Calparsoro hace películas peliculeras. Pasadas de rosca, exageradas. Más veloces que sólidas. Películas que apenas te dejan pensar qué estás viendo pero que al paso de los títulos de crédito se desploman y mueren. Invasor cumple su objetivo: entretiene. Aunque horas después si uno intenta poner las piezas en su orden lógico se da cuenta de los débiles lazos con los que Calparsoro copia y pega los tiempos, los personajes y la acción desbordada de su ficción. Un Calparsoro con más ceros en el talón y con un proyecto más internacional podría ser sin problema nuestro Tarantino: tiene la locura, el nervio y la cultura cinéfila de los genios. Pero ya sea por el guion, un tanto endeble, o porque la película no pudo desmelenarse todo lo que quiso, intuimos que por cuestiones de presupuesto, lo mejor de Invasor no parece mérito directo de Calparsoro. Hablamos, por supuesto, del gran trabajo de los secundarios Antonio de la Torre y sobre todo Karra Elejalde, que en solo un año ha encadenado dos malos de nivel en dos films irregulares: este y Miel de naranjas. Invasor no es una película arriesgada, pero en el conjunto mojigato del cine español marca la diferencia, aunque sea de forma débil y casi anecdótica: pensemos cuántas películas bélicas o de trasfondo bélico ha producido nuestra cinematografía en los últimos años y nos daremos cuenta que Invasor, aunque con matices, aporta nuevos frentes de batalla para un cine cada día más animado en el terreno fantástico. Tampoco hay que rasgarse las vestiduras porque semana tras semanas nos tragamos con gusto historias más inverosímiles y aparatosas, la mayoría norteamericanas. Tal vez la cuestión es que había muchas ganas por ver un Calparsoro más maduro tras sus siete años de ausencia en los platós no televisivos, justo aquello que Invasor no ha sido capaz de darnos. Para el recuerdo, puestos a salvar algo, tenemos una persecución de coches por las calles de Santiago de Compostela y un Elejalde pegando con ahínco y a golpe de cenicero al guaperas de Ammann. Lástima que toda la violencia y la sangre que vemos en pantalla no se traduzca en una trama igual de intensa y negra. Eficaz para una tarde de cine en casa, pero todavía muy lejos de ser ese producto vibrante que Calparsoro, ni que sea a base de tanta intentona, filmará esperemos que más pronto que tarde. Su próxima película, Combustión, se estrena el 26 de abril: ojalá haga honor a su título y el cine de Calparsoro prenda llama de una vez por todas.
Para creyentes de conspiraciones 'bélico-gubernamentales'
Lo mejor: Elejalde, un género cinematográfico en sí mismo.
Lo peor: Que la película no incida en su parte crítica y se conforme con ser mera evasión.
Nota: 5'5
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