La Europa del S.XX se ha construido sobre el horror y la hipocresía. La necesidad de aceptar (que no olvidar) las atrocidades de las dos grandes guerras y la incertidumbre de los tiempos que vendrán ha dado una sociedad llena de contradicciones. El mapa de la Europa actual dibuja los trazos de la globalización, la inmigración y la variedad cultural. Una riqueza de religiones, colores de piel y tradiciones que no siempre conviven de forma armoniosa. En este momento de crisis, los partidos abiertamente de derechas y chenófobos, cuyos líderes utilizan las mismas consignas, el discurso efectista, la gestualidad sentida, la teatralidad del líder mediático que era Hitler, obtienen los suficientes votos para teñir Europa de cierta intransigencia y tensión entre convecinos. En Brotherhood tenemos un joven indeciso, recién salido de la escuela militar, que en un momento inestable de su vida recibe el impacto, cede a la fascinación banal e inmoral de un grupo nazi. La iconografía de antiguos regímenes y las acciones brutales de dictaduras reconocibles pero no aceptables pasan a formar parte de su día a día, primero con miedo, luego conviertiéndose en el centro de atención de sus 'amigos'. En esta historia de contenido político, que podría haber sido la versión danesa de El creyente, American History X o La ola, se incluye una trama de romance homosexual entre los protagonistas de este grupo radical. Y es aquí cuando Brotherhood supera su historia local y acaba involucrándonos a todos: el miedo, la frustración por ser diferentes lleva a muchos a esconderse en los discursos que paradójicamente atentan contra su propia naturaleza. El ideario nazi, que en su día fue utilizado para llevar a cabo la llamada persecución y ejecución de los homosexuales en la Alemania Nazi, es el mismo en el que se resguardan dos homosexuales reprimidos. Con eso, Brotherhood viene a decirnos que no hemos avanzado demasiado: sigue habiendo una tensión entre quienes somos y quienes queremos ser, muchos luchan contra sus propios intereses tirando piedras contra su propio tejado y eso nos sigue llevando a pequeñas guerras que podrían traducirse el día de mañana en los Holocaustos del futuro.
La relación entre los nazis y la homosexualidad no es una provocación o una relación exclusiva de Brotherhood. Ernst Röhm, comandante de las SA y uno de los cabecillas de Hitler, era abiertamente homosexual. De hecho, la Segunda Guerra Mundial vino a cambiar parte del mundo gay. En la década de los 50 el modelo de homosexual afeminado quedó obsoleto y surgió la estética bear: homosexuales que vivían su condición desde la virilidad, tomando para sí los símbolos masculinos, identificándose con su cuerpo musculado, no depilado y seguidor de cierta estética sadomasoquista. El homosexual dejó de ser alguien identificable por ciertas conductas sociales o clichés más o menos asociados a lo gay, todo como respuesta a la represión y purga que muchos homosexuales vivieron en la Europa dictatorial del S. XX. Brotherhood está protagonizada por dos personajes hijos de toda esa estigmatización y silencio que ahora se difuminan y esconden en un entorno de machos. Pero la película va más allá y habla de las relaciones humanas en general, también las de poder: así, los dos chicos trabajan y viven en la casa del jefe de la organización cual sistema feudal en pleno año 2009. El cine danés parece muy interesado en investigar la violencia que sacude la nueva Europa: tanto esta Brotherhood, ganadora en el Festival de Roma, como En un mundo mejor, Oscar a la mejor película de habla no inglesa, no proponen soluciones, pero son suficientemente maduras para urgar en los posibles porqués. Una película dura, intensa, imprescindible para, si no entender, sí al menos ser conscientes del mundo en el que vivimos.
Nota: 7'5
Brotherhood es una óptima película, el director ha logrado hábilmente equilibrar los "difíciles "elementos puestos en marcha, convirtiendola en una película enérgica y delicada al mismo tiempo. Una obra que merece ser visionada por todos. Imprescindible!.
ResponderEliminarTanti Saluti Xavier!!!
La buscaré, me has picado la curiosidad
ResponderEliminarExcelente reseña, me gusta la temática, y el contexto nazi, una mezcla interesante, la intolerancia y el fanatismo, como bien escribes una forma de analizar nuestro tiempo y la violencia reinante. Los filmes daneses se presentan como una buena opción reflexiva. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.