Thea es una actriz que todas las noches interpreta el personaje protagonista de ¿Quién teme a Virginia Woolf? Un papel arriesgado que obliga a Thea a beber encima del escenario y a gritar con su marido en la ficción teatral. Los títulos de crédito suceden mientras el público aplaude a Thea al final de la función. Uno intuye una historia sobre la vanidad del artista o el mundo de la actriz desde dentro, una idea que parece reafirmarse cuando vemos a Thea en la intimidad del camerino, hablando con su ayudante y maquillándose mientras no puede dejar de mirar su reflejo en el espejo. Pero Applaus es otra película. Efectivamente estamos ante la crónica de todo lo que sucede cuando el público abandona sus butacas y las luces se apagan. Thea está sola y se arrepiente de una decisión que dieciocho meses atrás tomó víctima de una adicción inconfesable. Thea, en un bar a medianoche, perdida en la calle, con la mirada ida en su apartamento, es el retrato del dolor. Pero Thea es un ser contradictorio que en parte paga por todo lo malo que hizo. Applaus nos acerca el día a día de una persona que se autodestruye y que en su día abandonó a los que más quería. Al final lo que sucede sobre el escenario de ¿Quién teme a Virginia Woolf? no dista demasiado del estado interior de Thea. Historia de teatro público y drama personal, de maternidad y segundas oportunidades, de un guión que se recita hasta la saciedad y de un libreto que Thea intenta rescribir tras tantos borradores frustrados. Una película pequeña que destaca por la gran, enorme, inmensa interpretación de Paprika Steen, quizás la mejor actriz danesa de su generación. Ella hace creible la dualidad y el conflicto interno del personaje. Es un disfrute verla fumando, llorando, peinándose, mordiéndose los labios o abrazando a sus hijos. Por lo demás la película se deja ver sin más: no es el primer film que se fija en las intimidades de la actriz, y no acaba de ser el gran drama familiar que en parte promete. Pero... ¿cómo resistirse a ese portento que es Paprika Steen? Ella se merece todos nuestros aplausos.
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