Por primera vez este blog ha estado a punto de no realizar una reseña. Porque siento que con Fènix 11·23 es imposible separar la cuestión cinematográfica de la política. Vivimos en un momento sumamente convulso, a la escritura de este post a pocas horas de las elecciones catalanas, y el estreno de Fènix 11·23 es tanto una declaración de intenciones por parte de ciertos sectores independentistas como una película oportunista que corre el riesgo de ser utilizada como bandera de una causa mayor, al menos diferente a la ya de por sí complicada tarea de rodar y estrenar un film. Ya puestos a escribir, lo coherente, o lo que a este bloguero le sale del corazón, es hacer una crítica desgranando punto por punto las sandeces de Fènix 11·23, una película que no solo me ha disgustado sino que directamente me ha enfadado por su capacidad manipuladora. Pero intentaremos ser serios y ceñirnos, aunque Joel Joan y Sergi Lara no lo hagan y estén contentos de ello, a lo cinematográfico según los parámetros que este espacio cree que deben usarse a la hora de hablar de una película.
Tal vez lo más cabal sería empezar contándoles la historia real que está detrás del film.
En 2004 un niño fue detenido tras escribir un mail a un supermercado
bajo el nombre del 'Ejército del Fénix', la webmaster que el pequeño
había creado inspirándose en la Orden del Fénix de los libros del mago
Harry Potter, simplemente porque pedía que la empresa etiquetase sus
productos en catalán. La anécdota se convirtió en un asunto de estado y
llegó a la Audiencia Nacional de Madrid, aunque finalmente, tras
movilizar miles de firmas a favor del niño y conseguir el apoyo de
distintas agrupaciones políticas, la cadena retiró la denuncia y el proceso
judicial por terrorismo informático quedó congelado. Ahora ese caso es el centro de la acción de Fènix 11·23,
film que dirigen dos militantes confesos de ERC y en el que han dejado
patente su ideología. Lo siguiente, para no irnos por los márgenes, sería argumentar que la cinta, pese a llevar la estelada hasta en la propia tira del celuloide,
es una mala película, y no precisamente porque ensalce un partido que
quien escribe nunca defenderá sino porque dista de ser un cine social
complejo y sobre todo sutil. Joan y Lara, criados en la escuela
televisiva de TV3, han rodado su criatura como si fuese un telefilm de
altos vuelos. Son unos narradores pésimos: en lugar de llevarnos al
corazón de la injusticia que sufre el pequeño protagonista cargan las
tintas del relato y se dejan absorbir por la dinámica de la exageración,
de lo grotesco. Con tanto subrayado, planos enfáticos y escenas
absolutamente risibles Fènix 11·23 acaba resultanto totalmente
inane en lo artístico y en lo ideológico: el independentista con cabeza
sumará mil y un despropósitos que le distanciarán del film, y el
españolista rancio tendrá un nuevo centro en el que tirar todos sus
irracionales dardos.
En definitiva: Fènix 11·23 no es mala por militar en el bando 'x'
sino porque cae en la caricatura, por tener unos personajes totalmente
absurdos, por ser palabrería sin técnica ni oficio. Uno se
pregunta por qué Joan y Lara han hecho esta película:
querían dar a conocer una historia que, creo, merecía ser contada, pero
el engendro acaba siendo un trozo de chatarra más que aviva la llama de
la guerra España-Cataluña (o viceversa). Tanto da que los detalles más
increíbles de la historia sean verdad porque no resultan verosímiles
dentro de los resortes cinematográficos: el tema tiene tales
proporciones que cumple el tópico y supera a la ficción. Y un film que
invita a la violencia, que polariza todavía más los frentes de batalla y
que dispone las fichas para que todo case según las mentes fanáticas de
uno y otro lado se merece - sean cuales sean, repetimos, sus
filiaciones - el rechazo de este blog. No el odio, porque ello
implicaría darle la razón al equipo de la película. Lo único
esclarecedor de todo esto, y lo que sigue es un epílogo totalmente
personal, es que hay muchísima mirada reduccionista, porque me parece
igual de surrealista filmar Madrid con una bandera española ondeando al
viento
que retratar la zona costera cercana a Barcelona como un lugar hostil con más
pintadas independentistas que habitantes. Tal vez un espectador
totalmente ajeno al conflicto del film se sentirá conmovido por la
causa, pero quien tenga mínima información y criterio debería desechar
gran parte del descarado envoltorio propagandístico de Fènix 11·23. No
será esta web quien boicotee una película, mucho menos la que incentive la no asistencia a las salas. Visiónenla, pero con el detector de
mentiras encendido.
Para ciudadanos que buscan un eslogan y no verdaderos argumentos
Lo mejor: Àlex Casanovas, aunque su personaje y la transformación que sufre sea penoso.
Lo peor: Que no sea ni quiera ser solamente una película.
Nota: 3'5
Yo he visto la pelicula hace poco,porque en la escuela y concretamente en clase de catalan han hecho hacer un trabajo sobre ello .. Mi opinión despues de verla es que es falsa y manipuladora al 100% .. Expresa totalmente lo contrario a la realidad del nacionalismo catalan .. Pretenden imponerlo a la fuerza y con mentiras .. Se de varios casos en los que se han roto amistades de toda la vida y/o han sido atacados simplemente por no compartir la misma ideologia .. Espero que esta pelicula no haya tenido ningun exito,ni demasiadas ganancias .. Porque no vale ni para usarla como papel higienico.
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