Con la crisis llegó la picaresca. España es maestra en el arte de las triquiñuelas, mientras que los franceses, con una mano especialmente curtida a la hora de hacer comedias blancas para todos los públicos, maquillan cierta corrección de base con guiones más hábiles y exportables que los nuestros. El postre de la felicidad, horrorosa traducción del original Paulette, es la historia de una jubilada que se ve obligada a vender droga en su barrio de extrarradio ante los recortes de su pensión. Una premisa loca y comiquera que por coyuntura nos parece hasta costumbrista. El resultado es una película con cierto gamberrismo, aunque nunca hiriente: allá donde la mentalidad ibérica respondería con 'torrentazos' tan guarros como tronchantes, los galos enmascaran la mercancía con pastelitos de la tercera edad y finales felices. Y hay que reconocerlo, no sólo como ejercicio para subir el ánimo patrio, sino porque se trata de una evidencia impepinable: ciertos productos 'made in France' están cortados con la misma barra de medir, sin riesgo temático ni formal, con la seguridad de saberse plato preferente en las carteleras francesas y extranjeras. El postre de la felicidad confirma el inmobilismo del 'faire rire' de nuestros vecinos, y a la fórmula de siempre apenas añade una novedad: la descripción paródica de una anciana racista, desconfiada y votante de derechas que se resiste al cambio de los nuevos tiempos, un prototipo que, imaginamos, esconde cierta realidad local tras el cliché. No es que queramos comparar las formas de proceder o los sentidos de humor de un lado y otro de los Pirineos, aunque la aparición en el film de la cada día más francesa Carmen Maura se presta a ello, y aunque el tardío estreno de la cinta entre nosotros hace pensar en unas diferencias culturales que los distribuidores de la cinta han tardado en solucionar. La conclusión es clara: El postre de la felicidad es otra comedia francesa más, con las virtudes de siempre y los defectos de siempre; y por repetición, poco interesante.
Para francófilos de la tercera edad.
Lo mejor: El esquema 'vieja cascarrabias' sigue funcionando.
Lo peor: No se mantiene la incorrección de su primera parte.
Nota: 5'5
Lo peor: No se mantiene la incorrección de su primera parte.
Nota: 5'5
Me recuerda a 'El jardín de la alegría' pero acercándose demasiado a la ola 'Intocable'. Miedo me da. :S
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