lunes, 6 de mayo de 2013

Crítica de DOS MÁS DOS, de Diego Kaplan

En el dormitorio las matemáticas son muy simples: dos es la perfección y tres son multitud. ¿Qué sucede cuando la cifra aumenta a cuatro? Que tenemos una premisa perfecta para una comedia. Dos más dos es un vodevil lleno de pequeñas grandes confusiones y dudas sobre las relaciones afectivas y carnales. Un grupo de amigos comparte trabajo, tiempo de ocio e incluso intimidad en el catre: una pareja necesita más acción para seguir con su imparable actividad sexual, y la otra necesita la chispa que regenere un matrimonio acomodado en la rutina del polvo semanal. El swinger o intercambio de parejas tendrá diferentes efectos en los miembros de la suma y al final la risa acaba amargándose cuando el amor entre contrarios altera el equilibrio de todos. En conjunto, una rítmica exploración de las relaciones humanas y de los límites entre amor y sexo que entretendrá a psicólogos y a consejeros matrimoniales. Para el resto, queda una comedia agradable, muy bien interpretada por todas sus partes y con un guion lo suficientemente inteligente como para esquivar las soluciones soeces de algunos sketches televisivos. Para reirse de lo lindo, algo muy necesario en los tiempos que corren. Y cuando aparece el drama, queda un interesante debate sobre las nuevas formas geométricas que ofrecen los contactos entre semejantes. Un divertimento pícaro que bajo la apariencia de cinta liviana esconde grandes preguntas sobre las posibilidades y los límites que admite la cama y sus alrededores. Y lo mejor de todo: al terminar la función, 'dan ganas de hacerlo'. Totalmente terapéutica.


Para ávidos de la comedia argentina entretenida y simpática.
Lo mejor: La precisión y comicidad de sus actores.
Lo peor: Cierta estética y tono teatral.

Nota: 6

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