martes, 12 de marzo de 2013

Crítica de HOW TO SURVIVE A PLAGUE, de David France

A mediados de los 80 saltaron todas las alarmas. Un mal que nadie conocía empezó a diezmar a la población, afectando especialmente a la comunidad homosexual. El virus, conocido como SIDA, pronto quedó asociado a ambientes marginales. Los médicos no tenían respuesta y mucho menos antídoto ante la enfermedad. Y pronto lo que parecía afectar a pocos se extendió a lo largo y ancho del planeta. Es difícil reproducir la sensación de terror, rabia e incomprensión de millones de homosexuales que tuvieron que hacer frente a la intransigencia dominante. How To Survive a Plague es una crónica de cómo la comunidad de gays y lesbianas se agrupó alrededor de distintas coaliciones para llevar su causa hasta las élites pertinentes y concienciar a toda una nación. Gente anónima que temió por su vida, que vió morir a familiares y amigos. Portavoces que abandonaron sus profesiones para dedicarse en cuerpo y alma a la visualización y concienciación del SIDA. Personas que además de hacer frente a la difícil tarea de salir del armario en los 80 y 90 hicieron de políticos, oradores, químicos y conferenciantes para expandir su mensaje. Con un objetivo: hacer ver a las altas instancias de la recatada Norteamérica que la enfermedad necesitaba ser investigada y controlada desde los distintos centros de salud con medicación eficaz. El film de David France es un homenaje a todas esas voces que nos han llevado a un presente más abierto donde el SIDA ha dejado de ser el estigma social y la enfermedad a oscuras de entonces. También una demostración en tiempos indignados de que la movilización popular gana a cualquier impedimento gubernamental y de que no existe ninguna minoría irrelevante. Con el SIDA el mundo globalizado despertó, se unió y destapó una realidad antes entre visillos: la causa organizada entorno a la bandera con los colores del arco iris. Ahora How To Survive a Plague recupera las filmaciones de antaño, registra las palabras de quienes vivieron ese momento y nos emociona con una historia humana, el relato de una gran injusticia silenciada. Como documental consigue su objetivo: salimos informados de la sesión. Pero sobretodo conmovidos. Agradeciendo la lucha de sus protagonistas. Y aplaudiendo a David France por filmar uno de los mejores documentales de los últimos años.


Para ciudadanos con conciencia y sensibilidad.
A favor: Revuelve por dentro.
En contra: Se limita a un ámbito yanki.

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Nota: 7'5

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