SALVO, de Fabio Grassadonia y Antonio Piazza (Italia, 2013)
Premio a la mejor película y Discovery Award de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2013. Sección oficial del Festival REC de Tarragona.
Películas como Salvo demuestran que la verdadera sorpresa no está en inventar historias nuevas, sino en utilizar esquemas ya conocidos filmándolos desde ángulos y formas distintas. Salvo poco tiene que hacer ante toda la tradición de thrillers con la mafia italiana como telón de fondo, menos todavía si la comparamos con la prototípica historia llena de variaciones de 'la bella y la bestia', pero inesperadamente la película convence y se queda grabada en la memoria gracias a su capacidad por mantener en vilo al espectador. De Salvo se sabe muy poco antes de empezar la función, y al acabar siguen los interrogantes, aunque se impone la sensación de haber visto algo que sin ser nuevo sí resulta genuino, potente. Salvo empieza con un tiroteo en una calle desértica, sigue con un rapto y nunca baja la guardia: el film, si bien se toma su tiempo a la hora de crear atmósferas y momentos de gran tensión, es acción salvaje sin contextualizaciones y sin pausas. Otro de los grandes aciertos de la película está en el dibujo de sus personajes, todos ellos descritos desde el drama mudo, sin recursos discursivos ni explicaciones que sobrecarguen de información al espectador: no conocer nada, no entender las iniciales motivaciones de los personajes y no prever qué va a ocurrir en la siguiente escena es la clave para disfrutar de la propuesta. Y finalmente, cabe apuntar la capacidad de sus directores por llevar ciertas constantes del cine norteamericano a un ámbito europeo no siempre dado a ejercicios de estilo y de género tan puros: el héroe de la película entronca con gran parte de los 'action man' del cine yanki, si bien en este caso el personaje no es un títere con rifle y conserva toda la trascendencia de la que carecen la mayoría de propuestas estadounidenses. Una película seca y directa a la que se le pueden achacar ciertos vacíos argumentales, pero que cautiva por la rotundidad de su lenguaje y la exquisitez de sus imágenes: imposible olvidar la canción que Rita tararea en su cuarto de costura o la escena final con vistas al mar. Empieza como Gomorra, sigue con un humor negro inclasificable y termina como romance criminal: un cóctel explosivo y un chute en vena de ese otro cine italiano que casi nunca llega a nuestras salas.
Lo mejor: La impecable escena en casa de Rita: excelente trabajo actoral
y de dirección de fotografía.
Lo peor: Su concisión y locanismo hace que por momentos bordee el aburdo.
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Nota: 7
Realmente un enfoque que suena de lo más interesante, queda apuntada.
ResponderEliminarAbrazos