principio de la historia es un impedimento para la libre relación de los personajes, al final actúa como elemento purificador que permite un nuevo comienzo: al fin y al cabo, después de la tormenta siempre viene la calma. Tanta agua nos permite ser testigos de un instante de vida ajena: no es perfecta, pero es mucho más humana que la mayoría de películas que llenan los cines hoy en día.
Para los que saben que las vacaciones, como la vida, no se pueden planificar.
Lo mejor: La complicidad de los tres actores.
Lo peor: Que el guion se centre en la trama de descubrimiento amoroso, siendo una historia con muchísimos más frentes.
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