martes, 18 de diciembre de 2012

SITGES 2012: EL HOMBRE DE LAS SOMBRAS (THE TALL MAN), de Pascal Laugier

Pascal Laugier, director de la película de culto Martyrs, da el salto a los Estados Unidos con El hombre de las sombras siguiendo los pasos de algunos compañeros suyos como Alexandre Aja. Poco podrá hacer Laugier en una industria tan marcada como la norteamericana. Para quien tuviera un atisbo de esperanza podrá sacar conclusiones con este nuevo estreno, que dejó bastante frío a la platea del Festival de Sitges. Lo mejor de El hombre de las sombras es que parece un film que al final no es, algo que despista al espectador que creía dominar todos los trucos posibles de la película. Laugier en este sentido sigue estando varios escalones por encima de la mayoría de nuevos autores centrados en el terror de vocación popular. El problema es que en esa transición, cambio o giro -situado, como ya sucedía en Martyrs, en la mitad del relato- no solo abre nuevas lecturas sino que en parte resta consistencia a toda la historia. Y no todo es culpa de Laugier: Jessica Biel, quién sabe si protagonista por verdadera elección del director o por imposiciones de más arriba (Biel figura entre la lista de productores ejecutivos), es consciente de la complejidad de su papel y se pasa media película forzando caras de dolor y terror que cuesta creerse. Laugier conoce las reglas del género y nos brinda unos primeros tres cuartos de hora bastante interesantes, pero también quiere trascender la fisicidad propia del thriller y no termina de ser el relato inquietante que sí era Martyrs. De alguna manera ambas hablan de lo mismo: una sociedad enferma, la nuestra, que bordea la barbarie con tal de dar sentido a la vida, en la primera película maltratando a dos chicas para comprobar si existe el más allá y testar los límites físicos donde se esconde el umbral del dolor, y aquí utilizando la figura del niño como el ser inocente que es robado y comercializado a espaldas de sus familias. Necesitamos de nombres como Laugier que hablen de lo más grave partiendo de la libertad que da el género fantástico y distanciándose del cine social. Lástima que en El hombre de las sombras haya tantas buenas ideas, tantos cambios de tono, tantos escenarios desaprovechados, tantos despropósitos y tantos baches narrativos. Con todo, sus buenos momentos, aunque sean contados, son más estimulantes que la casquería y el miedo mojigato que llega hoy en día a las salas.


Para fieles de las películas con trucos y giros
Lo mejor: Algún momento de acción bastante logrado.
Lo peor: La sobreactuación de Biel

Nota: 5'5

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