Será que me hago viejo (poca broma), pero las películas de tono contemplativo me aburren cada vez más. Meek's Cutoff lo tiene todo para resultar cansina y sumamente plumbea. Ver el viaje de unos colonos norteamericanos por una tierra virgen es, a priori, lo más anticinematográfico que se nos podría ocurrir. Afortunadamente Reichardt, que ya demostró dominar las historias mínimas pero interesantes en Wendy y Lucy, consigue que este 'atajo de Meek' tenga un no se qué que la hace especial. La dirección de fotografía logra crear una atmófera extraña. Me interesa su sencillez formal. Puede que la conquista del continente americano no fuera tan espectacular como nos ha hecho creer la literatura y el cine. Meek's Cutoff utiliza su austeridad a favor de un realismo poco explorado en el cine de nuestro siglo. Meek's Cutoff es un western conceptual que habla del miedo al 'otro', del viaje como único destino, del presagio como creencia, y de la religión como interpretación supersticiosa de la realidad. A Reichardt le interesa retratar al ser humano con sus miserias, dudando, preguntándose el sentido de la vida en una tierra desértica. No encontrarán en Meek's Cutoff ninguna persecución, hazaña, descubrimiento de oro o lucha con los indios: si nuestro imaginario como espectadores parece obligar a la película a buscar una peripecia más terrenal que profunda, la cosmovisión de los personajes de Meek's Cutoff les empuja a creer en el apocalipsis, en la intervención de lo mágico en una realidad desoladora. Una película dura, difícil y rocosa. Recurriendo a ideas de la primera literatura hispanoamericana, todas las crónicas que se escribieron de la conquista de América, encabezadas por el Diario de a bordo de Colón, no explicaban una realidad empírica, sino que en esas narraciones había una influencia de la ficción y la épica de las novelas de caballerías; de la misma manera, los lectores de la época veían en esos relatos una extensión del héroe caballeresco. Una película tan atrevida y desnuda como Meek's Cutoff, que trata la conquista de los indios por parte de los primeros norteamericanos, va a la contra del cine de su tiempo. Nos obliga a entender el cine como un viaje introspectivo sin más acción que la emocional. Es una road movie, pero sucede en tierra de nadie y aparentemente 'sin argumento'. Pero puede, sólo puede, que la rareza que recrea Reichardt no sea tan extraña y que Meek's Cutoff sea la aproximación más certera de la pugna entre los nativos americanos y el pueblo indígena, lejos de los episodios fantásticos e inverosímiles que escribió Colón. Me atrevo a afirmar que gustará a pocos y que nunca se estrenará entre nosotros, pero en contra de mi miedo a estas propuestas intelectuales, silenciosas y aparentemente trascendentes, defiendo que Meek's Cutoff es mucho más de lo que parece. Se trata de ver más allá. No hay atajos para acercarse a Meek's Cutoff, una propuesta tan radical a la par que pura y coherente en medios y logros. Con el riesgo de que me maten, la recomiendo. Quedan avisados.
Nota: 7
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Una pena que propuestas como ésta, compa Xavier, ni siquiera lleguen a estrenarse en nuestro país; porque méritos no le faltan, a tenor de lo que señalas…
ResponderEliminarUn abrazo y buena tarde.
Aburrida hasta el hastio
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