El sueco Tomas Alfredson, después de entusiasmar con su reivindicación del género vampiro venido del frío de Déjame entrar, sorprende adaptando El topo, una de las novelas más conocidas de John Le Carré. La sorpresa es doble, no sólo por la forma de acometer una película que perfectamente hubiera podido ceder a la acción intrascende y comercial, sino porque Alfredson ha aprovechado su tirón mediático para ahondar en sus intereses artísticos, y sobre todo para labrarse un nombre en la industria con un estilo reconocido y reconocible. Por ello El topo es una película pensada con la precisión de un cirujano, y funciona como una historia de atmósferas, de miradas, de espacios, con más siluetas que personajes, con más estados de ánimo que verdaderas tramas. Un film que hay que ver con suma atención: si el cine de acción contemporáneo acoge la estructura de un videojuego en la que varias escenas se cierran y suceden a otras como niveles de una aplicación informática, Alfredson vuelve a la esencia del mejor cine del género, y toda la arquitectura de El topo, preciosa y abigarrada, suma misterio, aporta personalidad a una película de visión y sobre todo de revisión obligada. De hecho El topo es una de las pocas películas de alma y forma clásica del 2011, y seguramente uno de los pocos clásicos que dejará para la posteridad el cine nacido en la era digital. Valorarla con un único visionado sería tan difícil como intentar explicar las diferentes caras y capas de un diamante, la belleza de su tallo y su variedad de colores al entrar en contacto con la luz solar. De momento es casi un acto de honestidad cinéfila reconocer que El topo es demasiado grande como para captar todos sus matices a la primera. No se asusten si por momentos no acaban de entender por dónde va la historia porque El topo, la partida de ajedrez que conforman esas piezas del título original en inglés, dejará huella. Déjense llevar por el hechizo de una fotografía envolvente, una música excelente y un plantel de actores en estado de gracia. Con la firma del cine en mayúsculas.
Realmente se me hizo pesada. Para las intrigas siempre me presto más atento, analizo. En esta el visionado se me hacía confuso a ratos, luego volvía y cogía el hilo, hasta terminar y pude sentir que sí, había entendido lo que pasaba, pero que nunca me apasionó, tal vez había sido por eso mismo, o quizás por no haber leído la novela.
ResponderEliminarPrometo leer la novela y ver de nuevo la película, estoy totalmente seguro que me gustará más.
Saludos.
puedo hacer una pregunra SPOLIER la pelicula no me parecio una maravilla pero se podia ver, pero el final lo que me hiso parecer algo mala, Entendi to lo que ocurria con el ruso en la casa donde se hacia brujeria, pero me resulto totalmente confusa la forma en q reconocen q Firth es el topo. Q es lo q pasa? Oldman esta hablando con un ruso? El tio q hace de Sherlock se mete en la casa? y x q el tio q habia muerto en Hungria mata a firth? Si pueden responderme todo eso, les agradeceria mucho. Saludos y espero su respuesta.
ResponderEliminarTravis: pues hace ya como dos meses que la vi y no podría decir un resumen nítido de la trama. Un poco, creo, se trata de entender que el personaje de Oldman, justo en el momento que lo despiden, empieza a investigar... y todo remite a las piezas del título en inglés. Vaya, que un poco todos los espías, sus compañeros, habían contactado de un modo u otro con los rusos. Hay cosas que se dejan un poco a la libre intuición. ¡Que alguien nos ayude, alguien que la haya visto hace poco!
ResponderEliminarGracias por comentar!