miércoles, 20 de abril de 2011

Por mi hijo, mato: Crítica de MOTHER (MADEO, MADRE)

DESCUBRIENDO EL CINE DE BONG JOON-HO
Con Memories of murders, The host y esta Mother, la crítica cinematográfica ya tiene suficientes armas para extraer conclusiones del cine de Bong Joon-ho. Las películas del coreano son violentas pero no por ello reniegan de lo humano: si su compatriota Chan-Wook opta por una violencia hiperbólica y sumamente plástica para, al rozar los límites de la representación cinematográfica, jugar con lo grotesco y la parte más festiva de todo combate, en los fotogramas de Bong Joon-ho se respira un respeto por sus personajes y sus vidas, un purismo y una falsa sensación de serenidad con la que el realizador crea historias posibles, totalmente verosímiles. Porque eso es el cine de Joon-ho: la lucha de dos partes en la que el objetivo es encontrar la verdad y no matar al enemigo. En el cine de Joon-ho sus protagonistas luchan contra ellos mismos, sus vivencias y creencias; una pugna interna que reconcilia al humano con su propia esencia después de que sus decisiones lo hayan distanciado de la opinión popular y de quienes le rodean. Los personajes de Joon-ho sufren siempre un proceso de vampirización y marginalización: por eso viven y sufren intensamente, por eso parecen al borde de la locura y al mismo tiempo a punto de lograr el grado máximo de lucidez. Las cintas de Boon-ho son a su manera cine social que se sirve de las formas del cine negro, el psychothriller y en The host del popular género de la ciencia ficción con monstruo incluido (ojo: metafórico). Películas que hablan de la tradición y el mundo rural, y no por casualidad The host, la más urbana de la tríada, es su película más disparatada, un cuento que a pesar de su comicidad y sus formas cercanas al cartoon no renuncia a una crítica medioambiental en un contexto apocalíptico. En ella, Joon-ho se despojó de su lado místico, siguiendo, eso sí, con su compromiso con lo narrado. Mother, por lo tanto, entronca directamente con Memories of murders. Y también admite comparaciones con la también coreana Poetry de Lee Chang-Dong, estrenada hace poco en nuestro país. Mother es, en definitiva, la pieza clave que nos vuelve al Joon-ho inicial, esta vez con el sustrato aportado por más de 10 años de dedicación cinematográfica. El crítico de cine ya tiene los elementos suficientes para acercarse con certeza al cine del coreano, sí; y el espectador también tiene las tablas suficiente para disfrutarlo.


DESCUBRIENDO MOTHER
A todo lo que se ha dicho, puede añadirse que Mother es una historia que va tejiendo sus redes poco a poco. Y cuando se desvelan todas las cartas, la maestría de Joon-ho vuelve imponente: Mother sirve como trama criminal para públicos poco dados a la cadencia del cine asiático en general y a la complejidad de su cine en especial, pero interesa mucho más como cuento sobre el dolor y, de nuevo, como estudio de la corrupción de la actual sociedad coreana, incluyendo en su discurso una crítica a los jóvenes y al estamento policial. Joon-ho entiende que sus personajes están inmersos en el caos y que ellos mismos están llamados a poner orden. En Memories of murders teníamos a un policía resolviendo un caso de suma complejidad. Aquí será una anciana quien ponga en jaque a toda su comunidad para defender a su hijo, acusado de haber matado a una joven. Y el final, que nos remite al principio, demuestra que las imágenes de Joon-ho son ante todo líricas: dos planos en los que el director se reencuentra con su protagonista, despojándola del conflicto central y analizando sus gestos en medio de un campo de trigo o un autobús lleno de viejitos. A partir de esos momentos, el espectador es portador de ese universo de sufrimiento. Y allí, en el pensamiento, es cuando las películas de Joon-ho se unen formando un todo con sentido. Algo que sólo ocurre con el cine de los maestros. Cine que, tras la popularidad de The Host, ha retrocedido en comercialidad con Mother, en España estrenada directamente en dvd. Sea como sea, con Mother el cine de Joon-ho ha ganado en miras, ha afianzado sus inquietudes y lo ha convertido en autor canónico del cine contemporáneo. Memories of murders sigue siendo su mejor película. Pero Mother es tan poderosa que sólo queda reivindicarla. Cita obligada para toda la cinefilia.


Nota: 8'5

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