JUNTOS (TOGETHER, TILLSAMMANS), de Lukas Moodysson (Suecia, 2000)
Juntos empieza con una escena graciosísima: un hombre salta de la cama al oir por la radio que 'Franco ha muerto', y en seguida se dirige al comedor de la casa para festejar la noticia con todos. Después de ese momento inicial, se nos explica que esa casa es en verdad una especie de asociación, una comuna de hippies preocupados por la política y el medio ambiente que viven hablando de estrategias antimilitares, reivindicaciones feministas y libertades sexuales. Los niños no juegan con 'legos' o muñecas: simulan atentados en los que al preso se le tortura insertándole imaginarias astillas en las uñas. No se come ni carne ni productos que vengan de ninguna multinacional; no se ve la televisión y se fuma mucha marihuana. Una estampa melancólica de unos 70 bienpensantes y reivindicativos. Juntos es una película alocada con corazoncito. Una historia de camisetas ajustadas, música bohemia y locuras que son el reflejo de una sociedad en cambio. Una carta de amor a unos personajes llenos de contradicciones que siguen juntos a pesar de los pesares y que han tomado el riesgo de vivir como quieren, dudando y provocando, conscientes de situarse al margen del conjunto social (habla también de la identidad y de la necesidad que todos tenemos de pertenecer a un grupo). Una película en la que se nota la influencia del Dogma 95 (esos zooms exageradísimos de la dirección de fotografía; incluso la trama recuerda a Los idiotas). Moodysson opta por el humor absurdo, incluso infantil, como vía para sentir empatía por unos personajes tan al límite. Eso lleva la trama a un final alegre, de catarsis colectiva y juego en equipo (un partido de fútbol), en el que el espectador puede apreciar el cariño que sienten unos por otros, el candor inconfudible de un hogar, una familia. Y al ver los títulos de crédito con el S.O.S. de Abba de hilo musical nos dan ganas de haber estado allí, jugando con la nieve, cantando consignas estrambóticas, creando pancartas, cambiando el mundo con las palabras, viviendo con la inconsciencia o la lucidez de ignorar que nada tiene sentido. No tiene más atractivos que otras (ni tan siquiera dentro de la filmografía de Moodysson, en la que destacan sobre todo y sobre todas Fucking Amal y Lilja 4-Ever), pero tiene los ingredientes suficientes para ser una película reconfortante que no olvidaremos en mucho tiempo. 'Del barco de Chanquete no nos moverán': juntos, pase lo que pase, hasta el final.
Nota: 8
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Debo confesar que yo el cine nórdico lo tengo muy poco visitado, pero justo esta película suena bastante atractiva. También es que me parece que la política y la comedia bien llevadas juntas pueden ofrecer resultados interesantes.
ResponderEliminarSaludos.