miércoles, 16 de octubre de 2013

Crítica de SOLO DIOS PERDONA (ONLY GOD FORGIVES), de Nicolas Winding Refn

Está muy mal autocitarse, pero en relación a Only God Forgives no puedo más que volver a las palabras que puse en su día con motivo del estreno de Drive. Y si consideramos que está todavía peor ganarse cierta fama y apoltronarse en la hamaca del éxito, entenderán que lo nuevo de Nicolas Winding Refn sabe a repetición y a confirmación del estilo vacío y falsamente pomposo del cineasta danés. Only God Forgives intenta ser muchas cosas y parecerse a muchos otros cineastas, pero apenas consigue una experiencia nocturna, desagradable, prefabricada y efectista. El film quiere contar una historia de venganza en espacios singulares, iluminados todos ellos por unas luces de neón que dan a la película un tono pesadillesco que por momentos roza lo paranoico y lo onírico. El gran problema es que el film carece de personajes: a duras penas queda reflejada la maternidad violenta y ausente del personaje femenino principal, por lo que la cinta concatena muertes, amputaciones y sangrientos ajustes de cuentas sin ningún tipo de justificación. Dicen las malas lenguas que Gosling, que también produce la película, no quiso asistir a la presentación del film en Cannes porque no estaba contento con el resultado final, y tras realizar el visionado esta posibilidad no hay que descartarla. Incluso Kristin Scott Thomas confesó en una entrevista que tras leer el guion pensó que todo era un chiste, una reacción bastante cabal ante una película cuya única preocupación es ofrecer el plano estético más loco y original. Con todo, y aunque Only God Forgives confirma que tras la estudiada fachada de Winding Refn nunca ha habido ninguna voluntad por contar buenas historias, hay que decir a su favor que esta nueva propuesta, tal vez por esconder en menor medida que sus compañeras de filmografía las bases referenciales y paródicas con las que trabaja el director, gana en interés a medida que avanza el metraje, detalle que nunca se produce con las películas del danés, con tendencia a deshincharse en su tramo intermedio-final - o tal vez lo más correcto sería apuntar que, una vez conocida su falta de voluntad por llegar a ningún sitio, sus excentricidades resultan más llevaderas -. Only God Forgives es una flipada de cuidado que servirá de acicate para polarizar todavía más las dos vías de discurso que discurren alrededor de Winding Refn: la pasión foribunda y la eterna sospecha. Nosotros sospechamos, y mucho. La pregunta es: ¿qué pensará Alejandro Jodorowsky, la persona a la que va dedicada este embuste tan irrisorio?


Para violentos refinados.
Lo mejor: Scott Thomas en su papel más (auto)paródico.
Lo peor: Que ya no quedan alicientes para ver ninguna película más de Winding Refn.

Nota: 4

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