El cine nórdico sigue sin encontrar su techo. No contento con dar a luz algunas de las piezas indie más valiosas de la corona, ahora nos sorprende con este relato histórico técnicamente impoluto y excelentemente interpretado por sus tres actores. Una película creativa que empieza como María Antonieta, sigue como versión austera de La locura del rey Jorge y termina con un lío de faldas, ideas ilustradas y secretos de palacio de primerísimo nivel. En esencia, más norteamericana que nórdica. Con la diferencia que Mads Mikkelsen no tiene nada que envidiar a los dandis engalanados de producciones USA. Con el añadido que Alicia Vikander, sublime en la poco conocida Pure, será tras Noomi Rapace la siguiente en hacer carrera al otro lado del charco. Con la suerte de tener un Boe Følsgaard tan colgado como el mismísimo Amadeus. Y con el saber hacer de Nikolaj Arcel, autor de dos películas muy interesantes como El juego del rey y Truth About Men. Un asunto real empieza dando la sensación de que el espectador sabe qué sucederá de cabo a rabo, pero la historia se enreda, conquista alas más oscuras de lo habitual y acaba contando un episodio de la historia de Dinamarca nada conocido entre nosotros. Un drama de época robusto, exquisito, sutil, inteligente, bien contado, con una factura técnica intachable. Una película a la que tal vez le sobra algún minuto de más pero que gustará unánimemente y a la que pocos peros se le pueden poner. Si la Academia de Hollywood decide evitar el riesgo de Haneke, sin duda premiará un asunto con mucha enjundia que ya triunfó en Berlín y que está destinada a hacerse con todos los Robert y Bodil de su país de origen.
Para degustadores de las intrigas palaciegas
Lo mejor: Mads Mikkelsen siempre lo borda.
Lo peor: Los puristas no le perdonarán su factura hollywoodiense.
Nota: 7'5
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