viernes, 18 de enero de 2013

Crítica de LA NOCHE MÁS OSCURA (ZERO DARK THIRTY), de Kathryn Bigelow


En la historia del cine periodístico (Nixon, Todos los hombres del presidente o El desafío: Frost contra Nixon hablaban del Watergate), del thriller (de El fugitivo a Michael Clayton) o del bélico (de Platoon a En tierra hostil), pocas películas (todas las citadas fueron nominadas al Oscar) llegan a ser tan completas e interesantes como La noche más oscura, la crónica de cómo se dio caza al hombre más buscado del planeta tras los atentados de las Torres Gemelas. En los últimos años han llegado a nuestras pantallas numerosas visiones sobre lo que aconteció en el 11-S y después de esa fecha fatídica. En otras palabras, los hechos (sus artífices, sus víctimas) y sus consecuencias (la herida, aún hoy palpable, de toda una nación). La noche más oscura, de alguna manera, aglutina en poco más de 150 minutos todos los títulos que han tratado directa a indirectamente dicho tema. La Academia se acordó de United 93 y En el valle de Elah, pero en perspectiva fue En tierra hostil la primera ganadora del Oscar deudora del espíritu del 11-S. Ahora todo lo que aquella gran película contaba por omisión La noche más oscura lo aborda sin rodeos. Y no es casualidad que la responsable de ambas sea Kathryn Bigelow, una mujer en un mundo de hombres - como Maya (Jessica Chastain), la protagonista del film - que filma películas muy masculinas, pero sobre todo comprometidas, arriesgadas, personales. Una actitud hollywoodiense y al mismo tiempo poco o nada glamourosa y complaciente que acompaña la película que ahora nos ocupa, porque por un lado es una apuesta de suspense con un objetivo marcado (dar con el paradero del terrorista más buscado); y porque en paralelo a esa premisa es también la descripción de un país cuyos principios laten en cada plano y línea de guion, en un personaje principal excelentemente escrito e interpretado que sufre una evolución evidente a ojos de los espectadores. La noche más oscura, vaya, es cine periodístico, un thriller y una apuesta bélica, pero sigue y desmonta los esquemas de esos géneros a placer, yendo, según sus intereses, de la escrupulosa filmación documental al blockbuster final en el que el espectador olvida los antecedentes, tanto de la película como de la realidad, para entregarse a un cine de acción vivo, tenso, de genial estructura y factura. Cuestiones que hacen de La noche más oscura un ejercicio de estilo que encuentra su personalidad tocando la mímesis y la fabulación libre, pero sin casarse en el fondo con ninguna de las dos. 


La noche más oscura es una película comprometida con la realidad, pero sobre todo preocupada por ser una obra sólida y coherente, o lo que es lo mismo, importante dentro de la realidad del cine. Y si Norteamérica es en el fondo Hollywood y Hollywood es una representación del ser estadounidense, La noche más oscura no podría ser más pertinente y certera. Por eso se le perdonan a Bigelow esos momentos de investigación entre despachos en los que la trama decae, y se justifican otras escenas donde el músculo y la energía de un cine más visual que sesudo sabotean la historia, contradiciendo la estudiada pieza de orfebrería detectivesca esculpida en planos anteriores. Sea como sea, Bigelow toca todos los palos, destaca en todos ellos, y sin llegar a conseguir una película perfecta sí demuestra por qué debe ser considerada una de las grandes cineastas en activo. Cine moderno en sintonía con nuestros tiempos modernos. Cine de mano templada, espectáculo encaminado a la reflexión, de técnica e interpretaciones más allá de la duda. Un cine de primer orden que deja el listón muy alto para aquellos que a partir de ahora se atrevan a recrear con fidelidad e inventiva cualquier cuestión relacionada con el terrorismo. No duden que en breve citaremos La noche más oscura como modelo de una ficción en mayúsculas que esta década solo han conseguido 24 o Homeland, no por casualidad series televisivas. Y de sentar cátedra a convertirse en una obra capital del cine contemporáneo dista muy poco. La noche más oscura es un pedazo de historia y a la vez pasará a la historia. Uno de los peliculones de este 2013.


Para los que no se conforman con leer los titulares de radio, televisión y premsa
Lo mejor: Chastain, pese a tener un personaje que podía resultar plano y poco simpático, y aunque la lógica interna del film obliga a dejarla sin escenas de lucimiento, consigue un trabajo de Oscar.
Lo peor: La absurda polémica que han suscitado las escenas de tortura del inicio del film.

Nota: 8

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