jueves, 26 de abril de 2012

Trilogía de PER FLY: EL BANCO, LA HERENCIA y EL HOMICIDIO

EL BANCO (BAENKEN), de Per Fly (Dinamarca, 2000). Premio Bodil a la mejor película danesa, actor protagonista y actor de reparto del 2000. Nominada al EFA al mejor actor europeo del 2000.
Per Fly empezó con El banco la llamada Trilogía de las clases sociales. Su particular descripción de las desigualdades en Dinamarca se centró en este primer episodio, totalmente independiente a las siguientes La herencia y El homicidio, en las secciones más marginales que (mal)viven en las periferias de las grandes ciudades. El protagonista es Kaj, un alcohólico solitario y malhumorado que trabaja en un programa de reinserción social municipal. En paralelo, una mujer llega con su hijo al mismo barrio de Kaj escapando de las palizas que le propina su pareja. Ambas son dos historias de fracaso y desestructuración que al final se unen: Kaj resulta ser el padre de la mujer, y el pequeño su nieto, y con eso El banco se impone como historia de pasados turbulentos, personajes heridos y segundas oportunidades. Tanto su desarrollo como el mensaje optimista del conjunto (el tratamiento del personaje principal como un improvisado héroe para su reencontrada familia) resulta bastante anodino, y solo se mantiene en pie gracias al soberbio trabajo interpretativo de Jesper Christensen (actor que aparece en las tres cintas del proyecto de Fly). El banco, eso sí, es una interesante película que a ratos titubea con la comedia negra, de la misma forma que La herencia se adentra en el drama y El homicidio en el thriller. Las tres, más que un conjunto, son complementos, tres historias de tres familias disfuncionales: es aquí cuando El banco, con sus puntos más discutibles, tiene todo el sentido del mundo y acaba resultando una cinta entrañable. Altamente recomendable.


Nota: 6

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LA HERENCIA (ARVEN), de Per Fly (Dinamarca, 2003). Premio Bodil al mejor actor protagonista y de reparto danés del 2003, además de nominación a la mejor película danesa.
Los grandes cargos siempre entrañan grandes responsabilidades, y con ellas grandes renuncias, sacrificios y problemas. Fly retrata su particular metáfora sobre la clase alta danesa con una película que habla de las dificultades de conciliar la vida laboral con la familiar. Aunque muchas veces ambas vidas son la misma, como le ocurre al protagonista Christoffer, y entonces un puesto de trabajo como jefe de una de las plantas siderúrgicas más célebres del país se convierte en un legado, un regalo envenenado en forma de herencia que pasa de padres a hijos para perpetuar la desdicha. Fly, con un estilo frío y cortante, nos dice que los ricos también lloran y que en muchos aspectos son los más pobres. El protagonista construye en Herencia su particular culebrón, una historia más que plausible en esas élites de empresarios burgueses de éxito cuyas oscuridades ya han sido retratadas por títulos como Después de la boda o Celebración. En este sentido, el personaje de Maria, una actriz sueca enamorada de Christoffer, representa la libertad, el desarraigo de alguien que carece de ataduras y que nunca entenderá el éxito laboral antepuesto a la convivencia familiar. Por eso Herencia, que en síntesis no es ni novedosa ni reveladora, funciona como un monstruo de dos cabezas: en un primerísimo plano, es la historia del hijo descarriado que creará sin querer un cisma en el seno de sus más allegados; y en segundo lugar, es un cuento de clases sociales y familias todopoderosas como demuestra ese escalofriante momento en el que Christoffer, tomando el mando de la fábrica de acero, se dirige a sus trabajadores desde un atril como el señor que avista desde lo alto a sus esclavos. Un film interesantísimo.


Nota: 7

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DRABET (EL HOMICIDIO), de Per Fly (Dinamarca, 2005). Sección oficial San Sebastián 2005. Premios Bodil a la mejor película danesa del 2005, mejor actor y mejor actriz de reparto. 3 premios Robert.
Drabet (El homicidio) es la historia de una renuncia. Carsten es un profesor de éxito aparentemente feliz cuya vida se desplomará de la noche a la mañana. Una de sus antiguas alumnas comete un crimen involuntario, y él está dispuesto a defenderla, aunque eso implique perder el respeto y apoyo de los demás, la estabilidad de su familia e incluso su trabajo. Un personaje de cincuenta y tantos, desencantado, que por primera vez en su vida decide ponerse al lado del más débil. Fly acaba su trilogía con un thriller político dirigido a la clase media obrera europea que ejecuta y que acaba convertida en víctima de ideologías, radicalismos, dogmatismos y acciones terroristas (la película gana fuerza tras los acontecimientos sucedidos en Noruega el pasado julio). Desde una policía que apalea a sus presos para conseguir sonsacar la verdad del presunto culpable hasta los medios de comunicación que siguen con atención el caso, pasando por una institución educativa conservadora que no acepta las opiniones de uno de sus docentes: Fly dispone las fichas de su thriller dramático con ojo crítico y un aplomo narrativo que sólo funciona durante la primera parte de la película. No juzga a sus personajes, opta por una óptima aséptica y objetiva. Desgraciadamente la trama entra en un callejón sin salida y uno no acaba de tener claro quienes son los buenos y quienes los malos (y peor aún: en qué bando se sitúa el director). Al final la historia se torna difusa, y tampoco convence el punto de no retorno en el que dejamos a su protagonista. El resultado es interesante pero sabe a poco: es sin lugar a dudas la peor parte del tríptico de Fly, que entiende la clase obrera como gente adormilada ante las injusticias, y que de vez en cuando alza su voz aún a riesgo de equivocarse y quedarse sin nada  Aunque en esta ocasión la metáfora queda muy escondida y la historia no tiene el pulso de un thriller emocionante.


Nota: 5'5

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