martes, 16 de julio de 2013

CINOSCAR SUMMER FESTIVAL: LAS VERDES PRADERAS, de José Luis Garci

LAS VERDES PRADERAS, de José Luis Garci (España, 1979)
Cinoscar Summer Festival 2013: Sección oficial a concurso
Elección y presentación de Daniel Andrés Sánchez: ''De entre todas las películas que he visto en mi vida me quedo con Las verdes praderas por su autenticidad, por la habilidad para hacer comedia y drama con lo cotidiano, y por haberme hecho dar cuenta que la vida son dos días y que hay que vivirla con quien quieres y haciendo lo que más te guste''.
¿De qué va?: José es un ejecutivo felizmente casado, con hijos, un piso en Madrid y una casa en las afueras. Es viernes y el fin de semana parece seguir los patrones habituales: partido de fútbol con los compañeros, viaje a la Sierra y visita familiar. Pese a todo, a José no le motiva su rutina, ya no distingue el tiempo de ocio de sus obligaciones, y todo ello derivará en una decisión final inesperada por parte de su atenta esposa.
Palmarés: Mejor actor (Alfredo Landa) y mejor actor de reparto (Carlos Larrañaga) del año 1980 para el Círculo de Escritores Cinematográficos de España.


Reseña: Con motivo del reciente fallecimiento del actor Alfredo Landa, muchos cronistas comentaron la capacidad del intérprete por excelencia para virar de la comedia de posguerra al drama posterior al mismo ritmo que la sociedad española viajaba simbólicamente de la represión a la modernidad. Se citó mucho El crack, el trabajo más conocido del dúo Garci-Landa, pero tal vez es Las verdes praderas, título coetáneo al anterior, la obra más recurrente a la hora de destacar la versatilidad y los múltiples giros y registros que dominaron la carrera del maestro. En el film, Landa da vida a un buenazo que cumple a rajatabla los deseos de sus compañeros de trabajo, jefes, hijos, esposa y familia, un papel de raíz cómica que está en deuda con el 'paleto' de antes y después del Destape. Con todo, Garci llena a su protagonista de una amargura y frustración que calan en el espectador: asistimos impotentes a la lenta pero visible castración de un hombre que en ningún momento puede hacer lo que realmente le apetece. Desde el guion, Garci y Sinde radiografían la clase media urbana acomodada al nuevo sistema capitalista y exponen las ataduras de los nuevos tiempos, la manipulación de las grandes compañías y la libertad falaz de finales de década, en pleno proceso de Transición. Mientras la mayoría restó en la capital para filmar la Movida Madrileña, a Garci le interesó el viaje, por no decir huida, de un nuevo estamento pudiente a su chalet de la sierra. El gran problema de la película es que, al situarse concienzudamente en el terreno de la fábula y el cuento campechano, su mensaje nunca llega a trascender, y todas las situaciones parecen acumularse de forma deslavazada. Garci no habla desde la verdad sino desde el concepto, y eso resta veracidad a la historia. Tampoco ayuda la sobreactuación del también desaparecido Carlos Larrañaga; la música de Beethoven, un intento fallido por crear un choque entre lo bucólico y lo campestre; o su final, que aunque cumple como símbolo dista de ser verosímil. Las verdes praderas nace como retrato social y se queda en mera anécdota, una historia pequeña que se debate entre el costumbrismo y la crítica: daba para mucho más.


VALORACIÓN DE LA CRÍTICA

Una crítica feroz al consumismo de la clase media de la Transición. Una de las películas favoritas de Berlanga. Luis Sevillano, La Razón.

Un retrato magistral de la clase media que creyó que la felicidad estaba en los grandes almacenes. Una de las mejores películas españolas de los 70. Computer Age.

He aquí a estos nuevos españoles asfixiados por su recién conquistado bienestar, luchando por conquistar esas verdes praderas de la Infancia, ese país que nunca más volverá, borrado por la vida, los años y las estructuras sociales nuevas. Jesús Fernández Santos, El País.


VALORACIÓN DE LA CRÍTICA DEL FESTIVAL

Una de las mejores películas de la transición, aunque inferior a otras posteriores del director y de otros como Saura o Erice. Gran fotografía de la sierra madrileña de la época. Muy buena interpretación de Alfredo Landa e Irene Gutierrez Caba. Guillermo Navarro


Ligera, interesante y divertida. Se limita en su mayor parte a fotografiar una serie de situaciones comunes y fuera de contexto. Jose Zambrano

Una historia muy agradable que lleva a reflexionar sobre esas cosas de la vida a las que usualmente se les resta importancia. Buena interpretación actoral de Alfredo Landa. Mayra Meza
 

PUNTUACIÓN DEL JURADO



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