Mammuth lleva más de diez años trabajando en un matadero. Es una persona tan básica que sólo sabe despedazar las partes de un cerdo. Su figura oronda esconde un cerebro minúsculo y un tacto definiente a la hora de dirigirse a su agobiada mujer. Ante tal panorama, cuando Mammuth se jubila, no sabe qué hacer y emprende un viaje para conseguir los papeles que acrediten todos los trabajos que realizó en el pasado. A partir de aquí, este Obélix imponente iniciará una etapa de revisión y reflexión, una mirada nostálgica, un reencuentro con todos aquellos que conoció y otros tantos con los que compartirá por primera vez experiencias surrealistas. La película es eso: un cuarto de hora de presentaciones (va, pues, al grano) y una hora de apuntes excéntricos (es, por lo tanto, una película corta). Su tendencia a lo raro, a insertar sinsentidos porque sí, no consigue la comedia tronchante que podía esperarse. Cada uno opinará diferente al respecto, pero a este blog le parece que las tonterías que pueblan la parte central de la narración no merman un ápice la humanidad del personaje. Delépine y Kervern han logrado una historia amable que parece un homenaje a todos aquellos que prefieren vivir al margen de lo normal. Mammuth tampoco es una película corriente. Tampoco excesivamente singular: los momentos más graciosos son los más sencillos, de escenografía y de guión (Yolande Moreau intentando hablar con una teleoperadora telefónica; Depardieu pasando un carro de la compra entre dos coches aparcados: ésta es una película de actores); e incluso los dibujos fuera del margen tienen una lectura muy cercana al drama romántico de toda la vida (Mammuth se encuentra con su amante muerta en unas escenas que se sitúan a propósito entre el absurdo y lo onírico). Un cómic recompensado con tres nominaciones al César (mejor película, actor protagonista y guión original). Para los que busquen película bizarras o quieran reconciliarse con el Mammuth que llevan dentro Y si saben apreciarla, una invitación a recordar los gloriosos 70 y el espíritu Woodstock: su dogma hippie, la música reivindicativa, la estética motera, su concepto del amor, el arte y la libertad. En todo caso, un tiempo pasado que quizás fue mejor.
Nota: 6
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Lo de esta película sí que es enfrentarse a la crisis económica. Louise trabaja en una empresa textil que acaba de cerrar y no parece que esté demasiado cuerda. Michel es un matón de pacotilla que recibe la misión de matar al jefe de esa empresa, y tampoco parece que esté muy bien de la azotea. Los dos forman una pareja cómica, el Zipi Zape francés del tebeo de Delépine y Kervern (para colmo, también pareja, pero de directores). Nadie mejor que Yolande Moreau, musa de los realizadores y actriz de gran carrera teatral, para dar veracidad a una historia que se regodea en lo absurdo. Viendo las dos películas de este post, da la sensación de que el cine, para sus artífices, nunca puede ser una vía normal para representar la realidad. Y de ahí se entiende que la realidad tampoco es demasiado normal. Delépine y Kervern en Louise Michel no consiguen más que filmar un suma y sigue de salidas de tono. Y sus mejores excentricidades, como sucede con Mammuth, son aquellas más primitivas, más comiqueras, como ese edificio que se desploma detrás de la oronda silueta de Louise-Yolande. Vaya, que Louise Michel ganaría si fuera una película muda en blanco y negro y si se dedicase a ser una sucesión de mamporros. Como reflexión de algo me parece insuficiente. Como comedia absurda, también. Pero ganó el premio a mejor guión en San Sebastián...
Nota: 5
No he visto ninguna de las dos, quneye he estado más cerca de ver la primera, sobre todo por el actor Depardieu, que es bueno
ResponderEliminarte invito a mi blog a que veas mis nominados a lo mejor del año pasado en cine
saludos