jueves, 23 de agosto de 2012

Dos en la carretera: Crítica de DONNE-MOI LA MAIN, de Pascal-Alex Vincent

Mientras en España seguimos saltando la comba de películas tan facilonas en esencia como Intocable o The Artist, el cine francés es lo suficientemente variado e interesante como para ofrecer historias de directores desconocidos o nombres noveles que valen muchísimo la pena. Si en la misma Francia su reivindicación es un imposible, pedir ya no el estreno sino la descarga y el visionado de un film como Donne-moi la main desde España puede ser un suicidio. Pero aquí está Cinoscar & Rarities para defender causas perdidas y si hace falta estamparse contra el muro de las lamentaciones. Donne-moi la main explica el viaje de dos hermanos gemelos que mediante autostop y con tan solo una mochila a sus espaldas se disponen llegar al País Vasco para asistir al funeral de la madre que nunca conocieron. Desde el primer momento la película es una road-movie de paisajes y de silencios. Los protagonistas no hablan y expresan su pena y sus frustraciones peleándose en lo que parece un juego de hermanos o un ajuste de cuentas. En el trayecto aparecen y desaparecen personajes, los personajes se retan, se conocen y conocen al otro, y las diferencias insalvables salen a la luz más allá de cualquier unión cosanguínea. Tengo especial debilidad por este cine francés, europeo en general, en el que aparentemente no sucede nada pero en realidad todo está ante nuestros ojos. Porque la esencia de la road movie no está en el destino marcado del viaje sino en las vivencias del propio recorrido. Hay un poco de todo, seguramente poco preciso, en Donne-moi la main, pero no hace falta que nos expliquen más para entender y disfrutar de lo básico. Lo demás son florituras, frases efectistas de las que Intocable está repleta (entiéndase como una comparación y no un ataque a la cinta de Nakache y Toledano). Un espacio perdido recorrido por dos personas en silencio es cine, mucho cine. Si quieren que les cuenten una historia con un principio y un final, y en medio varias sorpresas o puntos culminantes, esta no es su película. Si en cambio creen que las historias verdaderas (en términos lynchianos) son las que fluyen con el caos y el realismo de aquello que no parece dominado por un guion, Donne-moi la main será la bocanada de aire fresco que nadie se atreve a ofrecernos en pantalla grande. La vida es una película mal montada: ¿puede una película mal montada, o con mil y un defectos, ser lo más parecido a vivir un 'pedazo' de vida propia o ajena?


Nota: 7

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